Mauro Morelli: “La hija mayor de la riqueza es la pobreza”

El obispo emérito de Duque de Caxias (Brasil) ha dedicado su vida a luchar contra el hambre

Mauro Morelli, obispo emérito de Duque de Caxias, Río de Janeiro, Brasil

ANTÓNIO MARUJO (BELO HORIZONTE) | En vísperas del Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre), el obispo brasileño Mauro Morelli, que ha dedicado su vida a la lucha contra el hambre, asegura que todavía hay mucho por hacer. Nacido en Avanhandava (São Paulo), el 17 de septiembre de 1935, fue ordenado sacerdote en abril de 1965 y nombrado por Pablo VI obispo auxiliar de São Paulo a finales de 1974. Desde 1981 hasta junio de 2005 fue obispo de Duque de Caxias (Río de Janeiro).

Entre sus diversas actividades contra el hambre, Morelli colaboró con la FAO y presidió la junta brasileña de Seguridad Alimentaria y Nutricional. Fundador del Movimiento Ética en Política, vive ahora en São Roque de Minas, en el Parque Nacional Serra da Canastra, donde trabaja en defensa de la “socio-biodiversidad” y en la revitalización de la cuenca del río San Francisco.

PREGUNTA.- ¿Cómo se afronta el problema del hambre?

RESPUESTA.- El problema de la mayoría de la población no es la producción, sino la falta de recursos para comprar alimentos. La visión del profeta Isaías es que llegará un día en el que comeremos y beberemos gratis. No es utopía. Siguiendo el camino de la humanidad –creo en la presencia del amor misericordioso de Dios en la historia–, llegará el día en que cada ciudadano tendrá acceso a los alimentos aunque no tenga dinero. El gran desafío es cómo las personas se involucran, participan, trabajan y contribuyen no teniendo qué comprar para comer.

P.- ¿Por qué la lucha contra la pobreza debe ser una prioridad?

R.- Es un error hablar de la lucha contra la pobreza. Para mí, combatir la pobreza es no desperdiciar comida, no acumular nada; que la persona tenga una buena casa para vivir con alimento y salud. Esto es luchar contra la pobreza. Usted puede tener, incluso, una casa en la playa o en la montaña, porque tiene derecho al esparcimiento, y seguir siendo pobre. El problema del mundo no es la pobreza, es la concentración de la riqueza. La hija mayor de la riqueza es la pobreza.

P.- ¿Cómo empezó su lucha contra el hambre?

R.- En las diócesis donde he sido obispo durante 24 años [São Paulo y Duque de Caxias], vi a los niños en un estado severo de desnutrición, incluso con los intestinos fuera. El hambre causa enfermedades terribles. Jesús vino para que tengamos vida, y vida en abundancia. Y el profeta Isaías dice que ningún niño viene a vivir solo unos pocos días, y que la gente va a sembrar y cosechará, y que alguien que muere con 100 años morirá joven. El ideal bíblico no es el valle de lágrimas que he aprendido en la catequesis. Es que fuimos hechos para vivir en este mundo con dignidad. El problema no es si un niño tiene un lugar en el cielo, es si lo tiene en la tierra.

Publicado en el número 3.006 de Vida Nueva. Ver sumario

 


* ¿Quieres seguir leyendo este artículo? Entrevista completa en este enlace solo para suscriptores

* Comprar el número suelto en la app de la Revista Vida Nueva nº 3.006: para iPad o en Google Play

* Suscribirse a Vida Nueva

 


LEA TAMBIÉN:

Compartir