‘El Brujo’, un violín y una voz para Teresa de Ávila

El actor cautiva en Madrid con ‘Teresa o el Sol por dentro’, un espectáculo que aúna las claves de la biografía teresiana

Rafael Álvarez El Brujo, actor de teatro y autor de varias obras religiosas

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | Rafael Álvarez, ‘El Brujo’, el heterónimo por el que se le conoce desde sus inicios en el teatro universitario en el Colegio Mayor San Juan Evangelista, encontró la formula del éxito en el terreno más difícil: solo ante el escenario. A veces un atril, alguna silla, velas si es necesario, un violín. Y nada más que su voz y esas adaptaciones, esas dramaturgias que él mismo se compone a partir de personajes que le emocionan, le subyugan o le atraen. Y siempre, atravesado “por la fuente divina del humor”, como santa Teresa.

“Gozo, absoluta distensión, cercanía, considerar a los espectadores como unos amigos, no sufrir innecesariamente –describe–. Hay muchas cosas de las que prescindo. Busco la mera supervivencia a nivel artístico, hacer lo que sientes y conectar con el público, con esa otredad, que te responde”. Así es como seduce en el escenario con personajes que interpreta o de los que se convierte en su testimonio. Es lo que hace, por ejemplo, con la propia santa abulense, a la que da voz “partiendo del descubrimiento de la divinidad como necesidad no solo mental y espiritual, sino biológica”.

Lo hace en Teresa o el Sol por dentro, obra que representa hasta el 25 de septiembre en Madrid, en el Teatro del Canal, y que llega a la cartelera tras su renovado homenaje a Cervantes en Los misterios de El Quijote. Álvarez ha interpretado en la última década también a san Juan de la Cruz y a san Francisco de Asís, incluso ha prestado su voz gutural y absorbente al mismísimo Jesús en El evangelio de san Juan, obra que estrenó en 2009.

Lo místico siempre le ha obsesionado. En Teresa o el Sol por dentro alcanza su cumbre: “Santa Teresa lleva la experiencia de su encuentro con Dios como un equilibrio en la vida, con una felicidad de partida para experimentar dicha conexión con alegría, gozo, fraternidad, tolerancia, conciencia –proclama–. Eso es el fruto de una vivencia profunda en sentido trascendental: amar no por obligación, sino porque sí, porque así se siente”. Como sentencia: “En fin, santa Teresa habla del secreto vibrante del alma y la poesía en ella es un florido estandarte”.

Publicado en el número 3.003 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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