Revolución pacífica para Gambia

simpatizantes celebrando la victoria de Adama Barrow como nuevo presidente de Gambia diciembre 2016

Tras 20 años de dictadura, Yahya Jammeh es derrotado en las urnas por la oposición

simpatizantes celebrando la victoria de Adama Barrow como nuevo presidente de Gambia diciembre 2016

Simpatizantes de Barrow celebran su victoria en las presidenciales

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | En un giro sin precedentes en el convulso contexto de África occidental, Gambia ha visto en una semana cómo una democracia ha empezado a dibujarse en su horizonte tras dos décadas de dictadura de Yahya Jammeh, quien alcanzó el poder por un golpe militar en 1994. Este peculiar mandatario, que llegó a afirmar que podía curar el sida con sus manos, solo unos meses atrás convirtió oficialmente al país en una “república islámica” para “abandonar el legado colonial” británico.

Así, pocos podían prever lo que pasó el 1 de diciembre, cuando, celebradas las elecciones presidenciales, el opositor Adama Barrow se convirtió en vencedor con un 45,5% de los sufragios, por el 36,7% de Jammeh. La diferencia fue tal que este hubo de aceptar su derrota.

No menos significativa es la figura de Barrow, quien en 2000 emigró a Reino Unido para trabajar como guardia de seguridad. Tras volver a Gambia, se convirtió en un empresario de éxito. Desconocido para la población hasta hace poco, consiguió aunar a toda la oposición para encabezar una única candidatura frente a Jammeh. Esa unidad y el hecho de que el régimen se había endurecido (dos líderes opositores han muerto en la cárcel este año), han facilitado la victoria de quien ha prometido iniciar una rápida transición a la democracia. Barrow, que tomará posesión en enero, ha asegurado que solo estará tres años en el poder y que, entonces, convocará unas elecciones presidenciales a las que no se presentará.

En este contexto, el Tribunal Supremo ha liberado a 19 presos políticos encarcelados en abril por manifestarse contra Jammeh. Entonces, la propia Iglesia denunció la represión “brutal” y pidió garantías para estos comicios. Pese a todo, la tensión es hoy evidente y hay rumores de golpe de Estado para dejar en papel mojado lo dispuesto por los ciudadanos. La presencia masiva de la población en la calle, en una actitud de festejo impensable hasta ahora, busca alejar ese fantasma.

Publicado en el número 3.015 de Vida Nueva. Ver sumario

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