Ante las elecciones en la CEE: un obispo, un voto, un modelo de Iglesia

obispos españoles miembros de la Conferencia Episcopal Española

¿Repetirá Blázquez como presidente, y ello afianzará el proyecto de Francisco en España?

obispos españoles miembros de la Conferencia Episcopal Española

JOSÉ LORENZO–JOSÉ BELTRÁN | El 13 de marzo, Ricardo Blázquez llegará a Madrid desde Valladolid como siempre. Conduciendo el Golf que acumula ya unos cuantos kilómetros y rosarios en su caja de cambios. Ese lunes arranca la 109ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, que ha de renovar no solo la presidencia del órgano colegial que aglutina a todos los obispos españoles, sino también otros cargos en el Comité Ejecutivo y en la Comisión Permanente que marcarán el ritmo de la Iglesia española los próximos tres años. Una cita crucial, máxime teniendo en cuenta que, según ha podido cotejar Vida Nueva por boca de varios prelados, estamos ante una coyuntura “grave y delicada”, no solo en lo que al contexto sociopolítico se refiere, sino también al escenario eclesial.

“Estamos viviendo un momento eclesial caracterizado por una cierta zozobra y un preocupante desafecto por el papa Francisco, que se está produciendo, además, gracias a un humus interesado”, confiesa sin titubear una relevante fuente eclesial. Y es que el Episcopado español vendría a ser un espejo de Roma, donde se repiten con la misma intensidad tanto los esfuerzos por hacer realidad la Iglesia en salida que propone el Papa, como las resistencias para evitar que esas reformas calen en nuestro país.

La pregunta es inmediata: ¿quién llevará el timón a partir de ahora? ¿Confiarán de nuevo los obispos en el arzobispo de Valladolid para afrontar esta encrucijada? No es sencillo responder. Y es que, justo un mes después del “cónclave” episcopal, el cardenal Blázquez cumplirá 75 años, la edad preceptiva para presentar su renuncia ante la Santa Sede como arzobispo de Valladolid. Pero esto no significa que el Papa la acepte al instante. (…)

Apoyo de Roma

Por si fuera poco, el 18 de febrero Blázquez celebraba con una eucaristía de acción de gracias esta efeméride, en la que el Papa se hizo también presente con una carta en la que le reiteraba, una vez más, su respaldo: “No es de extrañar que tus hermanos en el Episcopado te hayan elegido dos veces, y con gran aceptación, presidente de la Conferencia Episcopal de tu nación”.

“No es esa una carta al uso, de esas que se envían protocolariamente a todos los obispos cuando celebran alguna fecha importante de su biografía. Contiene muchas claves de interpretación de cara a este período y muestra la perfecta sintonía que hay en Roma con el cardenal Blázquez”, apunta la misma fuente.

Otro destacado pastor que apoya claramente la línea del purpurado no se atreve, sin embargo, a hacer esta misma valoración. “La carta de Francisco es muy cariñosa y se ve que quiere y valora al cardenal. Pero el Papa es muy respetuoso y no interfiere. Hace tres años, cuando estuvimos de visita ad limina, teníamos cerca también las elecciones. Él lo sabía y lo único que nos dijo fue: ¡Diviértanse!”.

Sin lugar a dudas, sin embargo, fue el recado que el secretario de Estado Pietro Parolin dejó durante su visita relámpago a Madrid a mediados de octubre pasado. (…) Ante todos valoró la actuación de la Iglesia española en medio de una sociedad secularizada, calificándola de “muy discreta, pero muy efectiva. Y esa creo que es la línea que tiene que seguir en los próximos años”, les dijo cuando ya asomaban críticas por lo que algunos entendían falta de respuestas contundentes desde la CEE ante la situación política y social del país. (…)

Querido por la mayoría…

Todos estos detalles podrían allanar el camino para una reelección que algunos consideran prácticamente natural. “En la Casa de la Iglesia, lo normal es que los obispos demos un voto de confianza a aquel que lleva tres años en el cargo, porque el segundo período es el que permite realmente poner en marcha y asentar proyectos que solo ha podido esbozar”, explica un veterano obispo, que deja caer que, “siempre y cuando el interesado muestre su voluntad de continuar”. (…)

Lo cierto es que Blázquez se siente querido por la mayoría de los obispos, que valoran positivamente el trienio que ahora concluye y lo resumen en una palabra: integración. “Don Ricardo ha logrado que, en una etapa turbulenta de nuestro país, la Iglesia no se haya convertido en un elemento más de división, a pesar de que son muchas las provocaciones que se le han hecho. Lejos de esto, con su mesura ha roto con la identificación de los católicos con un único partido. No nos podemos olvidar que hay cristianos que militan en Podemos, votan al PSOE, están en la cúpula de Ciudadanos o pertenecen al PP. Esto exige que la Iglesia esté por encima de todos ellos y no aparezca con un único rostro”, argumenta un obispo. (…)

… pero sin respaldo unánime

Pero Blázquez no cuenta con un respaldo unánime. Como tampoco lo tiene entre los obispos españoles el papa Francisco. “En estos tres años también se han notado en la CEE las resistencias a esta hoja de ruta pastoral marcada por Bergoglio. Unas resistencias que se daban ya a los seis meses de su elección, de ahí que lo que las críticas que aparecen ahora sobre Amoris laetitia son un mero pretexto para tomar postura contra él”, señala la misma fuente.

“Lo que sucede es que, ahora, quienes deberían estar más obligados a fortalecer la unidad son quienes manifiestan públicamente esas discrepancias. La desafección entre nuestro Episcopado es más discreta. España actúa como caja de resonancia de las críticas que capitanean otros de manera más llamativa”, añade en alusión a la gira que el año pasado efectuaron varios cardenales críticos por instancias educativas y eclesiales de nuestro país.

Parte de las críticas que algunos prelados vierten sotto voce contra Bergoglio valen también para Blázquez. Hay quien cuestiona su continuidad poniendo precisamente en duda su capacidad de liderazgo, en tanto que consideran que esa cordialidad y prudencia sería reflejo de debilidad en un tiempo en el que se precisa “un timón férreo para defendernos de los ataques”, apunta uno de estos obispos que duda de su autoridad, pero que confirma que tienen complicado sumar los votos necesarios para hacer frente a Blázquez.

“Otra cosa es que no se presentara. Es ahí donde se abriría juego”, plantea, ofreciendo un nombre como alternativa: el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares. (…)

Publicado en el número 3.026 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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