Musulmanes de Francia e Italia participan en misas tras el asesinato del sacerdote Jaques Hamel
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Como recuerda una y otra vez Francisco (la última, en su vuelo a Roma desde Polonia, cuando ha declarado que “no es justo decir que el islam es terrorista”), si bien el mundo está “en guerra”, no se trata de “una guerra de religiones”. Al contrario, cristianismo e islam, al igual que toda religión o ideología, padecen en su seno “fundamentalismos” que las deforman.
Precisamente, esto es lo que ha testimoniado el Consejo Francés del Culto Musulmán, que ha animado a todos los musulmanes del país a participar en las misas dominicales que se han celebrado a lo largo y ancho del país galo el día 31 de julio, en “solidaridad” con los católicos tras el asesinato, por el Estado Islámico, del sacerdote Jacques Hamel mientras presidía una eucaristía el día 26 en Saint-Etienne-du-Rouvray, cerca de la localidad normanda de Rouen.
Una iniciativa apoyada por miles de fieles musulmanes y que se simbolizó de un modo especial en las ceremonias de la catedral parisina de Notre Dame, a la que acudió el rector de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur, en la del propio templo de Saint-Etienne-du-Rouvray o en la de la catedral de Rouen, presidida por el arzobispo Dominique Lebrun.
Lebrun (que el martes 2 presidió también en la catedral el funeral por Hamel, con la presencia de 1.500 fieles, concelebrando el presidente del Episcopado, Georges Pontier) agradeció el gesto a los musulmanes: “Os doy gracias en nombre de todos los cristianos. Con esto afirmáis que os oponéis a las muertes y la violencia en nombre de Dios. Frente a la muerte horrible e injusta de un sacerdote, nuestras comunidades se reúnen. Es la esperanza que está marcha”.
Consultado por Vida Nueva, Riay Tatary, imán de la Mezquita Central de Madrid y presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España, confirma que, tras el asesinato de Hamel, mostró sus condolencias al secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo.
Publicado en el nº 3.001 de Vida Nueva. Ver el sumario
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