El día que Cuba se despertó con resaca y sin Fidel

cubanos en Miami celebran la muerte de Fidel Castro 25 noviembre 2016

La Iglesia, ayer perseguida y hoy tolerada, pide que “nada enturbie la convivencia entre nosotros”

cubanos en Miami celebran la muerte de Fidel Castro 25 noviembre 2016

Cubanos exiliados en Miami festejan la muerte de Castro

El día que Cuba se despertó con resaca y sin Fidel [extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Tras casi cinco décadas en el poder y otra tras su abandono, la muerte de Fidel Castro, el 25 de noviembre en La Habana a los 90 años, ha conmocionado Cuba. Un sentimiento paralelo a la incertidumbre sobre los posibles pasos que dará ahora su hermano, Raúl Castro, quien, en estos diez años de liderazgo heredado, ha iniciado una leve apertura del régimen, siendo los principales hitos el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y el fin del desbloqueo comercial acordados con el presidente saliente de EE.UU., Barack Obama. Ahora, ante la llegada en enero a la presidencia estadounidense de Donald Trump, cuya postura hacia Cuba es incierta (los republicanos están divididos entre retomar el bloqueo y promover que las grandes empresas del país entren en la Isla), se alcanza una fase de complejidad.

De hecho, Trump ha despedido a Castro con una condena sin paliativos, calificándolo como “un brutal dictador que oprimió a su propio pueblo”, componiéndose su legado de “escuadrones de fusilamiento, robo, sufrimiento, pobreza y negación de derechos fundamentales”.

Mientras, la Iglesia, hostigada durante décadas por el castrismo pero con el que ha llegado a una relativa cordialidad, sobre todo tras las visitas de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, ha reaccionado con una medida prudencia.

Por ello, si el mensaje de condolencias de Bergoglio a Raúl Castro llegó de un modo inmediato (mostrando sus “sentimientos de pesar a vuestra excelencia y a los demás familiares, así como al Gobierno y al pueblo de esa amada nación”), la Conferencia Episcopal Cubana no publicó un comunicado hasta tres días después, encomendando escuetamente el alma de Castro “a Jesucristo, rostro misericordioso de Dios Padre”, pidiéndole “que nada enturbie la convivencia entre nosotros”. A la Virgen de la Caridad del Cobre le rogaron salvaguardar “el futuro de la patria, para que nos proteja y anime a trabajar juntos en orden a lograr el sueño por el que José Martí entregó su vida: ‘Una patria con todos y para el bien de todos’”.

Vida Nueva ha contactado con el arzobispo de La Habana, Juan de la Caridad García Rodríguez, pero prefiere no pronunciarse y se suma al mensaje del Episcopado.

mujer cubana llora tras la muerte de Fidel Castro 25 noviembre 2016

Varios simpatizantes en La Habana lloran al exmandatario

Un diálogo sincero

En conversación con este semanario, el religioso agustino Aldo Marcelo Cáceres Roldán, párroco en Santo Cristo del Buen Viaje, en La Habana, cuenta que su congregación fue expulsada en 1961 del país, en los primeros años de la Revolución, siendo ejemplo del nuevo tiempo cómo pudieron volver en 2006, desarrollando su acción en los ámbitos caritativo y educativo. Ahora, cree que la muerte de Fidel marca un antes y un después: “Fue un hombre carismático y de un gran espíritu revolucionario. Raúl, sin dejar de ser fiel a este espíritu, ha dado pequeños y nuevos pasos, teniendo en cuenta las nuevas circunstancias históricas, para que Cuba tenga su propio desarrollo económico”.

“No podemos olvidar –añade el agustino– que Cuba aporta muchos médicos en África y Latinoamérica. Estos gestos solidarios son un bien para la humanidad, una aportación al mundo. En cuanto a las perspectivas políticas, Cuba, a su manera y tiempo, buscará abrir nuevos horizontes. Habrá que ver si, por parte de los agentes externos, hay voluntad política para cultivar un diálogo sincero que vaya más allá de sus propios intereses en la Isla”.

“Los mandatarios mundiales –concluye Cáceres– no deberían quedarse en si Fidel fue un héroe o un dictador. Está gobernando Raúl y los cambios no se pueden dar de la noche a la mañana. Un gran gesto por parte de EE.UU., con el apoyo de la naciones, sería levantar definitivamente el embargo. Y, desde ahí, ensanchar el horizonte de garantías”.

Berta Soler, presidenta de las Damas de Blanco en Cuba

Berta Soler, presidenta de las Damas de Blanco

“Todo va a seguir igual”

Berta Soler, presidenta del grupo opositor Damas de Blanco, expresa a Vida Nueva una opinión mucho más crítica: “La muerte del dictador no representa nada, pues llevamos ya diez años con su hermano controlándolo todo y, en definitiva, el pueblo ya no sentía la presencia de Fidel, que ha estado todo este tiempo escondido”.

Con escepticismo, lamenta que “todo va a seguir igual… La miseria, el hambre, el abuso de poder; Raúl no tiene voluntad de promover la libertad ni los derechos”. Aun así, la activista se mantiene esperanzada en que el cambio pueda llegar desde fuera: “Confío en que Trump imponga verdaderas condiciones al régimen para mantener las relaciones diplomáticas. Esa sería la única forma, porque ni Raúl va a hacer algo por sí mismo ni Obama había logrado nada, habiendo en este tiempo de deshielo más represión interna si cabe”.

Algo que Soler ejemplifica con lo ocurrido en Cuba en estos nueve días de luto oficial decretados por el Gobierno: “La televisión habla las 24 horas del día de Fidel, glosando su figura. El adoctrinamiento es tal que tampoco se permite el consumo de alcohol o escuchar música. Si algún responsable de barrio te denuncia, la multa son 500 pesos. Mientras en Miami hay fiesta, aquí se obliga al silencio”.

Celebración en Miami

Efectivamente, estos son días de celebración en Miami, donde viven dos millones de cubanos exiliados. Su arzobispo, Thomas Wenski, despidió al exmandatario así: “Fidel Castro se murió. Ahora le toca el juicio de Dios, que es misericordioso y también justo”.

En declaraciones a esta revista, Karel Becerra, opositor cubano en Miami, se muestra eufórico: “Soplan vientos de libertad. El poder comunista ha recibido un duro golpe. Las esferas del poder castrista se reponían aún de la derrota de Hillary Clinton, cuando el eterno caudillo se marchó para siempre. No pudo elegir peor momento. Cuba atraviesa una enorme crisis y, sin la ayuda de Obama, el colapso es inminente”.

Publicado en el número 3.014 de Vida Nueva. Ver sumario

 


LEA TAMBIÉN:

Compartir