La “tentación de la supervivencia” amenaza a la vida consagrada

religiosas en la celebración en el Vaticano de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada 2 febrero 2017

En la celebración de la Jornada mundial, Francisco advierte contra una actitud que “nos hace reaccionarios, miedosos y nos encierra”

religiosas en la celebración en el Vaticano de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada 2 febrero 2017

ANTONIO PELAYO (ROMA) | El 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor en el Templo y, desde hace 21 años, Jornada Mundial de la Vida Consagrada, la Basílica de San Pedro estaba abarrotada. Los privilegiados asistientes a la sugestiva ceremonia de la Candelaria ya ocupaban todos sus puestos antes de las cinco y media de la tarde. A esa hora, Francisco, revestido con la capa pluvial, llegaba al atrio de la Basílica para la bendición de las candelas, rito acompañado por el himno ¡Oh Luz radiante! De inmediato, se inició la procesión dentro del templo, solo iluminado por miles de velas sostenidas en las manos de los presentes. Solo después de la oración colecta, las luces de la Basílica fueron encendidas.

Concelebraron con el Papa diez cardenales, 50 obispos y 400 sacerdotes, la mayoría pertenecientes a diversas congregaciones. Incontable el número de monjas. A todos ellos dirigió el Papa jesuita su homilía, afirmando que “hace bien acoger el sueño de nuestros padres para poder profetizar hoy y reencontrar nuevamente lo que un día inflamó nuestro corazón. Sueño y profecía juntos. Memoria de cómo soñaron nuestros padres y madres para llevar adelante, proféticamente, este sueño”.

“Esta actitud –prosiguió– nos hará fecundos, pero, sobre todo, nos preservará de una tentación que puede hacer estéril nuestra vida consagrada: la tentación de la supervivencia. (…) Nos hace reaccionarios, miedosos, nos hace encerrarnos lenta y silenciosamente en nuestras casas y en nuestros esquemas. Nos proyecta hacia el pasado, hacia las gestas gloriosas (pero pasadas) que, en vez de suscitar la creatividad profética nacida del sueño de nuestros fundadores, busca atajos para huir de los desafíos que hoy llaman a nuestras puertas. La psicología de la supervivencia resta fuerza a nuestros carismas porque nos lleva a domesticarles, a ponerles ‘al alcance de la mano’, pero privándoles de esa fuerza creadora que ellos inauguraron; nos hace que queramos proteger espacios, edificios o estructuras más que hacer posibles nuevos procesos” .

“La tentación de la supervivencia –añadió– nos hace olvidar la gracia, nos hace profesionales de lo sagrado, pero no padres, madres o hermanos de la esperanza que estamos llamados a profetizar. Este clima de supervivencia seca el corazón de nuestros ancianos, privándoles de la capacidad de soñar y, de este modo, esteriliza la profecía que los más jóvenes están llamados a anunciar y realizar. En pocas palabras, la tentación de la supervivencia transforma en peligro, en amenaza, en tragedia lo que el Señor nos presenta como una oportunidad para la misión”.

Para concluir, citó la Evangelii gaudium: “Salir de nosotros mismos para unirse a los otros no solo hace bien, sino que transforma nuestra vida y nuestra esperanza en un canto de alabanza. Pero esto solo podemos realizarlo si hacemos nuestros los sueños de nuestros mayores y los transformamos en profecía”.

Becciu y la Orden de Malta

Por otro lado, la crisis que ha sacudido la centenaria Orden de Malta ha entrado en una fase decisiva: el sábado 4 se hizo pública una carta pontificia al Sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, por la que el Papa nombraba a Giovanni A. Becciu su delegado especial en la Orden. El nombramiento de Becciu (y no el del cardenal Francesco Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos) significa que el Papa quiere seguir muy de cerca la evolución de esta singular institución.

En la carta se indica que el delegado papal se ocupará de la preparación del capítulo extraordinario que elegirá al nuevo Gran Maestre, según todas las previsiones, en la segunda mitad de abril. El Papa indica que tendrá que trabajar “en estrecha colaboración con fray Ludwig Hoffmann von Rumerstein, lugarteniente ad interim, para el mayor bien de la Orden y la reconciliación entre todos sus componentes, religiosos y laicos”. Además de preparar el capítulo, los dos tendrán que decidir “la modalidad de un estudio con vistas a la oportuna puesta al día de la Carta Constitucional de la Orden y del Estatuto melitense”.

La estudiada carta a Becciu añade: “Usted, en concreto, se ocupará de todo lo que se refiere a la renovación espiritual y moral de la Orden, especialmente de sus miembros profesos, para que se realice plenamente el fin ‘de promover la gloria de Dios mediante la santificación de sus miembros, el servicio a la fe y al Santo Padre y la ayuda al prójimo”, como recita la Carta Constitucional.

“Usted –reitera el último párrafo– será mi exclusivo portavoz en todo lo que se refiere a las relaciones entre esta Sede Apostólica y la Orden. Le delego, pues, todos los poderes necesarios para decidir las eventuales cuestiones que pudieran surgir en orden a la puesta en acción del mandato que le he confiado”.

Estas taxativas frases ponen en fuera de juego al cardenal Raymond L. Burke, hasta ahora Patrono de la Orden, al que todas las fuentes señalan como responsable de la dimisión y expulsión del que había sido su Gran Canciller, el barón Albrecht von Boeselager, alegando que era la voluntad del Papa. Afirmación negada radicalmente por el Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, en una carta hecha pública.

Después de la dimisión del Gran Maestre, Boeselager ha sido reintegrado en su puesto y reasumido sus funciones. Por su parte, Matthew Festing, en una conversación telefónica con The Tablet, ha dicho: “Esta es una situación extremadamente compleja, extremadamente fluida y en absoluto acabada”, como si quisiera dar a indicar que dará batalla para ser reelegido. Cosa improbable si, como han afirmado algunas fuentes internas de la Orden, calificó al Papa como “su enemigo” en la reunión del Consejo Soberano que aceptó formalmente su cese.

“Otra economía es posible”

Cambiando de tema, el sábado 4, Francisco se reunió en el Aula Pablo VI con un millar de personas pertenecientes al movimiento de los focolares, participantes en un proyecto, que ahora cumple 25 años, que se denomina Una economía de comunión.

En su discurso, Bergoglio defendió una vez más que “otra economía es posible” y denunció la idolatría del sistema financiero. “El capitalismo –dijo– continúa produciendo descartes que después quisiera curar. El principal problema ético de este capitalismo es la creación de descartes para después esconderlos o curarlos para no hacerles ver más. (…) El día en que las empresas que fabrican armas financien hospitales para curar a los niños mutilados por sus bombas, el sistema habrá alcanzado su culmen. ¡Eso es hipocresía!”.

Igual de contundente se expresa el Papa en su Mensaje para la Cuaresma, presentado el martes 7, y en el que pide que este sea “un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado”. La Iglesia en salida, eje esencial de este pontificado.

Publicado en el número 3.023 de Vida Nueva. Ver sumario

Compartir