Vicente Jiménez, tranquilo ante su cita con la Justicia

RUBÉN CRUZ | El arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, tendrá que declarar en marzo como investigado por revelación de secretos en un presunto caso de espionaje. Pero no se muestra preocupado, porque “no ha cometido ningún delito”, defiende con vehemencia una fuente del arzobispado consultada por Vida Nueva.

Los hechos se remontan a finales de 2014, justo cuando Roma le encargó la sede zaragozana tras enseñarle la puerta de salida a Manuel Ureña por el pago de 100.000 euros a un diácono para tapar un caso de acoso. Cuando las aguas andaban revueltas en Zaragoza, María del Carmen Amador, notaria; Roberto Ignacio Ferrer, juez; y el vicario Antonio Mas, crearon un grupo de WhatsApp llamado ‘Justicia’, donde apuntaban la existencia de graves irregularidades económicas y oscuras tramas en la cúpula del arzobispado.

Siendo ya Jiménez arzobispo, la exnotaria denunció haber sido victima de espionaje. Una de las primeras medidas del nuevo arzobispo fue destituir a esta empleada: “Es un cargo de confianza y él no confiaba en ella. Y se le despidió con la indemnización que recoge la ley”, explica la misma fuente. Por su parte, el juez y el vicario presentaron su renuncia, aunque este ultimo solicitó a Jiménez ser vicario parroquial, a lo que el arzobispo no puso impedimento. Jiménez llevó a cabo una investigación canónica contra estas tres personas por “irregularidades documentales y económicas, y por injurias”. Para ello, se procedió al volcado del disco duro del ordenador de la exnotaria.

Ella mantiene que la información, entre ella, conversaciones personales entre los tres investigados y varios periodistas, fue utilizada en la investigación canónica. El arzobispado niega la mayor. “La investigación está bien instruida. No pueden decir que don Vicente a hecho nada mal”, explica la fuente.

El arzobispado ha confirmado la recepción de la citación. Así, lamentan en un comunicado “las informaciones no ajustadas a la verdad, que perjudican la buena fama de las personas y de la institución”. Por su parte, la fuente consultada aclara que “el arzobispo solo ha puesto orden. Actúa con rectitud y verdad, al contrario que los denunciantes”.

Publicado en el número 3.021 de Vida Nueva. Ver sumario

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