Clases de Religión “clandestinas” en Vitoria

crucifijo en el aula en una escuela una niña escribe en la pizarra

Profesores atienden a jóvenes de Bachillerato a los que el Gobierno vasco ha dejado sin esta asignatura

crucifijo en el aula en una escuela una niña escribe en la pizarra

VICENTE L. GARCÍA (VITORIA) | Sucesivos recortes en la clase de Religión y un decreto del Gobierno del País Vasco que dejaba fuera de segundo de Bachillerato esta asignatura son el caldo de cultivo que ha dado lugar, en Vitoria, a una iniciativa de formación escolar desde el humanismo cristiano. Estas clases de Religión casi “clandestinas” nacen en el entorno de la escuela pública vasca y desde la asociación Garenok, que agrupa a una veintena profesores. Las clases se imparten en un local de la diócesis y, en la actualidad, participan una veintena de jóvenes que cursan el último curso del Bachillerato.

El delegado diocesano de Educación en Vitoria, José Domingo Gómez, valora, en declaraciones a Vida Nueva, “muy positivamente esta iniciativa, que se sitúa en la línea del papa Francisco de salir a las periferias existenciales, donde los jóvenes viven sus experiencias más profundas, muchos desorientados en la búsqueda del auténtico sentido de sus vidas. El marco normal de tales experiencias debería ser el de la asignatura de Religión, pero, ante las trabas que las administraciones públicas nos ponen, hemos de buscar nuevas espacios”.

Abetto, uno de los profesores de este colectivo, ofrece más detalles: “Llevamos más de un lustro padeciendo el sinsentido de una administración educativa que nos trata solo como administrados, especialmente en Bachillerato, y que ejercen el despotismo al aplicarnos normas que van, a sabiendas, contra la legislación vigente. Las familias y el colectivo del profesorado de Religión católica han protestado para pedir solamente sentido común. La respuesta es su callada, que va acompañada de una política de hechos consumados. Por eso, ahora imponen que el sondeo previo a la matriculación que no recoja un número de 15 alumnos solicitando la asignatura de Religión no podrá formarse como clase; o que en segundo de Bachillerato no podrán elegirla porque así lo ha decidido un decreto del Gobierno vasco que da la espalda a la LOMCE”.

Vida Nueva acude a una de esas clases “clandestinas”, por las que hay que subrayar que los profesores no perciben ningún tipo de remuneración económica. Ese día asisten catorce jóvenes. No creen que se les pueda incluir en el porcentaje de “los creyentes” y, sin embargo, acuden periódicamente a una invitación de inspiración cristiana. Ello no les supone problema alguno, ya que se sienten ampliamente respetados en su increencia.

“A los responsables educativos les pediría que piensen un poco más en nosotros, que somos el futuro. Aunque nos priven de una formación importante como es esta, vamos a hacer todo lo posible para cambiar el mundo. Que no se piensen que pueden acabar con nosotros”, expresa Maialen, del centro público Koldo Mitxelena, donde se ignora la existencia de estas clases. Su amiga Irati lamenta “que no se den en horario escolar, porque seríamos más”.

“Me hacen ser mejor persona”

Ekialde, Ikasbidea y Mendebaldea son los otros centros de donde proceden los jóvenes que participan en esta peculiar clase de Religión. Los temas están orientados a la formación humana y humanista. Incluso habrá un viaje de final de curso a Polonia, con parada en el campo de concentración de Auschwitz, que les servirá para reflexionar sobre cuestiones que se abordan en estas sesiones. El viaje es un aliciente, pero también estarían dispuestos a seguir acudiendo a estas clases aunque no lo hubiese. “Acudo porque aprendo cosas que en la ikastola no me dan. Adquiero conocimientos que me hacen ser mejor persona, y eso es lo más importante” dice Maialen. Cuando cuentan a sus amigos el plan de estas sesiones y les dicen que van “a un grupo de Religión”, les miran “raro”. En su casa lo saben y tienen muy claro que ante nadie tienen que justificar su decisión de acudir a este grupo.

Publicado en el número 3.023 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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