Francisco en Azerbaiyán: “No estamos llamados a servir de vez en cuando, sino a vivir sirviendo”

Papa Francisco misa Baku Azerbaiyán

Así ha sido la primera misa del Papa tras aterrizar en Baku, la capital del país

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La primera parada durante la estancia de Francisco en Azerbaiyán ha sido la misa dominical

MARÍA PÉREZ | El viaje relámpago de tres días por Georgia y Azerbaiyán ha llegado a su última jornada. A las 9:30 horas (hora local, 7:30 en España) de hoy, domingo 2 de octubre de 2016, el papa Francisco aterrizaba en el aeropuerto internacional Heydar Aliyev de Bakú, la capital de Azerbaiyán, donde era recibido por las autoridades del país. Una hora después, la iglesia de la Inmaculada del Centro salesiano de Baku albergaba la primera misa de Francisco en Azerbaiyán, en la que el Papa ha recordado que: “La fe no es un superpoder que sirve para resolver los problemas de la vida. No hay que confundir la fe con el estar bien o sentirse bien, con el ser consolados para que tengamos un poco de paz en el corazón. La fe es un hilo de oro que nos une al Señor”.

El papa Francisco no se anda con medias tintas. Si bien en el mes de junio visitaba Armenia y alentaba al país entero a acabar con el conflicto con Azerbaiyán por el Nagorno Karabaj –un territorio ocupado principalmente por armenios que llevó a una guerra entre ambos estados entre 1991 y 1994 y que todavía no ha tenido una solución definitiva–, hoy ha hecho lo propio durante su primera estancia en Azerbaiyán.

A pesar de la baja cifra de católicos en la región –según los datos difundidos por el Vaticano, en Georgia (de mayoría ortodoxa) llegan a 112 mil mientras en Azerbaiyán (de mayoría musulmana) son apenas 570–, el país entero ha recibido con alegría al Papa, a su llegada al aeropuerto internacional Heydar Aliyev de Bakú.

Una vez en la iglesia de la Inmaculada del Centro salesiano de Bakú, Francisco ha oficiado una misa dominical muy distinta a la que nos tiene acostumbrados: nada de multitudes, nada de grandes explanadas. Una capilla sencilla y modesta, apenas diez sacerdotes más concelebrando junto al Papa, y un clima intenso de oración y recogimiento.

“La palabra de Dios nos presenta hoy dos aspectos esenciales de la vida cristiana: la fe y el servicio”. Así ha comenzado el papa Francisco su homilía, al hilo de las lecturas de hoy, domingo 2 de octubre. Y es que en torno a la fe y el servicio ha girado esta primera reflexión de Jorge Mario Bergoglio en Azerbaiyán.

“Dios cambia el mundo cambiando nuestros corazones, y esto no puede hacerlo sin nosotros. El Señor quiere que le abramos la puerta del corazón para poder entrar en nuestra vida”. Una tarea nada fácil, en palabras del Papa: “Tener fe, una fe viva, no es fácil, y de ahí esa que los Apóstoles dirigen al Señor en el Evangelio: ‘Auméntanos la fe’. Es una hermosa súplica, una oración que también nosotros podríamos dirigir a Dios cada día”.

“La fe no es un superpoder que sirve para resolver los problemas de la vida. Porque una fe concebida para satisfacer nuestras necesidades sería una fe egoísta, totalmente centrada en nosotros mismos. No hay que confundir la fe con el estar bien o sentirse bien, con el ser consolados para que tengamos un poco de paz en el corazón. La fe es un hilo de oro que nos une al Señor, la alegría pura de estar con él, de estar unidos a él”.

Y si la fe la recibimos de Dios, ¿qué papel jugamos los cristianos? Francisco ha explicado que es ahí donde entra en juego el servicio: “Para explicarme, quisiera usar una imagen que os es familiar, la de una bonita alfombra: vuestras alfombras son verdaderas obras de arte y provienen de una antiquísima tradición. También la vida cristiana de cada uno viene de lejos, y es un don que hemos recibido en la Iglesia y que proviene del corazón de Dios, nuestro Padre, que desea hacer de cada uno de nosotros una obra maestra de la creación y de la historia. Cada alfombra, lo sabéis bien, se va tejiendo según la trama y la urdimbre; sólo gracias a esta estructura el conjunto resulta bien compuesto y armonioso. Así sucede en la vida cristiana: hay que tejerla cada día pacientemente, entrelazando una trama y una urdimbre bien definidas: la trama de la fe y la urdimbre del servicio. Cuando a la fe se enlaza el servicio, el corazón se mantiene abierto y joven, y se ensancha para hacer el bien”.

Ante la atenta mirada de los fieles católicos de Azerbaiyán, presentes en la iglesia de la Inmaculada del Centro salesiano de Baku, Francisco ha recordado que “no estamos llamados a servir sólo para tener una recompensa, sino para imitar a Dios, que se hizo siervo por amor nuestro. Y no estamos llamados a servir de vez en cuando, sino a vivir sirviendo. El servicio es un estilo de vida, más aún, resume en sí todo el estilo de vida cristiana: servir a Dios en la adoración y la oración; estar abiertos y disponibles; amar concretamente al prójimo; trabajar con entusiasmo por el bien común”.

Dos tentaciones en la vida de los creyentes

Francisco, durante la misa en la iglesia de la Inmaculada del Centro salesiano de Bakú

Francisco, durante la misa en la iglesia de la Inmaculada del Centro salesiano de Bakú

¿Cuál es la tentación de los creyentes que se alejan del estilo de servicio y terminan por hacer la vida inservible? Jorge Mario Bergoglio ha destacado dos:

  • “Una es dejar que el corazón se vuelva tibio. Un corazón tibio se encierra en una vida perezosa y sofoca el fuego del amor. El que es tibio vive para satisfacer sus comodidades, que nunca son suficientes, y de ese modo nunca está contento; poco a poco termina por conformarse con una vida mediocre. El tibio reserva a Dios y a los demás algunos ‘porcentajes’ de su tiempo y de su corazón, sin exagerar nunca, sino más bien buscando siempre recortar”.
  • “La segunda tentación en la que se puede caer es la de pensar como dueños, de trabajar sólo para ganar prestigio y llegar a ser alguien. Entonces, el servicio se convierte en un medio y no en un fin, porque el fin es ahora el prestigio, después vendrá el poder, el querer ser grandes”.

El Papa ha querido cerrar esta primera homilía en Azerbaiyán con las palabras de la última santa de la Iglesia católica: “Que nos ayude la intercesión de la Virgen Inmaculada y de los santos, en particular santa Teresa de Calcuta, los frutos de cuya fe y servicio están entre vosotros. Acojamos algunas de sus espléndidas palabras, que resumen el mensaje de hoy: “El fruto de la fe es el amor; el fruto del amor es el servicio; y el fruto del servicio es la paz’”.

 


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