Poemas para un pregón de Navidad

Cuando la fiesta de la luz y la alegría se (d)escribe en verso

portada Pliego Pregón Navidad 2016 3017

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | En Adviento preparamos la Navidad: el nacimiento de quien hace nacer un mundo nuevo. En este momento histórico, en el que la desesperanza y el sinsentido se han convertido en la gran amenaza para el hombre de hoy. En Navidad, el Señor vendrá con su alforja rebosando paz… y volverá a renacer como hombre para recordarnos nuestra propia Humanidad. Porque la Navidad está dentro de nosotros. Hasta las palabras más cálidas y bellas del diccionario –amor, fraternidad, paz, alegría, ternura, esperanza, misericordia– se nos quedan cortas a la hora de hacer la exégesis del misterio de la Navidad. Aquí vamos a traer palabras– al fin y al cabo, uno trabaja con ellas–, con su presente y con su legado. Palabras que nos han llegado en poemas, contándonos la fiesta de la alegría, de la luz que vuelve a nacer.

Para Gerardo Diego, el gran poeta de la Navidad, Navidad y poesía eran una misma palabra, un mismo significado en el maravilloso misterio de la Encarnación. Desde poemas que nacieron antes, mucho antes, en el paso del siglo XII al XIII, y cuyo primer testimonio es el Auto de los Reyes Magos. “Todos los temas de la poesía simplemente humana –escribió Gerardo Diego– se reúnen y abrazan en el motivo de la Navidad. Maternidad, niñez, naturaleza y paisaje real e irreal, tierra y cielo, nieves, flores y estrellas… y allá, en el fondo, la Muerte y Resurrección”.

La Navidad era para Gerardo Diego su tiempo preferido. Vinculado a los recuerdos infantiles, a vivencias familiares, su recuerdo de la Navidad es intenso, feliz, alegre. Pero él describió como nadie que este es, también, un tiempo de angustia, de temor. El de esa Virgen Madre que se pregunta:

Cuando venga, ay, yo no sé
con qué le envolveré yo,
con qué.

Es la Madre de Dios quien simboliza también la ternura, la misericordia, del Niño Dios que quiere tanto al hombre que se hace uno más. Representación de ese milagro de la Encarnación que san Juan de la Cruz describió como: “El llanto del hombre en Dios, / y en el hombre la alegría”. María es la Virgen del Adviento, de la Navidad, de la Epifanía, de la huida a Egipto: “Señora de la Esperanza, / porque diste a la luz la Vida”, que escribió el obispo y poeta Pedro Casaldáliga. Y, más en estos tiempos de refugio familiar, cabe preguntarse como lo hizo Luis Rosales:

–Señora Santa Ana,
¿qué dicen de vos?

–Que soy soberana
abuela de Dios.

En este tiempo de Adviento, ¿quién mejor que un poeta con ojos y corazón de mujer para acercarnos a la hondura de la vida como lo haría la misma María? Gabriela Mistral, la gran poetisa chilena, escribió que la Navidad:

Es amor. Es esperanza. Es fe.
Es alegría.
Es principio de Redención.
Es una etapa de nuestra historia de Salvación.
Es encuentro con Cristo, Niño.
Es conversión y renovación.
Es paz interior.
Es vida nueva.
Es camino que se abre para el tiempo
y para la eternidad.
Es verdad que se alimenta del Amor.
Es vida que fructifica y madura,
sin dejar de nacer siempre.

La Navidad es música, es himno y es villancico, que es raíz medieval que aúna la glosa culta y la cancioncilla popular. Es, sobre todo, testimonio de la alegría ante la llegada del Mesías, que proclama José María Forteza:

Abrid las puertas, amigos,
abridlas para danzar
al son jovial de las flautas
que esbozan la Navidad.

Villancico 1: Arre borriquito

Villancico 2: Una pandereta suena

Villancico 3: Rin, rin

Villancico 4: Adeste fideles

 

Publicado en el número 3.017 de Vida Nueva. Ver sumario

 


CÓMO CONSEGUIR ESTE PLIEGO:

* Soy suscriptor de la revista: Clic en este enlace

* Quiero comprar el número suelto en la app de la Revista Vida Nueva. Pliego del nº 3.014: para iPad o para Android

* Quiero suscribirme a Vida Nueva

 


LEA TAMBIÉN:

Compartir