‘Ben-Hur’: el milagro del perdón

Ben-Hur, fotograma de la película 2016

“Esta película nos muestra que tan importante como mantenerse con vida es luchar limpiamente y conservar la fe”

Ben-Hur, fotograma de la película 2016

J. L. CELADA | En 1959 se convirtió en la producción más cara de Hollywood hasta entonces. También la que más estatuillas doradas conquistó, 11, privilegio que todavía ostenta actualmente; eso sí, ex aequo con Titanic (1997) y la tercera entrega de El Señor de los Anillos (2003). Sin embargo, aquel Ben-Hur encarnado por Charlton Heston no era ni sería la única versión filmada de la novela escrita en 1880 por Lewis Wallace. Las ha habido incluso mudas, animadas o para la televisión, aunque ninguna tan aclamada como aquel clásico dirigido por el prolífico William Wyler.

Casi 60 años después, en la era de los efectos especiales, Timur Bekmambetov se aleja del posible remake para reinterpretar directamente el original literario. La trama, pues, apenas ha sufrido cambios, salvo una considerable reducción del metraje –más de una hora– muy de agradecer y algunos toques diferenciales ciertamente interesantes, como la definitiva primacía del perdón sobre la venganza y una presencia colateral –pero con rostro– de Jesús de Nazaret que aboga más por el testimonio explícito que por el milagro.

Claro que fe y espectáculo suelen ir de la mano en este tipo de adaptaciones para el gran público, lo cual justificaría los 100 millones de dólares invertidos. ¡Y vaya si se nota tan generoso presupuesto!, especialmente en dos de las secuencias más épicas y recordadas: el castigo a galeras del sufrido protagonista, con la posterior batalla naval en aguas del Jónico, y la ya mítica carrera de cuadrigas en el circo, sin despreciar la llegada a Jerusalén de la X Legión. La cuidada puesta en escena y la habilidad del realizador ruso para manejar los últimos medios técnicos a su alcance nos proporcionan imágenes más cercanas a un videojuego o a una retransmisión deportiva que a hechos de otra época.

La historia del noble judío que da título a la cinta no solo nos narra la traición del joven romano a quien su familia adoptó como hijo –y al que él quiso como a un hermano– y el posterior desquite del primero, sino que nos habla de los dioses de ambos, de la derrota del orgullo en la arena de la competición, de la amenaza de los zelotes para el Imperio, del peligroso carpintero “progresista” y su ley del amor

Porque Ben-Hur nos muestra cómo “el primero en terminar es el último en morir”, pero también dónde se sitúa la fina línea que separa la libertad de la esclavitud. Y es que tan importante como mantenerse con vida es luchar limpiamente, acabar la carrera y conservar la fe.

La nuestra en el cine permanece intacta. Esta película –ni mejor ni peor que su popular predecesora; simplemente, de otro tiempo– apuesta por la diversión frente al melodrama. Nada que objetar.

FICHA TÉCNICA

Título original: Ben-Hur

Dirección: Timur Bekmambetov.

Guión: Keith R. Clarke y John Ridley, sobre la novela de Lewis Wallace.

Fotografía: Oliver Wood.

Música: Marco Beltrami.

Producción: Mark Burnett, Duncan Henderson, Joni Levin.

Intérpretes: Jack Huston, Toby Kebbell, Rodrigo Santoro, Nazanin Boniadi, Morgan Freeman, Marwan Kenzari.

Publicado en el número 3.002 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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