Vigilia JMJ: y Rand tomó la palabra

vigilia de la Jornada Mundial Juventud Cracovia 2016 30 julio 2016
vigilia de la Jornada Mundial Juventud Cracovia 2016 30 julio 2016

Rand Mittri, joven siria de 26 años, narra su testimonio durante la vigilia de la JMJ y pide oraciones “por mi amado país”

JOSÉ BELTRÁN, enviado especial a CRACOVIA | Rand toma la palabra. Tiene 26 años. Viene de Alepo. No hay más que decir de ella. Hasta ahora, en la JMJ de Cracovia los refugiados y las víctimas de la guerra habían sido protagonistas en abstracto. En la vigilia con Francisco han tomado la palabra en la voz de esta joven siria. Al atardecer. “El significado de nuestras vidas ha sido interrumpido”, cuenta esta estudiante de ciencias ambientales sobre un conflicto que no tiene viso alguno de terminar.

Colabora con los salesianos en un centro de acogida donde atienden a más de 700 personas. Es fácil imaginarse cómo se siente. “Me resulta muy difícil darles alegría y esperanza cuando yo misma siento que parte de mi vida también está arruinada”.

Aun así, no se detiene: “Así he descubierto que Dios existe a pesar de nuestro dolor. Es más, existe a través de nuestro dolor, donde nos muestra su amor”.

Ovaciones. Tristeza. Empatía. Dolor compartido cuando relata la muerte de varios de sus amigos, con nombres y apellidos: Antoine, William… “Nos han robado nuestros sueños”.

Protagonista de la noche, de la mano de Francisco, que pidió a la multitud rezar por Siria y por los demás conflictos que asolan la tierra, por las guerras internas de cada uno. De la mano en silencio.

Así se dirige a los jóvenes que han vivido la JMJ con más medidas de seguridad de la historia, fruto de la amenaza islamista que es capaz de colarse y generar miedo y terror, lo mismo en una parroquia de Alepo que de Normandía. Desde allí, lanzó el mensaje más directo del líder de los católicos a todo aquel que pretenda o busque generar una guerra bajo el amparo de la religión o de cualquier ideología, con las siglas del ISIS, de Boko Haram… “Nosotros no vamos a gritar contra nadie, no vamos a pelear, no queremos destruir. No queremos vencer al terror con más terror”.

Si el “Capito?” del vuelo papal no dejó lugar a dudas de que, para Bergoglio, islam no es sinónimo de violencia, ahora rubrica el protocolo de actuación de todo aquel que se haga llamar católico ante cualquier ataque o asedio. “Nuestra respuesta a este mundo en guerra tiene un nombre: se llama fraternidad, hermandad, comunión, familia”. Aplausos a Francisco. Todo, con unas dosis permanentes de oración.

Me interpela que el Papa exponga este manual de instrucciones para todo creyente en el Campus de Misericordia, rodeado de una nueva generación de cristianos a los que se les deja un mundo herido y parcheado. A una generación que, sobre sus sacos de dormir y radio en mano para escuchar la traducción simultánea, ven en el Papa argentino alguien de quien fiarse. Un líder que no les pone paños calientes. Que les abre la ventana a Siria. Para que no se les llene la boca con los refugiados, sino para que se les colapse el corazón con Rand.

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