José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Vivir con pasión no condena a la vejez


Compartir

JUEVES 8. Primera lectura. Adán y Eva. Homilía. “Los mitos no son verdad, los mitos son la verdad”. Ni cuento ni gaitas. La búsqueda de la verdad.

SÁBADO 10. Mercadillo solidario de Aladina. Objetivo: reformar la UCI infantil del Hospital Niño Jesús. Este año en el puesto de los periodistas he aprendido a vender bisutería y productos gourmet. Los donantes mandan. Gracias. Se acerca una clienta potencial y pregunta por un bote de selección de sales de Mallorca. Le abro la caja para mostrárselas. “Ciérralas, por favor. Estoy en un tratamiento oncológico y tengo el olfato muy sensible”. Mi cara, un poema. “No te preocupes, no tenías por qué saberlo. Me llevo dos cajas, pero cerraditas”. Su buen humor aliñado con su generosidad me gana. Conversamos. Sobre su lucha cotidiana, sobre los efectos de la quimio… Es el primer diciembre en tiempo que se puede escapar a comprar los regalos de Navidad. Se despide con un abrazo. El regalo lo recibo yo. [Paco Arango: “He visto a Dios llorar conmigo”]

DOMINGO 11. Parón para descansar de la venta. José Luis me enseña en su móvil el Instagram de Lady Gaga. Ha colgado varias fotos en misa y acompañada de su párroco en los últimos meses. La reina de la provocación en el escenario da testimonio. Sin complejos. “Gracias padre Duffell por una hermosa homilía como siempre, y por el almuerzo en el restaurante. Me conmovió tanto cuando dijo: ‘La Eucaristía no es un premio para el perfecto, sino el alimento que Dios nos da’”. Provocadora. Sin márketing.

LUNES 12. Comida en la Peña Cuarto Poder. En Casa Lucio. A mitad del almuerzo, Pepe Hidalgo se une al grupo. Presidente de Air Europa. 76 años. Cercano a la quinta del Papa. Nos cuenta que hace poco ha hecho el traspaso de poderes a uno de sus hijos. “Pero no del todo. Si me dejo llevar por el aburrimiento, me muero”, sentencia cuando se cumplen tres décadas de la creación de su empresa. “Mi preocupación sigue siendo la misma: que el 28 de cada mes, mis trabajadores cobren y puedan ser felices”. Antes de salir del restaurante, veo a Lucio. 83 años. No hay día que no esté al pie del cañón con su batín. Salgo a la calle. Me encuentro con Soledad Lorenzo, galerista de pro. 79 años. “Gracias por dar vitalidad a un Madrid que sin ti sería más aburrido”, le piropean. No sé si la actividad rejuvenece. Lo que sí sé es que vivir con pasión la aeronáutica, la gastronomía o el arte no condena a la vejez. [Generación Bergoglio. En el 80º cumpleaños de Francisco]

jose.beltran@ppc-editorial.com

Publicado en el número 3.016 de Vida Nueva. Ver sumario