Francisco da forma al Colegio cardenalicio que continuará su legado

papa Francisco con cardenales Carlos Osoro y Baltazar Porras en furgoneta después de la misa del consistorio para visitar a Benedicto XVI 19 noviembre 2016

Con su tercer consistorio, el Papa lleva ya nombrados a 55 cardenales

papa Francisco con cardenales Carlos Osoro y Baltazar Porras en furgoneta después de la misa del consistorio para visitar a Benedicto XVI 19 noviembre 2016

El papa Francisco, con los neocardenales Carlos Osoro y Baltazar Porras, en un minibús después de la misa

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Se mire por donde se la mire, la lista de los 17 cardenales creados por Francisco este 19 de noviembre no tiene desperdicio. Cada uno de ellos merecería un comentario aparte, pero no resulta posible en este espacio.

Emotivamente, todas las miradas convergían hacia la diminuta figura del sacerdote albanés Ernest Simoni, nacido en 1928, al que los ceremonieri vaticanos tuvieron que ayudar en todo momento para quitarse y ponerse la mitra. Condenado a muerte dos veces, pasó en prisión 18 años, trabajó 12 en una mina y otros tantos en las cloacas de Scutari.

También impactó el testimonio del nuncio en Damasco, Mario Zenari, quien, tras concederle el Papa que hablara en nombre de los nuevos purpurados, describió con crudeza el horror de estos seis años de guerra en Siria. No menos heroica es la vida del arzobispo de Bangui (República Centroafricana), Dieudonné Nzapalainga. A sus 49 años se convierte en el cardenal más joven; varias veces ha puesto en peligro su vida al intentar romper las barreras que separan en su país a cristianos y musulmanes por la violencia de los más exaltados.

Estamos ante un consistorio que eleva a 228 el número de miembros del Colegio cardenalicio, de los cuales 121 son electores y representan a 79 naciones diferentes. Hasta 14 de ellas han entrado a formar parte del mismo por decisión de Francisco, que, en tres consistorios decisivos, ha nombrado a 56 purpurados (de los cuales quedan 55, tras el fallecimiento de Loris Francesco Capovilla).

Después de la lectura del llamado “sermón de la llanura” (Lucas 6, 27-36), el Santo Padre comentó que la invitación del Señor a sus discípulos a seguirle se concreta en cuatro acciones: “Amen, hagan el bien, bendigan y rueguen”. Al presentar a los destinatarios de estas acciones, el Papa fue contundente: “Jesús es muy claro, no se anda con eufemismos: amen a sus enemigos, hagan el bien a los que les odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman”.

papa Francisco y los nuevos cardenales visitaron a Benedicto XVI después de la misa del tercer consistorio 19 noviembre 2016

Tras la celebración, Francisco y los cardenales visitaron a Benedicto XVI

“Nos toca transitar un tiempo –dijo– donde resurgen epidémicamente, en nuestras sociedades, la polarización y la exclusión como únicas formas posibles de resolver los conflictos. Vemos, por ejemplo, cómo rápidamente el que está a nuestro lado ya no solo posee el estado de desconocido o inmigrante o refugiado, sino que se convierte en una amenaza, posee el estado de enemigo. (…) Y, sin darnos cuenta, esta lógica se instala en nuestra forma de vivir, de actuar, de proceder. (…) Poco a poco, las diferencias se transforman en sinónimos de hostilidad, amenaza, violencia. (…) El virus de la polarización y de la enemistad se nos cuela en nuestras formas de pensar, de sentir, de actuar”.

“No somos inmunes a esto –advirtió– y tenemos que velar para que esa actitud no cope nuestro corazón, porque iría contra la riqueza y la universalidad de la Iglesia que podemos palpar en este Colegio cardenalicio. Venimos de tierras lejanas, tenemos diferentes costumbres, color de piel, idiomas y condición social; pensamos distinto e incluso celebramos la fe con ritos diversos. Y nada de esto nos hace enemigos, contrarios. Esta es una de nuestras mayores riquezas”.

“El camino del cielo –les dijo Bergoglio mirándolos a la cara– comienza en el llano, en la cotidianidad de la vida partida y compartida, de una vida gastada y consagrada. En la entrega silenciosa y cotidiana de lo que somos. Nuestra cumbre es esa calidad del amor; nuestra meta y deseo es buscar en la llanura de la vida, junto al pueblo de Dios, transformarnos en personas capaces de perdón y reconciliación”.

Tras la ceremonia, el Papa y los 17 nuevos cardenales se subieron a dos microbuses para ir a visitar a Benedicto XVI en la capilla privada del monasterio Mater Ecclesiae. Este les bendijo y despidió con la benignidad que le caracteriza.

Publicado en el número 3.013 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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