Destaca la Iglesia la importancia de los maestros en la sociedad mexicana

  • Al celebrar el Día del Maestro, el Card. Alberto Suárez Inda, responsable de la Pastoral Educativa de la CEM, envió un mensaje de felicitación a los docentes y los invitó a privilegiar el diálogo, la escucha, la comprensión y el encuentro

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a través de su Dimensión de Pastoral Educativa, que dirige el Cardenal Alberto Suárez Inda, manifestó su aprecio y gratitud a todos los maestros del país y reconoció su importancia en la sociedad.

“La Iglesia Católica en México no deja de reconocer la importancia de la aportación del maestro a la sociedad y a la cultura”, señala el mensaje del también Arzobispo Emérito de Morelia, quien reconoce que el contexto en el que éstos desarrollan su labor no es nada fácil, pues está marcado por “la aceleración, la fragmentación, la cuantificación y los procesos tecnológicos que automatizan y cosifican la existencia”.

Ante esta realidad –sugiere el Sr. Arzobispo– “es muy necesario privilegiar el diálogo y la escucha, la comprensión y el encuentro, ante la toma de decisiones en los ambientes de educación formal y no formal”.

El texto también invita a los maestros a reconocer en cada educando, a un ser humano único e irrepetible, en una realidad histórica concreta. “Todos necesitamos ayuda para sumergirnos en la comprensión del mundo, de la misma realidad humana, y por supuesto de Dios. Por sí mismo nadie puede construir el conocimiento que le dé el sentido y la plenitud de la existencia”, dice.

Sobre la crisis educativa que afecta al país, el Cardenal Suárez Inda señala que para poder impulsar la educación de niños y jóvenes en el país, es fundamental la inclusión, el discernimiento, la comunicación con los padres de familia, los directivos, sindicatos y la sociedad civil.

Finalmente, llama a todos los que participan en la labor educativa, a afinar y vivir a plenitud el sentido profundo de la educación: “La educación es ‘comunicar’ desde una experiencia previa para construir una realidad humana nueva; es recorrer un camino para llegar a la meta de la propia realización; formar e impulsar a una persona para que logre el desarrollo de su conciencia y alcance la madurez de su ser, y desarrollar integral y armónicamente las capacidades de cada ser humano”.

Concluye: “No nos resta más que desearles que su vocación sea verdaderamente un camino de plenitud, en el servicio y la creatividad… Manifestamos a todos los maestros, de cualquier parte de la geografía nacional, nuestro aprecio y gratitud”.

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