Cardenal Vegliò: “Es absurdo acoger solo a refugiados cristianos”

cardenal Antonio Maria Vegliò en un encuentro en Madrid con entidades eclesiales vinculadas a la pastoral de las migraciones organizado por la Universidad Pontificia Comillas octubre 2016

Denuncia en Madrid la hipocresía de países que venden armas para la guerra y rechazan a quienes huyen de ellas

cardenal Antonio Maria Vegliò en un encuentro en Madrid con entidades eclesiales vinculadas a la pastoral de las migraciones organizado por la Universidad Pontificia Comillas octubre 2016

El cardenal Vegliò en Comillas, junto al decano de Teología, Enrique Sanz, y la directora del Instituto de Estudios sobre Migraciones, Mercedes Fernández

Cardenal Vegliò: “Es absurdo acoger solo a refugiados cristianos” [extracto]

JOSÉ LORENZO | “La Iglesia no puede hacer eso, no puede brindarse a acoger solo a refugiados cristianos. Somos todos hijos de Dios y no podemos decirle a alguien ‘no’ por ser musulmán y que se muera de hambre en su país o ahogado en el Mediterráneo”. Con esta rotundidad respondió el cardenal Antonio Maria Vegliò (Macerata Feltria, Italia, 1938) a un deseo nunca oficialmente formulado pero sí visto con buenos ojos en algunos países de Europa –sobre todo del Este– y grupos eclesiales en los peores momentos de la crisis de los refugiados.

Para el todavía presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes (el 1 de enero se convertirá en el Consejo para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, con el cardenal Peter A. Turkson al frente y con la significativa novedad de que el Papa, impulsor de esta reforma que reagrupa a cuatro dicasterios, se reserva ad tempus las competencias sobre migrantes y refugiados), esta crisis “es un problema de futuro para Europa, pero la Iglesia no puede entrar en eso. La Iglesia siempre puede hacer algo más como institución y como estructura. De hecho, Francisco pidió que se acogiese a familias de refugiados en los conventos. Y en Italia han acogido a 50.000 personas”, según señaló en un encuentro en Madrid con entidades eclesiales vinculadas a la pastoral de las migraciones organizado por la Universidad Pontificia Comillas.

En este sentido, subrayó la claridad de los mensajes que lanza Jorge Mario Bergoglio sobre los migrantes y refugiados, tema sobre el que es especialmente sensible. “Dice que quien no recibe al otro no es cristiano. Y es cierto, porque los hay que van a misa todos los domingos pero rechazan a los migrantes. Dicen que tienen miedo del buenismo, pero lo que temen es al otro, porque su presencia nos fastidia. Y un cristiano que no quiere migrantes no es un buen cristiano”.

Derribar muros

Justo esos días, más de 10.000 migrantes habían sido interceptados por la Marina italiana en aguas del Canal de Sicilia, dato que conmovió al purpurado. Pero, ¿debemos acogerlos a todos?, se le preguntó. “Acogerlos a todos es un problema. Pero sí se debe tener, al menos, la apertura mental para acogerlos. El problema no se resuelve con muros. Un muro puede durar unos años, pero luego se cae”, afirmó. Lo que sí reclamó es que los migrantes “respeten la identidad de los lugares a donde llegan”. “La integración es el ideal, pero es difícil. Los que vienen han de tener derechos, pero también deberes”.inmigrante llegado en patera a las costas de Europa recogido del mar y tapado con una manta

Vegliò advirtió del peligro de politizar la crisis de los refugiados. “Cuando entra la política en esta cuestión, los principios generales quedan obnubilados porque los partidos no quieren perder votos. Las últimas elecciones celebradas en Europa nos hablan de contrariedad por la llegada de migrantes. Angela Merkel dijo que Alemania acogería a un millón de refugiados, pero sendas derrotas en dos comicios regionales hicieron que eso se quedase en un bello principio genérico”.

En esta línea, el cardenal subrayó la pérdida de referencia del continente europeo en cuestiones de derechos humanos. “El Papa ya dijo que no reconoce a esta Europa, que en su día fue centro para la acogida de personas”. Hoy “fastidia que lleguen y que puedan arruinar su economía. Y hay miedo en Europa a que este problema la divida, porque la acogida a musulmanes divide a los países”, subrayó tras tachar de “inaceptable” el acuerdo que la Unión Europea firmó con Turquía en marzo para que este país acogiese, a cambio de 6.000 millones de euros, a todos los refugiados que llegaban ilegalmente a sus fronteras. “Esto es un mero comercio, porque Turquía, que es uno de los países con más refugiados en su interior, no es un ejemplo de libertad ni tampoco sus campos de refugiados son ideales”.

El cardenal reconoció que es un problema complejo, pero invitó a tener amplitud de miras. “Solo después de la visita de Francisco a Lampedusa, Europa despertó un poco de su sueño y ofreció ayuda a los países que están en la primera línea, como Grecia o Italia, para hacer frente a esta situación”.

Pero también hizo una llamada a reflexionar sobre las causas del problema. “La emigración no se para con un muro. Uno deja su país porque está en guerra o porque hay hambre. Y si no se les vendiese armas, no habría guerras. ¿Y quién vende armas? Los países ricos, que son los que no quieren migrantes. Eso es una gran hipocresía. Si los países ricos fuesen más generosos con los países empobrecidos habría menos migrantes”.

Francisco denuncia la “triple desprotección” de los niños emigrantes

DARÍO MENOR (ROMA) | Los migrantes menores de edad están desprotegidos por tres motivos: son “menores, extranjeros e indefensos” que se ven forzados a vivir “lejos de su tierra natal” y “separados” de sus familias. Esa es la principal advertencia que deja el Papa en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado de 2017 que, con el lema Emigrantes menores de edad, vulnerables y sin voz, fue publicado el 13 de octubre.

Francisco centra el texto en los más pequeños para denunciar cómo la “gente sin escrúpulos” explota a los niños para “iniciarlos en la prostitución”, “esclavizarlos” o “reclutarlos como soldados” o en grupos criminales. “Son principalmente los niños quienes más sufren las graves consecuencias de la emigración, casi siempre causada por la violencia, la miseria y las condiciones ambientales”, escribe el Papa, pidiendo a los Estados que combinen la defensa de sus intereses nacionales con la “obligación” de “resolver y regularizar” la situación de los emigrantes menores de edad.

Publicado en el número 3.008 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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