Lluís Martínez Sistach: “Hemos dejado solos a los bautizados”

El cardenal publica ‘Cómo aplicar Amoris laetitia’

Lluís Martínez Sistach cardenal arzobispo emérito de Barcelona en la presentación de su libro Cómo aplicar Amoris laetitia Claret 8 febrero 2017

El cardenal Sistach, durante la presentación de su nuevo libro en Madrid

JOSÉ BELTRÁN | El cardenal Lluís Martínez Sistach no da tregua. Mientras presenta en Madrid Cómo aplicar Amoris laetitia (Claret), en su cabeza ya se perfila el próximo congreso sobre pastoral de las grandes ciudades. Este nuevo libro –del que Vida Nueva ofreció a sus suscriptores un adelanto editorial– busca ser un manual práctico de la exhortación apostólica, que valora “como un impulso de esperanza y misericordia para todas las familias”.

PREGUNTA.- En el Sínodo de la Familia se dejó entrever que, amén de mejorar los cursos prematrimoniales, una de las asignaturas pendientes era acompañar a los recién casados. Administrado el sacramento, se les pierde la pista…

RESPUESTA.- Tiene toda la razón. En el Sínodo se puso de especial relevancia la importancia de los primeros años de matrimonio y de la urgencia de un acompañamiento. Hemos dejado solos a los recién casados, pero también a los bautizados. Hemos impartido unas catequesis y hemos celebrado con ellos los sacramentos, pero después no hemos sabido continuar. Nos tenemos que replantear cómo podemos integrar a toda esta generación en nuestras comunidades, una tarea que implica trabajar en la infancia, en la adolescencia y en la juventud. No es un trabajo fácil de hacer, porque supone ganarse la confianza de la gente, en tanto que desde la imposición tenemos todo perdido. Solo cuando acompañemos al otro en su día a día, podremos esperar que se forjen unos valores que les permitan asumir compromisos para toda la vida de amor, de entrega. El compromiso no se improvisa con un cursillo. Nos falta ofrecer una mayor formación continua en todos los aspectos de la vida: diálogo, convivencia, afectividad, intimidad, sexualidad…

P.- Precisamente, al hablar de sexualidad, el cardenal Schörborn ha señalado en alguna ocasión que “la Iglesia no debe mirar primero en el dormitorio, sino en el comedor”…

R.- Este ha sido uno de los problemas que hemos tenido. Nos ha faltado un realismo pastoral. La pastoral tiene que ir adaptándose según las necesidades de cada momento. Hoy es más necesario sentarse a hablar con las parejas para conocer cuáles son sus inquietudes. En los cursillos matrimoniales se habla a veces del amor, de la intimidad y de la dimensión moral de las relaciones. Todo esto está muy bien, pero tenemos que ir más allá para hacer un verdadero anuncio de la Buena Nueva de Jesús. Porque si presentamos a Jesús y aceptan a Jesús, acabarán aceptando el humanismo, la moral y el matrimonio que la Iglesia propone en toda su riqueza.

Publicado en el número 3.024 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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