‘Manchester frente al mar’

manchester frente al mar fotograma de la película

manchester frente al mar fotograma de la película

J. L. CELADA | El peso de la culpa, la necesidad del perdón, las segundas oportunidades como camino hacia la redención… Estos argumentos, sin duda recurrentes en la industria del celuloide, prometen historias que remueven las entrañas con diálogos solemnes y engañosas melodías. Rara vez, sin embargo, el silencio más atronador acaba acallando y reduciendo a cenizas cualquier intento de poner letra a los sentimientos enquistados durante largo tiempo. Entonces, un sordo escalofrío estremece al espectador en su butaca como nunca antes lo había hecho.

Todo ocurre en Manchester frente al mar, el melodrama dirigido por Kenneth Lonergan y protagonizado por Casey Affleck (cada cual valorará si su gesto permanentemente contrariado y su mirada perdida corresponden al personaje o al actor y, por tanto, son acreedores del Óscar), un conserje taciturno que ocupa sus días bebiendo cerveza y haciendo arreglos domésticos para los inquilinos de la finca en el gélido invierno de Boston. Hasta que la repentina muerte de su único hermano le obliga a desplazarse a la localidad del título, el lugar que oculta sus mejores recuerdos y sus más dolorosos secretos. Apenas le separa una hora y media en coche, aunque la distancia entre pasado y presente se antoja insalvable.

Allí, mientras organiza todo lo necesario para el entierro o asiste a la lectura del testamento, deberá ir valorando las posibilidades y consecuencias de cumplir la última voluntad fraterna: convertirse en tutor de su sobrino (un espléndido Lucas Hedges). Pero si la relación entre ambos nos deja situaciones incómodas que invitan a la risa, nada de eso ocurre cuando el realizador neoyorquino intercala en la narración episodios que nos devuelven al origen de su atormentada existencia, “un error terrible” grabado a fuego en el alma como irremediable condena.

Y, ahogado el llanto en el Adagio de Albinoni, uno se pregunta si se puede seguir viviendo con el corazón roto, si hay remedio para tanta desolación… Difícil encontrar una respuesta. “No sé qué decir”, apostillaría él mismo. Algo que podrán comprobar cuantos se cruzan en su camino, incluida su expareja (la también nominada Michelle Williams), desencadenante de un nuevo respingo en la sala.

Sobre un paisaje nevado de provincias, Lonergan asiste al hundimiento y la tímida salida a flote de nuestro náufrago. Siempre respetando los ritmos que impone esa lucha contra los incendios interiores y renunciando a giros improbables que desvirtuarían la consistencia de un relato tan complejo como las propias emociones. El resultado es una película honesta, contenida y austera, el retrato doliente de un ser consumido por la pérdida y la culpa.

Así es Manchester frente al mar, cine que congela el aliento con la misma elegancia que abrasa los recovecos más profundos y sensibles de la condición humana. Dispónganse a disfrutar… y a sufrir con esta conmovedora experiencia. .

FICHA TÉCNICA

Título original: Manchester by the Sea

Guión y Dirección: Kenneth Lonergan.

Fotografía: Jody Lee Lipes.

Música: Lesley Barber.

Producción: Matt Damon, Kimberly Steward, Chris Moore, Lauren Beck, Kevin J. Walsh.

Intérpretes: Casey Affleck, Michelle Williams, Kyle Chandler, Lucas Hedges, Gretchen Mol, C. J. Wilson.

Publicado en el número 3.024 de Vida Nueva. Ver sumario

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