Dos cuestionarios

Alicia Ruiz López de Soria, odn, Equipo de Diálogos sobre Pastoral con Jóvenes

Alicia Ruiz López de Soria, odn, Equipo de Diálogos sobre Pastoral con JóvenesALICIA RUIZ LÓPEZ DE SORIA, ODN | Equipo de Diálogos sobre Pastoral con Jóvenes

No he conocido a ningún joven que no quiera lograr su vida, es decir, desear que llegue el día en el que, mirando atrás, pueda sentirse profundamente satisfecho de lo vivido en las claves del amor y del éxito profesional. Tampoco me he encontrado con ningún joven que renuncie a dejar entrar en su corazón la utopía de un mundo más justo y fraterno. A priori, amar, hacer el bien a través de un trabajo y colaborar en la construcción de un mundo nuevo pudieran ser sueños que nos atraen a todos, incluidos los jóvenes pasivos y desanimados.

Hoy nos preguntamos, sin desdeñar la complejidad de la respuesta, por qué se hace tan difícil situar estas aspiraciones humanas en el marco de la pastoral juvenil y la pastoral vocacional.

Del documento preparatorio para el Sínodo de los Obispos que se celebrará en 2018, y que tendrá como tema Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, interpela la necesidad de realizar dos cuestionarios con el objetivo de redactar el documento de trabajo que sirva de punto de referencia para la discusión de los padres sinodales. A saber, uno ad intra de la Iglesia católica y otro ad extra, abierto a todos los jóvenes a través de un sitio web.

Ciertamente, el joven de hoy vive la propia condición en un mundo diferente al de la generación de sus padres y sus educadores y, eclesialmente, urge conectar con acierto ambos mundos desde el punto de vista evangelizador. Dos cuestiones nos parecen determinantes: por un lado, comunidades cristianas intergeneracionales presentes en plataformas apostólicas en las que exista un protagonismo real de los jóvenes; por otro, el trabajo en red entre todo tipo de instituciones eclesiales y agentes de evangelización.

El poder llegar a sentir con los jóvenes (¿por qué no formular un sentire cum iuvenibus como llamada divina?) y tendernos las manos mutuamente quienes formemos comunidades cristianas futuras requiere, casi con toda seguridad, descentramiento.

Publicado en el número 3.022 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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