La JMJ se empapa

misa de apertura de la JMJ Cracovia 2016 en el Parque Blonia 26 julio 2016

Ahora sí, oficialmente está inaugurado el encuentro de Cracovia 2016

misa de apertura de la JMJ Cracovia 2016 en el Parque Blonia 26 julio 2016

La lluvia cayó sobre Cracovia al comienzo de la misa de apertura de la JMJ

JOSÉ BELTRÁN, enviado especial a CRACOVIA | Empapada. Literalmente. Así arranca la 31ª Jornada Mundial de la Juventud. Tras una mañana de un sol más propio de Jaén, cuando el peregrino se dirige al Parque de Blonia, sede de la ceremonia de acogida, una nube encapota Cracovia. Y cae la lluvia. A orillas del río Vístula.

Afortunadamente los organizadores del encuentro incluyeron en el pack del peregrino un chubasquero aislante. Y no solo eso, en los controles de acceso repartieron bolsas de plástico para cubrir las mochilas y extender en el suelo. Gracias por la previsión. Detalles que ayudan. Y mucho.

Nadie se achanta. En apenas media hora el césped se cubrió de los colores del logo de las jornadas: rojo, amarillo y azul. Mar de banderas. Tiempo de juego para adivinar países. O para dar un paso al frente y fomentar la cultura del encuentro. “¿Zimbabue?”. “No. Mozambique”.

Durante los previos a la eucaristía, desde el escenario se hizo un recorrido por todas las JMJ anteriores, incluidas las de Santiago y Madrid. Himnos incluidos. Fue la manera de recibir la Cruz y el Icono de los jóvenes, símbolo del encuentro, que han recorrido Polonia estos últimos meses.

misa de apertura de la JMJ Cracovia 2016 en el Parque Blonia 26 julio 2016
A punto de comenzar la eucaristía, los jóvenes polacos ovacionan a Stanislaw Dziwisz, el que fuera secretario personal de Juan Pablo II y hoy es cardenal arzobispo de Cracovia. Recibe las reliquias de su gran amigo y de sor Faustina Kowalska. En ese momento, cesa la lluvia. Respetará toda la eucaristía.

Caras de sorpresa cuando, después de escuchar el Evangelio, se vuelve a proclamar. Pero esta vez, cantado, en lengua paleo-eslava, que todavía se utiliza en algunas iglesias de rito bizantino.

Con voz firme, Dziwisz aplaudió en su homilía la diversidad de culturas y de las Iglesias particulares y subrayó la presencia de “jóvenes que sufren, cristianos perseguidos, con jóvenes de países que sufren la violencia…”.

Y lanzó un órdago a los jóvenes: “Compartamos estos días lo más precioso que tenemos: nuestra fe, nuestras experiencia y nuestras esperanzas. Modelad vuestros corazones en esta JMJ y escuchad la voz del Papa Francisco. Para que volváis a casa con la chispa de la misericordia”.

En el rito de la paz, un rayo de sol se cuela en Blonia. Pienso en Normandía. La comunión. Ovación y locura desatada cuando se anuncia que mañana llega Francisco a la ciudad.

Termina la eucaristía. Y la lluvia no volvió. Pero los peregrinos se van empapados. Ahora sí, de fe.


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