América Jova: “Soy católica de pies a cabeza, hasta tengo un altar en casa”

Vida Nueva charla con la madre de Alaska sobre su vida, su orientación política, Cuba y el castrismo, su religiosidad…

América Jova, madre de la cantante Alaska

América Jova nos presenta su libro Memorias de América: de Cuba a Alaska (ed. Martínez Roca), una biografía singular y emotiva donde la increíble madre de Olvido Gara, Alaska, se revela, a sus 87 años, como una mujer independiente, empresaria, viajera y repleta de sabiduría. La cadencia de su voz, llena de armónicos cubanos, reverbera durante todo nuestro encuentro.

PREGUNTA.- Se acaban de ir “los chicos” –así llama a Mario Vaquerizo, su yerno, y Alaska–… ¿Qué les ha hecho de comer?

RESPUESTA.- A mi hija, poco, porque siempre anda a régimen; a Mario, picadillo cubano. Soy muy guisona. Igual que digo que no he tocado en la vida una aspiradora y preferí buscar a una chica, y pagarle dignamente para que lo hiciera…, cocinar para los que quiero me encanta. Quizás ahora debería aprender a hacerlo todo, pero es tarde, no entiendo ni los nuevos teléfonos.

P.- Una cubana como usted, ¿cómo vivió la muerte de Fidel?

R.- Como si nada. Con pena del fallecimiento de un ser humano, pero nada más. Llevo 60 años fuera. Aunque nací allí, es como si ya no fuera de la Isla. Cuba no es libre, por tanto igual da la muerte del dirigente. He seguido yendo, claro está, dos veces al año más o menos. Pero, insisto, Cuba no es libre.

P.- Se enamoró de un torero y después de Manolín, el padre de su hija. ¡Con lo políticamente incorrecto que es hoy el mundo del toreo!

R.- Yo nunca había visto una corrida. Me emociona el ceremonial, la música, el arte, la estética y me gusta la parafernalia artística, pero no me parece bien que mueran los toros.

P.- Dice que es de derechas, porque “Fidel nos iba a salvar, pero después caímos en lo peor”…

R.- ¡Me dicen que no puedo ser de derechas! Soy cubana, y quizá lo que ocurre es que soy anticomunista porque lo viví, pero mi modo de vida es casi socialista: creo en los colectivos de transexuales, gais y lesbianas. Creo en la libertad de la gente, no me meto con nadie y tampoco quiero que nadie me judicialice. Lo único que me hizo daño fue el castrismo. Por eso no se entiende mi postura política, ¿no?

P.- Su hija es la mejor hija del mundo, como yo para mi madre, pero, ¿se llevan ahora mejor que cuando era jovencilla?

R.- Siempre me he llevado bien con ella. Nunca hemos tenido disgustos, pero era demasiado niña para meterse en la música. Yo le hacía sus bocadillos, y ella ni los tocaba. No quería desentonar con sus amigos.

P.-¿Le llevaba gente a casa?

R.- ¡Claro! Mejor estaban en mi casa, porque podía controlarlos.

P.- Con Mario se lleva fenomenal…

R.- ¡Como no te puedes imaginar! Es igual que yo. A quien no le guste como yerno es porque son unas atrasadas. Es simpatiquísimo, muy serio, muy trabajador, con una cabeza muy bien puesta. ¿Qué suegra no lo querría?

P.- Por eso dice que les tiene prohibido separarse…

R.- ¡Yo no quiero ver eso nunca! Se quieren, se llevan bien, se hacen felices y somos una familia unida.

“Francisco me parece moderno”

P.- Usted tiene una vena espiritual muy profunda…

R.- Sí. Es que soy una mujer muy creyente. Católica de pies a cabeza. Hasta tengo un altar que compré en una iglesia, lleno de mis santos. Pero no pido nada, porque los pobres están aburridos de que les pidamos y nunca vayamos a darles las gracias o a ponerles pastelitos. Gracias a Dios, yo no necesito nada. Lo único que desearía es lo que no me pueden dar: tener 40 años menos. Además, siendo cubana, también tengo reminiscencias de la religión yoruba, que es muy bonita. Es cristiana antigua, que llegó con los africanos y llena de Dios. Tiene los mismos santos con distintos nombres. Yo tengo un san Lázaro al que adoro. Solo otorga salud, pero ni se lo pido.

P.- ¿Le cae bien el papa Francisco?

R.- No soy muy papista, pero Francisco me parece moderno, hace bien las cosas. Sí, me gusta. Me gusta mucho.

Dicto sentencia

  • “Olvido se va la primera de la fiesta y Mario se queda el último. Mi hijo debería haber sido él”.
  • “Llegué a ser apoderada de un torero, Fermín Vioque, antes de meterme en el negocio de las joyas. Después, abrí una peluquería en Harlem. Respecto a las joyas, venderlas en mi propia casa requirió todo tipo de reformas para dar buena imagen”.
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