Jesús Sanz: “En las contemplativas, acaso se pierda cantidad, pero quizá crezca la calidad”

Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo y obispo responsable de la vida contemplativa de la CEE con un grupo de religiosas contemplativas

Entrevista con el responsable de la vida contemplativa en la CEE

Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo y obispo responsable de la vida contemplativa de la CEE con un grupo de religiosas contemplativas

JOSÉ LORENZO | “Quizás habrá una reducción numérica de monasterios y monjas, pero el Señor no podrá dejarnos sin el testimonio precioso y preciso de estas hermanas que viene a complementar la labor apostólica del resto de la Iglesia. Acaso se perderá la cantidad, pero quizás crecerá la calidad en la vivencia de esta vocación eclesial”. Así intuye la situación de la vida contemplativa en las dos próximas décadas el franciscano Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo y responsable de la vida contemplativa en la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada.

PREGUNTA.- Se dice que dos tercios de los 800 monasterios que hay en España estarían en condición de ser cerrados… ¿Tan grave es el momento actual? ¿Cómo se ha llegado hasta aquí?

RESPUESTA.- La vida contemplativa es un exponente, uno más, de la frescura fecunda de la comunidad cristiana. La abundancia de vocaciones, también la claustral, es signo de esa vitalidad universal que goza la Iglesia. Si tenemos un horizonte así de poco halagüeño, hemos de preguntarnos serenamente cuál es también nuestra responsabilidad. Habrá otros factores que lo expliquen, pero nuestra responsabilidad debe dar cuenta.

P.- ¿Cómo puede ayudar a afrontar este momento la constitución apostólica Vultum Dei quarere?

R.- Hay una serie de puntos en los que incide el papa Francisco que son de primera importancia, como es el buen discernimiento de las vocaciones, la formación integral de las hermanas jóvenes especialmente y la verdadera espiritualidad que bebe en las fuentes cristianas. La iniciativa Sapientia Amoris que hemos propuesto entre la Universidad San Dámaso y la Conferencia Episcopal para la formación de las contemplativas va en ese sentido.

P.- Hay una forma de vida contemplativa que languidece mientras surgen nuevas realidades con numerosas vocaciones, como puede ser el caso en España de Iesu communio. ¿Qué atrae de estas frente a carismas probados durante siglos? ¿Necesitan las nuevas comunidades también de purificación?

R.- Las nuevas expresiones de vida contemplativa son un regalo para la Iglesia, pero hemos de esperar a que se aquilaten en la fidelidad humilde y discreta que siempre granjea el paso del tiempo. La soledad monástica no es aislamiento, sino adoración de la Belleza divina, y el silencio no es mutismo, sino escucha honda de la Palabra de Dios. Si las nuevas formas no expresan estos valores de la gran tradición contemplativa, acabarán agotándose como un guiño fugaz populista.

Publicado en el número 3.021 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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