Kiko Argüello: “El Camino Neocatecumenal no es una secta”

Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal

El iniciador del Camino publica ‘Anotaciones 1988-2014’ (BAC)

Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal

Entrevista a Kiko Argüello [extracto]

JOSÉ BELTRÁN | Impredecible. Kiko Argüello no tiene filtros. Aunque resulte incómodo. El protocolo no va con él. Con vehemencia si cabe. Esa que impacta cuando se le ve en un escenario. Con un deje que hay quien asemeja al de los predicadores carismáticos. En las distancias cortas, este temperamento no se esfuma, deviene en dialéctica. Quince minutos de entrevista dejan algunas cuestiones fuera. No esquiva las que se le plantean. De frente. Provocador. Con su libro como hilo conductor. Anotaciones 1988-2014, editado por la BAC. Pensamientos, oraciones, gritos de desconsuelo… Frase a frase. Hasta sumar 506 puntos. “Como ha hecho Escrivá de Balaguer”, apunta el iniciador del Camino Neocatecumenal junto la recientemente fallecida Carmen Hernández. “Un sacerdote anciano me dijo una vez: ‘Nunca dejes de hacer el bien por miedo a la vanidad, porque eso viene del demonio’. Por eso lo publico, aunque puedan decir que me hago el santo”.

PREGUNTA.- ¿Qué sentido tienen ahora sus anotaciones?

RESPUESTA.- Es una especie de testamento, aunque no está escrito para ser publicado. Son mis desahogos. De hecho, me da vergüenza leerlos en público. Solo quiero hacer un regalo a mis amigos, un homenaje a Carmen y un regalo a los hermanos que Dios ha querido que fueran mis catecúmenos ahora que me queda poco para morirme. Si además, algún hermano se lo regala a un primo suyo que ha perdido la fe y le hace bien… ¡bendito sea el Señor! Hay gente que no cree en nada, pero, a lo mejor, al leer estos pensamientos se dice a sí mismo: “Este tío parece sincero…”.

P.- La obra refleja una constante lucha interior. ¿Ha vivido alguna “noche oscura”?

R.- He vivido momentos muy duros donde Dios desaparece del horizonte, lo que se llama ‘noche del sentido’. Hay momentos en los que parece que la fe no tiene ningún sentido, parece que Dios te ha abandonado. Es duro continuar, pero hasta en esas situaciones el Señor siempre ha estado conmigo. Cuando menos te lo esperas y todo se pone cuesta arriba, de repente aparece el Señor. En la última convivencia de rabinos que organizamos, parecía imposible que les hablara a 120 representantes judíos de todo el planeta y se generara un verdadero encuentro. Sin embargo, el Espíritu de Dios hizo posible que pudiéramos hasta bailar juntos. Ahora te confieso que llegué a esa convivencia prácticamente muerto en lo espiritual.

P.- ¿Alguna vez ha pensado en tirar la toalla?

R.- Nunca.

Esa “locura”

Alguien cercano –a Vida Nueva, no a Kiko– me comenta que antaño vio en primera persona cómo algunos curas se mofaban de aquel “loco” que se movía entre gitanos y quinquis por las chabolas de Palomeras Altas. Cuando esa “locura” de lo que hoy vendría a ser un hipster se tradujo en un proyecto de iniciación cristiana para adultos con miles de personas detrás, las risas se transformaron en recelo. Hoy el Camino lo forman un millón y medio de personas en 125 países en los cinco continentes con más de 30.000 comunidades y 100 seminarios. A golpe de guitarra, en La menor.

P.- Con estos datos, cuando echa la vista atrás… ¿le da vértigo?

R.- No, porque no es obra mía. Lo ha hecho todo Dios. Yo soy siervo inútil. Me parece imposible pensar en todos esos números: los seminarios, la fidelidad de los hermanos, las familias que están en misión… Todo lo que Dios está haciendo es sorprendente, también para mí.

P.- Usted solo se ve como instrumento. ¿Pero no teme que los integrantes del Camino se queden atrapados en el culto al “fundador”?

R.- Eso podría pasar. Pero, fíjate, estoy convencido de que Dios envió a Carmen con nosotros para luchar contra el “kikianismo”. Aunque en España nos llaman los “kikos”, en ninguna parte del mundo se refieren a nosotros así. Yo no he ligado jamás ninguna persona a mí. Eso sería un delito. Un buen catequista liga a los hombres a Jesucristo. Él es la verdad.

P.- ¿Se toma con humor que les llamen “kikos”?

R.- Te podría mentir, pero no lo llevo bien. Siempre lo dijeron con desprecio, en tono despectivo, para reírse. ¡Que le vamos a hacer! Frente a eso, ser humilde. Y eso pasa por que te insulten, te humillen. ¿Qué otra cosa podemos hacer? Seguir adelante, como Cristo.

P.- ¿Qué le diría a quien piensa que el Camino es una secta?

R.- Que ha sido aprobado por la Iglesia. Los estatutos han sido examinados por cinco congregaciones de la Santa Sede y aprobados por ellas: cada uno de los números, el contenido de las catequesis, la teología… Se ha estudiado palabra por palabra todo aquello que yo he dicho. No somos ninguna secta. La gente puede decir lo que le dé la gana. Si uno mira algunas webs, te puedes quedar horrorizado.

Respaldo vaticano

Comentarios y temores no solo online. Sobre la libertad del individuo que decide dejar el Camino. O el riesgo de que las misas de la comunidad de los sábados devengan en una iglesia “en paralelo” a la parroquia, asunto en teoría resuelto cuando en marzo de 2014 el Vaticano respaldó la praxis litúrgica de sus estatutos. Una realidad eclesial –huyen de la palabra movimiento– que se creció bajo el abrigo de Juan Pablo II, se encajó en lo institucional con Benedicto XVI y ahora respaldado por Francisco.

P.- Cuando Bergoglio fue elegido papa, se anticiparon a decir que les arrinconaría. Pero, cuando le ve, me consta que le invita a hacer “más lío”. ¿Echa de menos a sus predecesores?

R.- No echo de menos a ningún papa. Francisco ha sido buenísimo con nosotros. Nos ha defendido siempre. No solo eso. Nos ha ayudado. Me siento muy querido por él. Cuando me ve, me dice: “Quiero que sea un santo”. Yo le contesto: “No soy un santo, solo un pecador”. Y él replica: “Ya somos dos: tú y yo”.

P.- Se sabe libre y no se calla ante un cardenal o ante miles de personas. ¿No le habría causado menos disgustos callarse?

R.- Tengo que ser fiel a la voluntad de Dios por encima de los hombres, aunque a veces sea difícil y conlleve problemas. Para obedecer a Dios, es importante ser valiente.

P.- ¿Es consciente de que hay obispos que le han buscado para llenar campos de fútbol?

R.- No siento que seamos especialmente instrumentalizados. A veces sí, pero siempre me he sentido libre de responder a lo que nos pedían.

P.- ¿Cómo es la vida sin Carmen? ¿Quién le regaña ahora por sus largas catequesis “de cursillista”, como ella decía?

R.- Su muerte me ha hecho polvo. Carmen ha sido providencial en mi vida. Sobre todo, para que no hagan del camino un “kikianismo”.

P.- ¿Iniciará el proceso para proclamarla sierva de Dios?

R.- En cuanto sea posible. En ella la virtud era en grado heroico. Nunca pensó en sí misma. Si tú lees cualquiera de sus diarios, buscaba desaparecer. Me quedó con su oración constante: “Jesús mío, Jesús mío. No puedo más, ayúdame”.

P.- ¿Le agobia el futuro del Camino después de Kiko?

R.- Absolutamente no. Todavía considero un milagro que la gente se encuentre con el Camino y se convierta, porque yo no tengo el poder para convertir a nadie. Dios les abre el oído. Después será lo mismo. Esperemos que luego no hagan una congregación o algo por el estilo. Ya sufrimos bastante con la Santa Sede cuando quisieron hacer de nosotros una asociación laical. Nosotros somos una iniciación cristiana abierta a tanta gente que tiene que competir con un ambiente pagano.

P.- ¿Cómo le gustaría a usted que le recordaran?

R.- Simplemente como un enamorado de Jesucristo.

“Me estáis matando”

El Aula Magna de la Fundación Pablo VI, llena para presentar un libro que va por su tercera edición. “Estoy convencido de que Dios nos manda mensajeros en su nombre, profetas”. Así se refirió el presidente del Episcopado a Argüello. No en vano Blázquez conoce a fondo el Camino en tanto que ha vivido el proceso catequético: “Kiko y Carmen han sido fieles, unas veces con gozo, otras con sufrimiento, a una misión que les desbordaba y que han ido cumpliendo”. Ante el elogio del cardenal, Kiko bromea: “Todo esto estaría bien si estuviese muerto. Con este acto y estas palabras, me estáis matando…”.

Publicado en el número 3.009 de Vida Nueva. Ver sumario

 


LEA TAMBIÉN:

Compartir