Francisco Conesa: “No soy dueño de la fe de los menorquines”

Francisco Simón Conesa, obispo electo de Menorca, con Jesús Murgui, obispo de Orihuela-Alicante, en la rueda de prensa de presentación tras su nombramiento octubre 2016

El obispo electo de Menorca habla con VN

Francisco Simón Conesa, obispo electo de Menorca, en la rueda de prensa de presentación tras su nombramiento octubre 2016

RUBÉN CRUZ | Repican las campanas. Son las 12 del mediodía. Todas las iglesias de Menorca al unísono celebran la “buena noticia”: la isla ya tiene obispo. Un nombramiento “totalmente inesperado”. Así ha recibido su designación como obispo titular de Menorca el sacerdote ilicitano Francisco Conesa (Elche, 1961). El pasado 27 de octubre se hacía público el nombramiento para una sede que permanecía vacante desde hace más de un año, con la marcha de Salvador Giménez a Lérida.

“He recibido la noticia con alegría e ilusión. Es lo que me pide la Iglesia y yo soy un servidor”, comenta a Vida Nueva el nuevo prelado horas después de su elección. Conesa se pone en camino a una Iglesia mediterránea a la que le unen lazos de religiosidad, pero a la que aún no conoce en profundidad, aunque no va a cejar en su empeño de “servirla con toda mi alma y todo mi corazón”.

Su primer objetivo lo tiene ya claro: “Ponerme a caminar con ellos de la mano, es decir, adaptar mi paso al paso de esa Iglesia, con la ayuda de los sacerdotes, los religiosos, las religiosas, los laicos y las parroquias, que es indispensable, sin ellos no puedo dar un solo paso ni aprender a servirlos”.

A mediados de noviembre viajará a la isla para encontrarse con el clero, aunque la consagración episcopal no se celebrará hasta el 7 de enero del próximo año, fecha a partir de la cual se quede definitivamente en Menorca y abandone su misión en la Diócesis de Orihuela-Alicante.

Gerardo Villalonga, actual administrador diocesano, ya le ha mostrado su respaldo. “Tendremos un buen obispo”, ya que Conesa es “sencillo, humilde y muy preparado”. El nuevo obispo explica que se conocen “desde hace muchos años, ya que fuimos vicarios generales al mismo tiempo. Es una persona extraordinaria de la que me fio completamente”.

Y se siente acogido tanto por él como por el colegio de consultores, cuyos miembros ya le han telefoneado para darle la bienvenida. Palabras de agradecimiento también ha tenido su actual obispo, Jesús Murgui, por el que “me siento arropado y apoyado, al igual que por la diócesis que dejo, a la que quiero, porque la he servido mucho tiempo con todo el corazón”.

Servidor de la alegría

El lema episcopal que acompañará a Conesa durante su ministerio es Adiutor gaudii vestriServidor de la alegría–. Porque “no soy dueño de la fe de los menorquines, sino servidor de su fe”, explica el obispo electo.

En la carta enviada a sus fieles quiso dejar claro que quiere hacer de Menorca una Iglesia de puertas abiertas, dinámica y misionera. Y es que “esas son las recomendaciones del papa Francisco en Evangelii Gaudium. El Santo Padre nos dice que la Iglesia debe revisarse y discernir para ser misionera y tener las puertas abiertas”, detalla.

Precisamente esto es lo que Conesa lleva haciendo desde que llegó a la Basílica de Santa María de Elche hace tres años. “Tenemos que intentar ir abriendo nuestra Iglesia. Ese esfuerzo tenemos que hacerlo todos, y en lo que a mí respecta, la Iglesia de Menorca”, subraya.

El nuevo obispo ya ha tenido la oportunidad de conocer a Bergoglio, puesto que formó parte de la delegación española en la última visita ad limina en marzo de 2014. “Como vicario de la diócesis acompañé a mi obispo [Jesús Murgui]”, recuerda. “Tuve la oportunidad de saludar a Francisco –añade–. Es un hombre extraordinario. Y aunque los vicarios estuvimos muy poquito tiempo, nos sentimos privilegiados por su cariño y su sonrisa”.

Por otro lado, el prelado tiene previsto acudir a la Asamblea Plenaria, que se celebrará a mediados de noviembre en Añastro, para presentarse a sus hermanos en el episcopado.

Publicado en el número 3.010 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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