El fin de la política de Obama “pies secos, pies mojados” decepciona a la Iglesia

emigrantes cubanos en la frontera entre Estados Unidos y México

Tanto los obispos cubanos como estadounidenses reclaman soluciones justas

emigrantes cubanos en la frontera entre Estados Unidos y México

Emigrantes cubanos en la frontera entre Estados Unidos y México

J. L. CELADA | Barack Obama deja la Casa Blanca tras ocho años de mandato con un inesperado anuncio: la derogación de la normativa conocida como “pies secos, pies mojados”. Gracias a esta política migratoria, desde hace más de dos décadas, cualquier cubano que alcanzara territorio estadounidense –incluso ilegalmente– podía quedarse en el país y, al cabo de un año, obtener la residencia.

Aunque los portavoces oficiales justifican esta medida explicando que se trata de “un paso más en la normalización de las relaciones” con Cuba iniciada a finales de 2014, la Iglesia católica en ambos países ha alzado la voz para denunciar la nueva situación.

Así, los obispos cubanos, conscientes del “drama humano que afecta a tantas personas y familias”, han expresado su preocupación por “los numerosos compatriotas que se encuentran en terceros países y que, ahora mismo, están enfrentando un presente inesperado y un futuro incierto”. Por ello, si bien aprecian el proceso en marcha para mejorar las relaciones bilaterales, confían en que autoridades e instituciones busquen “caminos de solución conforme a la justicia teniendo en cuenta la misericordia para los que se encuentran en esta crítica situación”.

También sus hermanos estadounidenses ha mostrado su “decepción” por el fin de la política de “pies secos, pies mojados” y llaman al próximo gobierno de Donald Trump a asegurar un “tratamiento humano” a los que buscan asilo. Por boca del presidente de la Comisión de Migraciones del Episcopado y obispo de Austin, Joe Vásquez, los prelados advierten que este “cambio repentino” decidido por Obama hará “más difícil” la protección de grupos vulnerables (solicitantes de asilo, niños y víctimas de tráfico humano).

Más adelante, la declaración episcopal saluda la “normalización de relaciones con Cuba”, pero lamenta que “la violación de los derechos humanos básicos sigue siendo una realidad para algunos cubanos” a los que la citada política les ayudaba a “encontrar un camino para pedir asilo en Estados Unidos”. No en vano, Vásquez califica a los cubanos como el “grupo de inmigrantes más exitoso de nuestra historia”, y reconoce que “las protecciones de las que gozaban eran un modelo de lo que nuestro país debería brindar a otros inmigrantes”.

La nota concluye subrayando la disposición eclesial a trabajar con las administraciones –saliente y entrante– para asegurar un “tratamiento humano para las poblaciones vulnerables que buscan refugio en Estados Unidos”.

Publicado en el número 3.020 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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