Blase Cupich: “Rezo por Trump y por quienes defienden posturas contrarias”

Blase Cupich, cardenal arzobispo de Chicago

Cardenal arzobispo de Chicago

Blase Cupich, cardenal arzobispo de Chicago

Entrevista con el cardenal Cupich [extracto]

MARÍA SERRANO (NUEVA YORK) | Cuando el pasado 9 de octubre el papa Francisco anunció la incorporación de 17 nuevos cardenales a la Curia, tres de los designados procedían de Estados Unidos; una decisión que ha sido vista como una apertura de los círculos tradicionales de la Iglesia hacia las nuevas “periferias” de las que tanto habla el Pontífice. Además de Kevin Farrell, prefecto del Dicasterio de los Laicos, la Vida y la Familia, y Joseph Tobin, arzobispo de Indianápolis, el arzobispo de Chicago, Blase Cupich, ha sido uno de los prelados elevados al cardenalato el pasado 19 de noviembre.

Cupich, que nació en Nebraska y estudió Filosofía y Teología, pertenece a la Congregación para los Obispos, el pequeño grupo designado por el Santo Padre para abordar los principales desafíos de la Iglesia en este tiempo, además de aconsejarle en la designación de nuevos obispos. El ya purpurado es considerado un pastor moderado que defiende las enseñanzas de la Iglesia pero evita la confrontación política, pastoralmente cercano y preocupado por los pobres y los marginados. Cupich también ha destacado por sus declaraciones contundentes contra los abusos sexuales a menores y por pedir una acción rápida sobre la reforma migratoria. Asimismo, en cuestiones polémicas ha abogado siempre por el diálogo, especialmente con aquellos que no están de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia.

PREGUNTA.- ¿Cómo recibió la noticia de que había sido designado cardenal por el papa Francisco?

RESPUESTA.- Con gran sorpresa. Un amigo me llamó desde la Plaza de San Pedro a las cinco de la mañana de aquí y no me lo podía creer. Es una noticia que me produce humildad, afianza mi obediencia y me brinda aliento: no soy un santo, pero espero estar a la altura de esta responsabilidad.

P.- En el otoño de 2014, cuando fue designado arzobispo, afirmó que el Papa había enviado a un “pastor” a su diócesis. ¿Todavía se ve de la misma manera, incluso después de estos dos años?

R.- Absolutamente sí, sin ninguna duda. Mi forma de abordar la administración de la diócesis ha tenido siempre el objetivo de construir la vida pastoral de la Iglesia que me ha sido confiada.

Fiel a un legado

P.- ¿Qué importancia cree que tiene su nombramiento para la Iglesia de Estados Unidos?

R.- Chicago ha jugado siempre un papel decisivo en la vida de la Iglesia católica de nuestro país, por lo que pienso que el sentido de mi designación está íntimamente relacionado con ese legado, al que espero ser fiel y poder seguir construyendo, siempre con la ayuda de mis hermanos obispos, en nuestra Conferencia Episcopal.

P.- Desde un punto de vista social, ¿cuál cree que es el desafío más grande al que nos enfrentamos en este momento y de qué forma puede la Iglesia ayudar a acometerlo?

R.- Nuestro reto más acuciante en este tiempo es trabajar en la interrelación de los temas fundamentales del hombre: la vida y la dignidad del ser humano. Si desconectamos estos asuntos, si los separamos unos de otros, disminuimos nuestra capacidad de involucrar a la comunidad en general, poniendo en peligro la oportunidad de construir una base amplia de apoyo. Un apoyo que necesitamos para asegurar que nuestra voz sea escuchada en la plaza pública. Por tanto, estos dos temas han de estar intrínsecamente unidos: la defensa de la vida desde su concepción y la de la dignidad humana, también en todas las etapas vitales.

P.- Tras la elección presidencial de Donald Trump, Francisco tuiteó: “Hagamos que la misericordia de Dios resplandezca en nuestro mundo a través del diálogo, la acogida recíproca y la colaboración fraternal”. ¿Opina que Trump busca la cooperación con la Iglesia?

R.- El pueblo americano ha hablado. Yo rezo por el presidente electo, para que el Señor le ilumine y le acompañe en su servicio a todas las personas de este país. También rezo por aquellos que defienden posturas contrarias, para que puedan continuar participando en nuestra democracia y nos esforcemos, todos juntos, por lograr una armonía respetuosa y que tienda al bien común. Porque todos somos guardianes de los ideales americanos de justicia, igualdad, fraternidad y paz entre las naciones. Tampoco debemos cansarnos de vivir nuestra tradición de servicio a los necesitados, a los marginados de la sociedad. Nuestros objetivos comunes deben ser demostrar nuestro compromiso con esos ideales, recuperar nuestra solidaridad como nación y ser auténticamente un faro de esperanza y compasión en un mundo que tanto las necesita.

Los obispos rezan por los inmigrantes

Coincidiendo con la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, el 12 de diciembre, los obispos de Estados Unidos celebraron a nivel nacional una jornada de oración y reflexión por la situación de los inmigrantes y los refugiados. Un claro guiño a una comunidad que, tras la victoria electoral de Donald Trump y su anuncio en campaña de que construirá un muro en la frontera con México para frenar a los miles de centroamericanos que tratan de cruzarla, afronta una tensión añadida en un momento de por sí convulso para ellos. Como reclacó en su convocatoria el cardenal Daniel DiNardo, arzobispo de Galvestone-Houston, la intención es prestar cercanía humana y esperitual a quienes afrontan este drama: “Mientras se va acercando la Navidad, se nos recuerda que nuestro Salvador Jesucristo no nació en el confort de su propia casa, sino en un pesebre”.

Publicado en el número 3.016 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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