Las mujeres piden que la Iglesia abandone su estado “patriarcal”

mujeres en Marruecos en un proyecto de Manos Unidas

Celebrada la XXVIII Semana de Teología Pastoral del Instituto Superior de Pastoral

monja planchando el mantel del altar

RUBÉN CRUZ | Mujeres que hablan sobre mujeres. Hasta ahora eran los hombres quienes debatían sobre su papel: en la sociedad, en la Iglesia, en el mundo… Hoy, ellas toman la iniciativa. Ellas se empoderan. “La Iglesia es patriarcal en la práctica, pero tengo claro que no debería ser así”, indica Silvia Martínez Cano, presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas (ATE). Y va más allá en su explicación: “El reto de la institución en este siglo XXI es revisar sus estructuras”. Lo argumenta en la XXVIII Semana de Teología Pastoral: La pastoral en las fronteras de la fe, organizada por el Instituto Superior de Pastoral. Y es que la primera mesa redonda de las jornadas, que se celebraron en Madrid del 24 al 26 de enero, versó sobre ellas: Mujeres en la frontera.

Acompañaban a la teóloga en el debate Ana Almarza, directora del Programa Esperanza de las adoratrices contra la trata, y Marisa Elosua, coordinadora del departamento de Empresas de Manos Unidas. Todas ellas mujeres en la frontera (en singular), en ese lugar elegido por Jesús para revelar el rostro de Dios. Alrededor de 150 personas las escuchaban. Mayoría de varones, que no perdían detalle de lo que decían estas mujeres, que buscan visibilidad en un mundo de hombres.

Marisa Elosua pone el foco sobre el dato: 836 millones de personas están en situación de pobreza extrema en el mundo. “La mayor parte son mujeres”, recalca. Porque es una realidad que, “en muchos países, el acceso a la educación, a la sanidad, a la vivienda… representa una frontera para la mujer”.

Ana Almarza es una mujer consagrada al servicio de otras. Mujeres con un estigma: han vendido su cuerpo. U otros lo han hecho por ellas. Cada día se acerca a la frontera junto a sus hermanas. “¡Qué miedo da ir sola! No se si podría hacerlo”, remarca. ¿Y con qué clave acude a esa frontera? “No juzgar”, responde contundente. No les toca a ellas. “Vamos con respeto, cariño, calidez y acogida”, añade. Pedagogía del amor en lo cotidiano. En su comunidad viven 11 mujeres. No todas consagradas. De hecho, solo son cuatro hermanas que acompañan y se dejan acompañar por siete mujeres víctimas de la trata.

Silvia Martínez pone el acento en las relaciones mujer-Iglesia: “No es un problema religioso, sino cultural. El problema es cómo establecemos los roles en la sociedad, porque el varón está por encima…”. Una norma social aceptada. En relación a la participación de la mujer en la Iglesia, admite que son “el grueso en sus comunidades, la base de sus parroquias”. ¿Qué falla entonces? Lo tiene claro: visibilidad. Por eso, espera que el siglo XXI les devuelva poco a poco lo perdido, porque, como rezara Rubén Darío, “sin la mujer, la vida es pura prosa”.

Pensar en colectivo

Desde febrero hasta mayo. El Instituto Superior de Pastoral organiza un seminario bajo el título Mujeres en diálogo. Unas jornadas en las que se invita a “todo aquel que quiera compartir, desde la perspectiva de las mujeres, cuestiones de actualidad y compromiso social con una mirada creyente”, explican los organizadores. También a “aquel que busca y se pregunta”. En definitiva, “una propuesta para mujeres y hombres que quieren pensar en colectivo”. El 1 de febrero a las 19:30 tendrá lugar el primer simposio Mujeres refugiadas y migrantes. El rostro femenino del Dios que está a la puerta y llama, a cargo de Patricia Fernández. En las otras tres ponencias programadas para los tres meses siguientes hablarán sobre la encíclica Laudato si’ (Silvia Martínez Cano), política (Pepa Torres) o mujeres bíblicas (Carmen Picó y Carmen Soto).

Publicado en el número 3.021 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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