Francisco Vázquez: “Les quieren engañar: los Acuerdos no son un privilegio”

El exembajador español en el Vaticano critica la “campaña anticlerical” que pide derogar los tratados con la Santa Sede

Francisco Vázquez, exembajador de España en el Vaticano, durante una conferencia en Madrid Nuestra Señora del Pilar abril 2017

No se apea Francisco Vázquez de su condición de embajador. Lo fue en el histórico edificio de la Piazza di Spagna como representante de España cerca de la Santa Sede en los controvertidos años del gobierno de Zapatero (2006-2011); y lo sigue siendo ahora como cristiano de a pie, condición que nunca ocultó, ni siquiera en aquellos años en que su fe le ayudaba tan poco para ser alcalde y diputado por el PSOE como su socialismo de corte europeo para las relaciones con los obispos.

Hoy, de nuevo en La Coruña como base de operaciones, se prodiga en tertulias y conferencias para defender lo que considera “campaña anticlerical de las fuerzas antisistema más radicalizadas” contra la Iglesia católica. Y para tratar de “desmontar esas falsedades”, defendió la vigencia de los Acuerdos Iglesia-Estado como el adecuado marco jurídico para regular las relaciones entre ambos estados con una conferencia que pronunció, el pasado 3 de abril, en la parroquia de Nuestra Señora del Pilar, en Madrid. “Estos Acuerdos sirven para que la Iglesia no esté sometida a los avatares y vaivenes de los partidos políticos”, afirmó.

“Cuando oigo que dicen que hay que acabar con los Acuerdos de 1979, es que va a haber elecciones rápidamente”, apuntó el exdiputado y senador, que denunció con ardor que se pida su derogación “alegando que son anticonstitucionales y anacrónicos” y que constituyen “un privilegio hacia la Iglesia católica”. “Así que cuando oigan esto, no les hagan caso. Les quieren engañar”, dijo ante el algo más del centenar de personas que llenaba la sala de conferencias.

Comenzó negando Vázquez esta relación de “excepcionalidad o privilegio con la Santa Sede”, pues el Vaticano tiene suscritos este tipo de tratados con 178 países, incluidos los 27 de la Unión Europea. “Tan solo con 18 países no tiene firmados estos acuerdos, entre ellos, las diez teocracias musulmanas y las dos dictaduras comunistas, China y Corea del Norte…”.

Negó también las acusaciones de inconstitucionalidad que se vierten periódicamente. “La Constitución se aprobó en 1978 y los Acuerdos, casi un año después, en 1979”. Y despejó dudas sobre su tramitación al señalar que fueron votados con “abrumadoras mayorías” en el Congreso de los Diputados (incluso por el Partido Comunista).

“En el Senado –añadió–, la votación fue todavía más escandalosa, en el sentido de que pone en evidencia a quienes hablan de su inconstitucionalidad. Por poner un ejemplo, el acuerdo sobre asuntos económicos fue votado por unanimidad. ¡Ni un solo voto en contra! Tampoco nadie interpuso luego recurso de inconstitucionalidad ni puso en entredicho su validez. Pasados los años sí que llegaron cuestiones a los tribunales, fundamentalmente por el tema de los profesores de Religión. Pero el Constitucional, en todas sus sentencias, falló a favor de la Iglesia y especificando que los Acuerdos eran plenamente constitucionales”.

“El objetivo es acabar con los valores que trajo consigo la Transición”

Le disgusta a Francisco Vázquez que desde la Iglesia se mantenga “un silencio o falta de contrargumentación” frente a las “acusaciones falsas o tergiversadas de algunos partidos políticos” contra ella. En su opinión, esta “campaña” responde a un objetivo: “El resurgir de estos ataques es para producir de nuevo la división entre los españoles”.

“¿Por qué este afán, este resabio anticlerical?”, se preguntó. “Es una consecuencia del clima existente en España desde hace algunos años para acabar con los grandes valores que trajo la Transición, como el valor de una reconciliación nacida de la voluntad de acuerdo. Y esto es lo que se quiere destruir”.

Asimismo, argumentó que se pide su derogación y no su renegociación “porque se trata de superar la aconfesionalidad que marca la Constitución e ir hacia una laicización que limite el papel de la Iglesia”

Publicado en el número 3.031 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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