Una JMJ con carisma

oración de Taizé en la JMJ Cracovia 2016

La vida consagrada también está presente en Cracovia 2016

oración de Taizé en la JMJ Cracovia 2016

El grupo de la familia calasancia con el que viaja José Beltrán, en una oración guiada por Taizé

JOSÉ BELTRÁN, enviado especial a CRACOVIA | Vengo como peregrino. Pero uno no deja su ser periodista. Aunque eso implique una mañana en recoger la acreditación de prensa. Llego apurado al punto de encuentro con mi grupo de jóvenes. Les dejé de camino a la parroquia para participar en una oración de Taizé.

Llego al final. Fatigado. Con pena por haberme perdido este rato de encuentro. Me adentro en el templo. Y de frente, viene hacia mí el hermano Alois. No porque fuera en mi búsqueda. Es lo que tiene entrar por la puerta central de la parroquia. “Soy Jose, de Vida Nueva.

Y en ese momento, me deja congelado. “Siempre siento Vida Nueva aquí cerca“. Y con su mano señala el corazón. Sentimiento compartido. De ida y vuelta.

Taizé es más que una oración desde la música meditativa. Más que una adoración. Incluso más que una experiencia ecuménica. Una bendición. Como la que recibe Mari Carmen cuando se la pide a uno de los hermanos. ¿La respuesta? No solo la bendice, sino que él le pide ser también bendecido. Eso es Taizé. Una comunidad. Todos uno. Un carisma regalado para la Iglesia. Como el de tantos institutos de vida consagrada que han llegado con sus jóvenes a Cracovia: salesianos, jesuitas, vedrunas, redentoristas…

Y familias como la calasancia. La JMJ también es momento para el encuentro para los jóvenes de estas realidades eclesiales. “Un carisma es un don. La única manera de vivirlo es a fondo y en plenitud. Nosotros tratamos de encarnarlo. Ese carisma transformó a Calasanz y nos transforma a nosotros”, explica Pedro Aguado, superior general de los escolapios, en una eucaristía con jóvenes llegados de las diferentes ramas masculinas y femeninas.

Unas palabras que a buen seguro son compartidas con otras congregaciones: “Nuestro fundador es nuestro padre si nos lleva a Cristo. A él no nos gustaría que nos quedáramos mirándole a él. Somos familia calasancia si amamos, si y solo si, a Cristo”.

Compartir