El papa Francisco y el primado anglicano Justin Welby sellan “50 años de amistad”

papa Francisco y Justin Welby, primado de la Iglesia anglicana, firman declaración conjunta Vaticano 5 octubre 2016

Los dos líderes firman una declaración conjunta entre católicos y anglicanos

papa Francisco y Justin Welby, primado de la Iglesia anglicana, firman declaración conjunta Vaticano 5 octubre 2016

Firma de la declaración conjunta, el 5 de octubre

ANTONIO PELAYO (ROMA) | En su edición del domingo 9, L’Osservatore Romano dedicaba con grandes caracteres su primera página al país más pobre de América, que acaba de sufrir el azote de un violentísimo huracán. “Haití de rodillas –era el titular–. El país se enfrenta a otra grave crisis humanitaria después del terremoto de 2010”. “Oración y solidaridad con Haití”, insistía al día siguiente el periódico vaticano, dando mayor relieve tipográfico a esta noticia que al anuncio del nuevo consistorio para el nombramiento de cardenales.

“He recibido con dolor –dijo Francisco después de la oración del ángelus– las noticias sobre las consecuencias causadas por el huracán que los días pasados ha golpeado el Caribe y en particular Haití, dejando numerosas víctimas y personas evacuadas. Aseguro mi cercanía a las poblaciones y expreso mi confianza en el sentido de solidaridad de la comunidad internacional, de las instituciones católicas y de las personas de buena voluntad. Os invito a uniros a mi oración por estos hermanos y hermanas tan duramente probados”.

No será este, sin duda, el último gesto solidario de Francisco con los haitianos, a los que ha hecho llegar, a través del nuncio apostólico en Puerto Príncipe, Martin Nugent, una importante ayuda económica. Al mismo tiempo, Cáritas Internacional y el nuevo pontificio consejo que ha asumido las funciones del hasta ahora existente Cor Unum han hecho saber que intensificarán su ayuda a un país tan devastado.

Deseo de unidad

Por otro lado, el miércoles 5 de octubre tuvo lugar en la iglesia romana de San Andrés y San Gregorio al Celio una celebración de vísperas presidida conjuntamente por Francisco y Justin Welby, arzobispo de Canterbury y primado de la Comunión Anglicana. Ambos conmemoraban el histórico encuentro que mantuvieron en Roma hace cincuenta años, el 26 de marzo de 1966, sus predecesores, Pablo VI y Michael Ramsey, y que marcó el acercamiento entre católicos y anglicanos.

Antes, el obispo de Roma y el arzobispo de Canterbury firmaron una declaración conjunta (la séptima en este medio siglo trascurrido), en la que escriben: “El vivo deseo de unidad que expresamos firmando esta declaración está estrechamente unido al compartido deseo de que hombres y mujeres lleguen a creer que Dios ha mandado a su Hijo, Jesús, al mundo para salvarlo del mal que oprime y debilita la entera creación”.

En otro pasaje del texto se afirma que “el mundo debe vernos testimoniar, por nuestro trabajo conjunto, esta fe común en Jesús. Podemos y debemos trabajar juntos para proteger y preservar nuestra casa común, viviendo, instruyendo y actuando de forma que favorezcamos un rápido fin de la destrucción ambiental que ofende al Creador y degrada a sus criaturas, generando modelos de comportamientos que promuevan un desarrollo sostenible e integral para el bien de todos. Podemos y debemos estar unidos en la causa común de sostener y defender la dignidad de todos los hombres. (…) En una cultura de la indiferencia, muros de alejamiento nos aíslan de los otros, de sus luchas y de sus sufrimientos”.

Ya al final de su declaración, dan gracias a Dios porque “lo que está a nuestra espalda (dolorosos siglos de separación) ha sido parcialmente sanado por 50 años de amistad”. Con realismo, habían aludido antes “a las nuevas circunstancias que han traído nuevos desacuerdos entre nosotros, en concreto, lo que se refiere a la ordenación de mujeres y otras cuestiones más recientes relativas a la sexualidad humana. Detrás de estas divergencias permanece una perenne cuestión sobre el modo de ejercer la autoridad en la comunidad cristiana. (…) Mientras, como nuestros predecesores, aunque no vemos todavía solución a los obstáculos que se nos presentan, no nos desanimamos. (…) Confiamos en que el diálogo y el mutuo empeño harán más profunda nuestra comprensión y nos ayudarán a discernir la voluntad de Cristo sobre su Iglesia”.

Sínodo 2018, dedicado a los jóvenes

Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional será el tema de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en octubre de 2018. Lo anunció un escueto comunicado de la Secretaría General del Sínodo. En dicha nota se dice que el tema escogido “es expresión de la atención pastoral de la Iglesia hacia los jóvenes y la continuación de cuanto emerge de las recientes asambleas sinodales sobre la familia y los contenidos de la exhortación apostólica Amoris laetitia”. “Tiene la intención –se añade– de acompañar a los jóvenes en su camino existencial hacia la madurez, para que, a través de un proceso de discernimiento, puedan descubrir su proyecto de vida y realizarlo con alegría abriéndose al encuentro con Dios y con los hombres y participando activamente en la edificación de la Iglesia y de la sociedad”.

Como se recordará, al finalizar la XIV Asamblea del Sínodo, se rumoreó que al Papa le gustaría dedicar la próxima asamblea sinodal al tema de la paz en el mundo, tan amenazada, como vemos cada día, por innumerables guerras y violencias. Antes de decidir, se llevó a cabo una consulta entre los participantes en la asamblea sinodal que estaba a punto de concluir y, sucesivamente, se consultó a las conferencias episcopales, a las Iglesias orientales, a la Unión de Superiores Generales (USG) y a otras instituciones. Examinadas todas las respuestas, el resultado es el ahora dado a conocer. Pronto sabremos quiénes son los encargados de llevarla a su realización. Trabajo y dificultades no les van a faltar.

  • OPINIÓN: Aurelio, por Antonio Pelayo

Publicado en el número 3.007 de Vida Nueva. Ver sumario

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