Dario Viganò: “La Iglesia no tiene miedo de comunicar noticias incómodas”

Dario Viganò, sacerdote italiano prefecto de la Secretaría para la Comunicación

Prefecto de la Secretaría para la Comunicación

Dario Viganò, sacerdote italiano prefecto de la Secretaría para la Comunicación

Extracto de la entrevista con Dario Viganò

DARÍO MENOR (ROMA) | La reforma de la Curia romana ha entrado de lleno en el terreno de la comunicación, donde el papa Francisco ha elegido como hombre fuerte de este sector tantas veces olvidado en la Iglesia al italiano Dario Viganò. Prefecto de la Secretaría para la Comunicación, este sacerdote de 54 años apuesta por la “responsabilidad, la competencia y el respeto por el prójimo” como los ejes principales a seguir por los distintos organismos que dependen de este nuevo dicasterio, nacido el 27 de junio de 2015: la Radio Vaticana, el Centro Televisivo Vaticano, la Sala de Prensa de la Santa Sede, L’Osservatore Romano… También quedó englobado en él el antiguo Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales. “La Iglesia católica sabe bien que el pensamiento monolítico no corresponde a la propia experiencia, que está constituida por millones de hombres y mujeres repartidos por todo el mundo”, apunta Viganò, quien asegura que “no tenemos miedo de comunicar noticias incómodas o complejas”.

PREGUNTA.- El pasado mes de septiembre se publicaron los estatutos de la Secretaría para la Comunicación. ¿Qué objetivos pretendían alcanzar a la hora de redactar estos reglamentos?

RESPUESTA.- Los estatutos, que el Papa ha querido entregar personalmente, son el resultado de un largo trabajo que ha implicado no solo a algunos representantes de los entes a unificar, sino también al Pontificio Consejo para los Textos Legislativos y a la Secretaría de Estado. De hecho, lo que se nos pide conlleva mucha atención: el proceso prevé la fusión de entes diferentes entre ellos, no solo por la configuración jurídica, sino también por sus tareas. Con la aprobación de los estatutos puede garantizarse un apoyo jurídico al trabajo ya establecido e iniciado, en la dirección ratificada luego por dichos estatutos. Por otro lado, la reforma no está ligada a personalismo alguno, responde a lo que el Papa y el Consejo de nueve cardenales pidieron que se realizara como resultado de las comisiones instituidas. Los miembros de estas comisiones tenían un doble perfil: por un lado había expertos en materia económica y financiera; por otro, profesionales provenientes de los medios de comunicación en una comisión presidida por Chris Patten.

P.- ¿Por qué se decidió crear cinco direcciones diferentes? ¿Por qué se subraya dos veces la autoridad de la Secretaría de Estado sobre la Sala de Prensa de la Santa Sede?

R.- El nuevo dicasterio, la Secretaría para la Comunicación, asume muchas funciones –mirando al modelo de la Congregación Propaganda Fide y al Governatorato– y, por tanto, se ha considerado que resultaba útil e importante distinguir estas tareas en cinco direcciones diferentes. Por lo que respecta a la dirección de la Sala de Prensa, es natural que sea muy estrecho el lazo con la Secretaría de Estado: la Sala de Prensa de la Santa Sede tiene, de hecho, como objetivo la difusión de los boletines oficiales sobre el Santo Padre, los nombramientos y los actos oficiales de la Curia romana.

P.- ¿Está naciendo la Radiotelevisión Vaticana? ¿Qué debemos esperarnos? ¿Un portal multimedia de comunicación del mundo católico o una especie de compañía audiovisual que vaya más allá de ese mundo?

R.- La reforma prevé un servicio de emisión radiotelevisivo, pero eso no significa que nazca una radiotelevisión vaticana. Las conferencias episcopales nacionales disponen hoy de estructuras radiotelevisivas –algunas de ellas muy profesionales y bien organizadas–, por lo que no tiene ningún sentido estratégico pensar en un canal internacional que se sume a las realidades que ya operan en el sector. La lógica que guía la reforma es la de estar al servicio de las Iglesias locales sin sustituirlas. Es diferente el trabajo en situaciones de extrema pobreza o de comunidades muy pequeñas que se encuentran en situación difícil: en ese caso será necesario invertir para hacer llegar el mensaje del Santo Padre.

Dario Viganò, sacerdote italiano prefecto de la Secretaría para la Comunicación, con Paloma García Ovejero, subdirectora de la Sala de Prensa

Viganò con la española Paloma García Ovejero, subdirectora de la Sala de Prensa vaticana

Profesionalidad

P.- Hoy la Radio Vaticana parece un organismo lento y pesado para amplificar los mensajes del Papa. ¿Cuál será su misión en la nueva corporación? ¿Tiene sentido todavía una estructura con alrededor de 400 trabajadores y más de 35 idiomas?

R.- A decir verdad, Radio Vaticana tiene 350 empleados y muchos colaboradores. Está formada por 39 redacciones lingüísticas y un nutrido cuerpo de técnicos. Las redacciones proseguirán el trabajo que están ya desarrollando, aunque probablemente con un modelo productivo multimedia más definido y estructurado, así como con una coordinación más eficaz con la dirección editorial. Los profesionales de Radio Vaticana y los del Centro Televisivo Vaticano formarán un centro de contenidos que ofrecerá de manera multimedia y en diversas lenguas noticias sobre el Papa y la Iglesia. Se comenzará con algunas de las redacciones ya iniciadas en la producción multimedia para, posteriormente, proseguir con las más pequeñas, hacia las que hay una responsabilidad para acompañarlas y ayudar a profesionalizarlas.

P.- ¿Se dará voz a los críticos del papa Francisco? Después de la ‘Amoris laetitia’ surgieron divisiones evidentes dentro de la Iglesia…

R.- Debo subrayar que si se toman las noticias de Radio Vaticana durante el proceso Vatileaks 2, se percibe la profesionalidad de los periodistas vaticanos, que supieron contar con transparencia lo que estaba sucediendo en la Santa Sede. La Iglesia católica sabe bien que el pensamiento monolítico no corresponde a la propia experiencia, que está constituida por millones de hombres y mujeres repartidos por todo el mundo. El diálogo sirve para aclarar posiciones y pareceres diferentes. Precisamente, el papa Francisco nos recuerda la importancia de la diferencia sobre la homologación. Tampoco las voces críticas están exentas de patologías: a veces son fruto de la ideología. Experimentamos este aspecto puramente ideológico, por ejemplo, con el papa emérito Benedicto XVI.

P.- La Iglesia tiene una audiencia mundial, pero la Sala de Prensa de la Santa Sede cierra a las 15:00 horas y cuenta con unos 20 trabajadores. ¿Qué va a cambiar en este organismo? ¿Qué se ha buscado con el nombramiento de Greg Burke y Paloma García Ovejero como nuevos responsables?

R.- La Sala de Prensa está desarrollando un gran trabajo de reflexión y transformación. Por ejemplo, la modalidad de distribución de los textos del Pontífice por correo electrónico o la emisión de la catequesis de los miércoles, interrumpida hace años. Ciertamente, el hecho de poder conectarse –pensando por ejemplo en los países lejanos– con la Sala de Prensa después de las 15:00 horas es un tema que será resuelto en breve, al igual que se está trabajando en un nuevo modo de realizar el resumen de prensa.

P.- ¿El Papa sigue sus consejos sobre la comunicación? Él dice que usted es el “director del circo”. ¿Se siente así?

R.- El Papa es el Papa y ciertamente no necesita mis consejos. No sé si se ha referido a mí diciendo que soy el “director del circo”. El Papa es una persona que trabaja mucho y pregunta a cada uno de sus colaboradores lo que es necesario para poder desarrollar su ministerio.

Comunicación honesta

P.- Hasta ahora la prensa ha mantenido una actitud muy positiva con Francisco. ¿Cómo piensa evitar un eventual cambio de tendencia? ¿Hay alguna preparación para responder a una eventual crisis comunicativa?

R.- Es una cuestión que afrontaremos con los dos profesionales que ahora se ocupan de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke y Paloma García Ovejero. Burke ya fue llamado a la Secretaría de Estado como consejero para la comunicación en la época de Benedicto XVI.

P.- ¿Debe la comunicación institucional de la Santa Sede decir siempre la verdad, incluso cuando la información no es positiva para la Iglesia? ¿Hay alguna estrategia para mejorar la forma de comunicar de la Curia romana?

R.- Antes incluso de ser comunicada, la verdad debe ser amada y buscada. La Iglesia no tiene miedo de comunicar noticias incómodas o complejas. Basta mirar, por ejemplo, las acciones de los últimos dos pontífices, Benedicto XVI y Francisco, que han afrontado y siguen afrontando (en el caso de Francisco), pruebas complicadas y dificultosas con el coraje del Evangelio y la fuerza de la fe. La verdad debe comunicarse con responsabilidad, poniendo atención para comprobar bien los hechos y promover una comunicación honesta, no sensacionalista. No hace falta el escándalo y el ruido mediático para afirmar la verdad. Creo, en cambio, que lo que se necesita es responsabilidad, competencia y respeto por el prójimo.

Publicado en el número 3.007 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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