Sevilla quiere que las cofradías sean más que un paso

dos cofrades de hermandades en Sevilla, cerca de la Giralda

El arzobispo Asenjo insta a las hermandades a contribuir al fondo diocesano: “No se hace con carácter recaudatorio”

dos cofrades de hermandades en Sevilla, cerca de la Giralda

Sevilla quiere que las cofradías sean más que un paso [extracto]

RUBÉN CRUZ | Son casi 600 las hermandades y cofradías erigidas en el Arzobispado de Sevilla. Sin embargo, solo 78 aportaron en 2015 un montante al fondo común diocesano, como desveló la archidiócesis el pasado 4 de julio en la presentación de sus cuentas. El arzobispo Juan José Asenjo firmó el 29 de junio el decreto que promulga las nuevas Normas para Hermandades y Cofradías, que recoge la obligatoriedad de rendir cuentas al arzobispado y aportar una cantidad proporcional a sus ingresos al fondo común diocesano, la regulación de los procesos electorales y un régimen sancionador.

“El sentido de la norma, que lleva años trabajándose recogiendo la casuística y las lagunas que encontrábamos o que nos trasladaban las hermandades, es recordar la obligación de aportar al fondo común. Parece que se hace con un sentido recaudatorio, pero no es así, es la forma de recordar el sentido de solidaridad cristiano, el no vivir para sí, sino para los otros”, indica a Vida Nueva Antonio Vergara, delegado episcopal de Asuntos Jurídicos de Hermandades y Cofradías. Al tiempo que pone en valor que las cofradías “colaboran con sus parroquias y tienen bolsas de caridad, pero si no rinden cuentas, no podemos saber qué se hace”. Además, “aunque hacen y viven en caridad, si se unifican los esfuerzos se puede hacer más y de una forma más efectiva”.

Dieciocho años después de la normativa promulgada por el cardenal Carlos Amigo, en la que también se incluía la obligatoriedad de aportar al fondo común, las hermandades se regirán a partir del próximo 15 de agosto por este nuevo texto, en el que se recalca que todas las corporaciones deben tener un Consejo de Asuntos Económicos, cuya composición deberá ser comunicada al arzobispado.

Rendir cuentas y ser transparentes es lo que le pide el arzobispado a las hermandades. Y habla desde la experiencia de ser una de las primeras diócesis españolas auditadas por una consultora externa. Así, para que las cofradías puedan inscribirse en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia, un requisito indispensable para obtener personalidad jurídica, se requiere de la presentación de las cuentas ante la autoridad competente (el arzobispado).

Asimismo, el artículo 61 del nuevo reglamento especifica la obligación de aportar al fondo, con lo que se trata de evitar la ambigüedad en la que hasta ahora se movían las cofradías, ya que entendían la aportación como voluntaria. En este sentido, la Hermandad de la Macarena, es la que más aportó el pasado año, en total 10.000 euros. Además, “ya presentamos cada año nuestro balance en el palacio arzobispal, en el que se especifica nuestra contribución con la Iglesia”, afirma a esta revista Manuel García, hermano mayor de la Macarena.

El arzobispo Asenjo señaló en rueda de prensa que aunque los datos siguen siendo bajos, la cantidad total aportada supone un aumento del 89% con respecto al ejercicio anterior. Y se mostró confiado en que, “en un futuro no muy lejano, las hermandades aporten más”. En concreto, el pasado año las hermandades contribuyeron con 106.205 euros, frente a los 56.192 euros de 2014.

No obstante, el arzobispo de Sevilla también hizo autocrítica: “En estos años ha faltado persuasión y trabajo por nuestra parte”. Además, dejó claro que no va a abandonar a aquellas hermandades que no aportan al fondo: “No voy a mandar a la Policía a quien no colabore. No me voy a vengar de nadie, voy a acudir a sus fiestas y a coronar a su virgen…”.

El próximo octubre, el arzobispo emitirá un decreto en el que especificará el porcentaje que deben aportar las hermandades en función de sus ingresos y en el que les recordará su obligación, que contribuye a soportar los 41,4 millones de euros que la diócesis gastó en 2015, de los que casi una cuarta parte se destinó a actividades pastorales y asistenciales.

Régimen sancionador

En relación al nuevo régimen sancionador, el artículo 53 de la norma establece que la autoridad eclesiástica podrá imponer a partir de ahora penas como “la expulsión o el cese temporal de un hermano” e incluso llegar a castigar a una hermandad con su supresión o “la prohibición de la salida del cortejo procesional”.

“No se trata de un articulado más estricto; se traslada el mismo espíritu del Código de Derecho Canónico”, explica Vergara. Además, con el tiempo se han ido introduciendo medidas similares en las reglas de las hermandades, y “ahora se trata de darle un sentido unitario y no que cada hermandad actúe a su juicio”, señala. La nueva normativa incluye también la regulación de los procesos electorales. A este respecto, se contempla la creación de una comisión electoral integrada por tres hermanos que se encargarán de velar por el correcto desarrollo del proceso.

A la hora de aprobar la creación de una nueva hermandad, la normativa advierte que “se tendrá especial cuidado cuando se manifieste en los promotores un afán de protagonismo personal o de grupo o familiar, motivaciones no exclusivamente cristianas, o se solicite solo por el deseo piadoso, pero no suficiente, de procesionar las imágenes”.

En el nº 2.996 de Vida Nueva 

 


LEA TAMBIÉN:

Compartir