J. L. CELADA | Cine y jazz constituyen la memoria visual y sonora de ese sueño americano que persiguen tantos jóvenes llegados a Los Ángeles en busca de su oportunidad. Allí, en La ciudad de las estrellas, el treintañero Damien Chazelle propicia el encuentro entre una camarera de los estudios Warner aspirante a actriz (Emma Stone) y un pianista rebelde (Ryan Gosling) prendado de aquellas viejas melodías surgidas a finales del siglo XIX en una pensión de Nueva Orleans.
Durante una soleada mañana de invierno, ambos se verán atrapados en un monumental atasco a la entrada de la célebre ciudad californiana. Insólito escenario para la coreografía que abre este musical, un homenaje al Hollywood de los años 50 (Un americano en París, Cantando bajo la lluvia e incluso Rebelde sin causa) que irradia vitalidad y color sobre los no pocos claroscuros de un universo hecho de luces brillantes y sombras de decepción, gentes que caen para volverse a levantar con el nuevo día.
Como ya sucediera en Whiplash (2014), su anterior trabajo, el precoz director y guionista vuelve a “dar la nota” con una historia de triunfos y de fracasos, de ambiciosas aspiraciones y de sueños rotos… Antes, al ritmo de la batería; ahora, al compás de las estaciones y los (des)encuentros de la pareja protagonista, entre bailes y canciones que proclaman sus sentimientos; casi siempre, con el jazz como discreto testigo.
Si la primavera nos trae sus primeros cruces de miradas y caminos, con audiciones fallidas y fiestas donde “esperar a que alguien te encuentre”, el verano prende en sus corazones la llama del enamoramiento. Largos paseos, tardes de cine y otros planes en común, sin embargo, serán la antesala de un otoño de ausencias, distancia y crisis. ¿Renunciar o insistir? Los éxitos y los fracasos de sus respectivas metas profesionales se cuelan en la relación hasta enfriarla.
Y es aquí –tras un espectáculo clásico en su planteamiento, pero que es pura pirotecnia visual, musical e interpretativa (con dos actores a la altura del desafío)– cuando, cinco años después, el realizador nos sorprende con un cuarto de hora final inolvidable. Lejos de ciertos desenlaces previsibles y edulcorados, tan del gusto de la industria para estas producciones de aire romántico, La ciudad de las estrellas nos regala una feliz fusión de fantasía y realidad, una locura postrera que nos invita a “brindar por los que sueñan, por insensatos que puedan parecer”.
El tío Óscar llama a las puertas de esta mágica película con sus preciadas estatuillas. Todo apunta a que se le abrirán de par en par. Hacía tiempo que no estaba tan cantado. Y no solo por el repertorio de temas, sino por su capacidad para transportarnos a aquella Edad de Oro del cine… y del jazz. Disfruten de la velada.
FICHA TÉCNICA
Título original: La La Land
Guión y dirección: Damien Chazelle.
Fotografía: Linus Sandgren.
Música: Justin Hurwitz.
Producción: Fred Berger, Gary Gilbert, Jordan Horowitz, Marc Platt.
Intérpretes: Ryan Gosling, Emma Stone, J.K. Simmons, John Legend, Rosemarie DeWitt, Tom Everett Scott, Jason Fuchs, Sonoya Mizuno, Josh Pence, Meagen Fay, Cinda Adams.
Publicado en el número 3.020 de Vida Nueva. Ver sumario
