Javier Gomá y ‘La imagen de tu vida’: meditaciones de un huérfano

Javier Gomá, filósofo

El filósofo reivindica la ejemplaridad póstuma a la que lleva una vida “digna y bella”

Javier Gomá, filósofo

Javier Gomá y ‘La imagen de tu vida’: meditaciones de un huérfano [extracto]

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | La “imagen de la vida” –esa “imagen” que queda de nosotros en este mundo cuando ya no estemos– es un concepto que ha acompañado al filósofo Javier Gomá (Bilbao, 1965) desde los orígenes de su filosofía y su lúcida Tetralogía de la Ejemplaridad, que nació en 2004. “La noción ya se presenta en mi primer libro, Imitación y experiencia, capítulo sobre el ejemplo moral. Y se repite en cada una de las siguientes entregas de la tetralogía –explica–. Y luego Filosofía mundana incluye un microensayo con ese mismo título, La imagen de tu vida. De manera que es un concepto que me ha acompañado desde el principio de mi literatura”.

Al compás de la conmemoración del IV centenario de la muerte de Miguel de Cervantes y, sobre todo, esa “conmoción no prevista” de la muerte de su padre, Gomá publica ahora un nuevo libro –es, no podía ser otro su título, La imagen de tu vida (Galaxia-Gutenberg)–, en donde amplía ese concepto fundamental de la ejemplaridad y lo enfrenta a la muerte.

“Lo que ocurre es que solo terminada la tetralogía sobre la ejemplaridad podía ensayar una radicalización de esta –manifiesta a Vida Nueva–. La tetralogía versa sobre una ejemplaridad dinámica, abierta y en movimiento; mientras que la imagen de la vida designa esa ejemplaridad, pero póstuma y en este sentido, general, definitiva y memorable. El centenario y mi orfandad fueron, en ese sentido, ocasión para desarrollar una noción que llevaba madurando dentro largo tiempo”.

En el libro sobresale esa poderosa definición que hace Gomá de la vida como “la lenta gestación del ejemplo póstumo”, pero, básicamente, pone en primer plano la necesidad de que recuperemos la conciencia de nuestra mortalidad frente a ese vivir siempre el instante que hoy triunfa. “Ciertamente, hoy la muerte está por todas partes, desde los telediarios a los videojuegos. Lo que en cambio se nos escamotea es la mortalidad, la conciencia moral de nuestra muerte, nuestra condición finita, nuestra consustancial contingencia”, apunta Gomá.La imagen de tu vida, libro de Javier Gomá, Galaxia Gutenberg

Es esta conciencia de la mortalidad la que, insiste, mueve realmente nuestras vidas. “Y he aquí que de la conciencia de nuestra limitación ontológica brota todo lo que hace la vida digna de ser vivida: el amor, la ternura, la compasión, el arte, la solidaridad, el derecho, la ciencia, la técnica, la filosofía y la religión. Son reacciones todas ellas a la conciencia de nuestra vulnerabilidad íntima, nuestra realidad radical y más profunda. Pero hoy predomina la actualidad sobre la realidad”. Y por ello afirma: “Este libro quiere contribuir a que el lector trabaje más para la realidad –la ejemplaridad póstuma– y menos para la espuma de la actualidad”.

Asumir esta conciencia de nuestra propia mortalidad ayudaría, como señala el filósofo, filólogo y jurista, a afrontar una vida mejor: “Cuanto más ricos somos moralmente, más injusta es nuestra aniquilación –responde–. Vivir consiste en elevarse a esa excelencia moral que haga evidente y hasta escandaloso el hecho injusto de que tengamos que morir. Aquel cuya individualidad es una invitación a una vida digna y bella, no debería morir nunca”.

La filosofía como género literario

Gomá incluye en este libro un monólogo teatral, Inconsolable, escrito tras la muerte de su padre a finales de 2015, con 85 años. Es la manera que encontró de afrontar su emoción y, como apunta, su orfandad. Y es ahí, en ese texto dramático que incluye íntegro en La imagen de tu vida donde aporta algunas de las claves para comprender mejor ese “vive de tal manera que tu muerte sea escandalosamente injusta”. Una invitación a una “vida digna y bella”, porque, como refleja la propia dramatización: “Ese sentirnos privilegiados por vivir” nos hará enfrentar a la muerte “sin rencor ni deudas”, privándola de su tragedia. “Y descansaremos en paz”.

Esa obra teatral, ese monólogo del hijo que recuerda inconsolable al padre fallecido, subirá a las tablas del Teatro María Guerrero, de Madrid, el próximo 28 de junio. Gomá consigue culminar así su visión de la filosofía como género literario, en este caso, a través del teatro: “El primer paso de una aventura a tierras incógnitas y maravillosas”, y que promete ir a más.

“Cuando terminé el último libro de la tetralogía, Necesario pero imposible –explica el autor, actual director de la Fundación Juan March–, añadí un corolario, titulado Raptado por las Musas, donde defendía que la filosofía es una forma de literatura y que la auténtica filosofía responde al apremio de una vocación literaria, como el poeta, el novelista o el dramaturgo. Y uno de los microensayos de Filosofía mundana, el que lleva por título Filosofía conceptual, desarrolla el mismo argumento. A la definición del concepto antecede siempre una emoción y un enamoramiento, que es lo decisivo. La elección del género –filosófico, poético o dramático– solo es cuestión de estrategia de la comunicación. El filósofo es un hombre de letras, un juntaletras. Por eso ha de poseer un estilo. Así lo he pensado siempre”.

En La imagen de tu vida, paralelamente, otro hombre de letras, Miguel de Cervantes, tiene un gran protagonismo. Comprender la muerte, enfrentarse a ella con el “privilegio” de haber vivido, enlaza con el propio autor de El Quijote. Cervantes, que tanto creyó que la vida le trataba injustamente, sin embargo abrazó sus últimos años con una gran conciencia de la mortalidad.

“Las dos palabras que Cervantes usa con más frecuencia, y no poca intencionalidad, son discreción y comedimiento. La fórmula de la ejemplaridad cervantina”, apunta Gomá, que en el ensayo, titulado Cervantes, la imagen de su vida, llega a proclamar que “el nuevo ideal es Cervantes”, y añade: “España sería mejor, más cívica, más urbana, más humana, si se asemejase más a Cervantes, si imitara más su ejemplo, si fuera más cervantina. Y el resto del mundo también”.

Esa ejemplaridad, Cervantes la consiguió transmitir a través del humor: “Solo el idealismo que sabe crear espacio para el otro mediante la urbanidad y la cortesía y que soporta el efecto relativizador del humor, solo ese ideal es auténtico. El Quijote no es el libro del desengaño, como creía Ramiro de Maeztu, sino al revés, del idealismo civilizado y cortés que soporta el relativismo del humor”.

En busca del Dios escondido

La pregunta que no resuelve La imagen de tu vida es cuál es el lugar de la fe y la religión. “En lo que a mí respecta, quedan como los dejé en Necesario pero imposible –responde Javier Gomá, recordando su visión ejemplar de Jesús de Nazaret–, donde estudié dos aspectos extraordinarios de la figura del galileo: la superejemplaridad en su vida histórica y la esperanza transhistórica en una continuidad de lo humano más allá de la muerte (en suma, los dos elementos esenciales: superejemplaridad y esperanza). De manera que, tras la muerte, esperamos alguna forma de continuidad de nuestra individualidad, pero también trabajamos y nos cansamos por dejar una imagen que sea para los demás una invitación a una vida digna y bella y que merezca, por eso mismo, permanecer viva en la memoria de las siguientes generaciones”.

No obstante, Gomá anuncia que, “con todo, algún día volveré sobre el primero de los temas. Ahora mismo estoy vacío de proyectos literarios, por primera vez en más de treinta años, una vaciedad que disfruto mucho y que me gustaría que se prolongase algún tiempo. Pero algún día abordaré un proyecto que llevo meditando mucho tiempo y que todavía tardará. Quiero escribir un libro titulado Dios escondido.

Publicado en el número 3.024 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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