China y la Santa Sede: más cerca, pero aún tan lejos

misa en China en la catedral de la Inmaculada Concepción de Pekín diciembre 2016

La Novena Asamblea de los Representantes Católicos Chinos confirma la distancia entre Pekín y Roma

misa en China en la catedral de la Inmaculada Concepción de Pekín diciembre 2016

Misa en la Catedral de la Inmaculada Concepción de Pekín el pasado diciembre

JOSÉ LUIS CELADA | Antes de “juzgar basándose en hechos comprobados”, una breve declaración del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke, fechada el 21 de diciembre, recordaba que “todos los católicos en China esperan con impaciencia señales positivas, que les ayuden a tener confianza en el diálogo entre las autoridades civiles y la Santa Sede y a confiar en un futuro de unidad y de armonía”. Era la única respuesta oficial del Vaticano a propósito de la Novena Asamblea de los Representantes Católicos Chinos convocada días después en Pekín por la Asociación Patriótica China y la Administración Estatal de Asuntos Religiosos.

Aunque, a tenor de lo allí tratado, esas “señales positivas” siguen sin producirse. Por mucho que –según fuentes vaticanas que prefieren guardar el anonimato– se perciba un “tono más conciliador” en ciertos representantes gubernamentales. Como la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hua Chunying, que salió al paso del comunicado vaticano mostrando la disposición de su Ejecutivo a “impulsar un nuevo progreso en la mejora de las relaciones bilaterales y a promover diálogos constructivos” entre ambas partes.

Mientras, del 26 al 30 de diciembre, más de medio centenar de obispos –tanto nombrados por el régimen como fieles a Roma–, sacerdotes, religiosas y miembros del Partido Comunista se dieron cita en la capital china para –entre otras cuestiones– elegir a los líderes del Consejo de los obispos (una especie de Conferencia Episcopal no reconocida por la Santa Sede) y de la Asociación Patriótica. Que el obispo ilegítimo Ma Yinglin resultara reelegido como presidente del primer organismo y que Fang Xingyao de Linyi, quien ha presidido ordenaciones episcopales irregulares, encabece la Asociación Patriótica parecen ratificar la apuesta de la Asamblea por la continuidad.

Marcado nacionalismo

Así lo entiende el director de AsiaNews, Bernardo Cervellera, misionero del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras y gran conocedor de la Iglesia católica en el gigante asiático. A su juicio, más allá de los últimos nombramientos o de los debates generados en la citada reunión, lo que se vislumbra es “una Iglesia de Estado, controlada en todos sus movimientos y proyectos”, cuyas proclamas de independencia, autonomía y patriotismo se inscriben en las enseñanzas que el presidente del país, Xi Jinping, trata de imponer a las diversas religiones con un único fin: “Estar al servicio de las reformas y del desarrollo de la nación”.

Así, un alto funcionario chino sugería recientemente que las iglesias católicas en China deben ser administradas independientemente de la Iglesia católica de Roma. Un marcado nacionalismo que contrasta con el llamamiento lanzado por el director de la Administración Estatal para los Asuntos Religiosos, Wang Zuoan, pidiéndole a la Santa Sede que sea “flexible y pragmática”.

Donde no cabe flexibilidad alguna por parte del Vaticano es en lo que respecta a las últimas ordenaciones episcopales en Chengdu y en Xichang. Su posición “es conocida desde hace tiempo”, como apuntaba su portavoz en la nota antes referida, pues tanto este hecho como otros asuntos analizados durante la Novena Asamblea de los Representantes Católicos Chinos “implican aspectos de la doctrina y de la disciplina de la Iglesia”.

Y añadía: “La presencia, en las dos ordenaciones episcopales citadas anteriormente, de un obispo, cuya posición canónica está aún siendo estudiada por la Sede Apostólica a raíz de su ordenación ilegítima, ha creado malestar a los interesados y turbación en los católicos chinos. La Santa Sede comprende y comparte este dolor”. Y cuando persiste el dolor, las heridas suelen seguir abiertas.

Publicado en el número 3.018 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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