Casi una década después de que la asociación Lumen Dei fuese intervenida por el Vaticano, la Santa Sede acaba de salir al paso de las denuncias presentadas por exmiembros contra el comisario pontificio, el arzobispo Jesús Sanz, para reforzar su autoridad en la gestión de esta entidad y calificar de “ofensas” las acusaciones vertidas. “Se le deben reconocer todos los derechos y deberes propios del encargo a él confiado”, señala la misiva vaticana a la que ha tenido acceso Vida Nueva.
(…) La carta, firmada por el prefecto João Braz de Aviz y el secretario José Rodríguez Carballo, alude también a los reiterados intentos de exmiembros de esta institución fundada en la década de los años 60 por el jesuita asturiano Rodrigo Molina “para invalidar, o por lo menos obstaculizar” la labor del comisario, que en el caso del primer designado, el hoy cardenal Fernando Sebastián, fue “obstinadamente rechazado”. (…)
En declaraciones a esta revista, el arzobispo de Oviedo ha mostrado su satisfacción por este respaldo. “Desde que la Iglesia me confió este servicio de clarificar y sanar la compleja situación de Lumen Dei, la Santa Sede siempre me ha acompañado con su cercanía y verdad”, señala Sanz. Y ahora, “ante las calumnias y mentiras que sufro por quienes no aceptan la compañía de la Iglesia y abandonaron la asociación”, los tres folios argumentativos de la CIVCSVA son “un consuelo que me llena de fortaleza al saber que quien me nombró como comisario pontificio sostiene mi entrega a la verdad, aunque pague un alto precio por ello”.
