Libros

‘Ciudadanía y cristianía. Una lectura de nuestro tiempo’


Un libro de Olegario González de Cardedal (Ediciones Encuentro) La recensión es de Martín Gelabert Ballester, OP

Ciudadanía y cristianía. Una lectura de nuestro tiempo, Olegario González de Cardedal (Ediciones Encuentro)

Título: Ciudadanía y cristianía. Una lectura de nuestro tiempo

Autor: Olegario González de Cardedal

Editorial: Ediciones Encuentro

Ciudad: Madrid, 2016

Páginas: 384

MARTÍN GELABERT BALLESTER, OP | Buen teólogo, lúcido analista, elegante escritor. Pensamiento sustentado por la fe y la antropología cristiana. Late en el presente escrito una preocupación de fondo: cómo ser hoy cristiano en España y cómo testimoniar hoy la fe cristiana en España (y por extensión en Europa); cómo situarse como cristiano en esta sociedad y cómo integrar los valores cristianos en una sociedad en la que lo religioso –lo cristiano y lo católico– ya no es determinante y, mucho menos, dominante.

Una pregunta implícita en el trasfondo de toda la obra se explicita en la página 155: ¿qué hará la cristianía al servicio de la ciudadanía? Dicho de otro modo: ¿qué puede y debe aportar la fe cristiana a esta sociedad? Para aportar hay que vivir primero aquello que se quiere aportar; y luego proponer a la sociedad los contenidos y exigencias del Evangelio, y hacerlo de forma que la sociedad los pueda comprender, lo que, en muchas ocasiones, exigirá la traducción a un lenguaje universal de los contenidos de la fe. Pero, para que la aportación vaya al lugar adecuado, será necesario examinar correctamente esta ciudadanía a la que la cristianía quiere dirigirse para servirla, nunca para obligarla; para invitarla, nunca para condicionarla. Porque la aportación de lo cristiano necesariamente cuenta con la libertad del receptor.

El análisis que hace de la ciudadanía el que fue catedrático de Cristología en la Universidad Pontificia de Salamanca es de gran finura y plagado de matices. Ocupa la primera parte del libro. Reflexiona sobre cuatro universos o campos de cultivo, necesarios para el espíritu humano, y se pregunta si tienen hoy en España la presencia y la defensa pública que objetivamente les corresponden. Estos campos son la cultura, la religión, la ética y la política. Están íntimamente relacionados: ¿qué serían las leyes y los mecanismos democráticos si no estuvieran sustentados por ciertos valores humanos y sociales?

Temas actuales

A lo largo del análisis van apareciendo temas tan actuales como la Iglesia y su aportación a la cultura. La misión de la Iglesia, dice el teólogo abulense, no es crear cultura, pero nunca dejará de crearla si cumple su misión, puesto que es religión de Encarnación. O la indisoluble relación entre glorificación de Dios y salvación del hombre: siempre que está Dios en juego, está en juego el bien del hombre. También, por poner un tercer ejemplo: la verdad como meta de la vida y la libertad como camino, porque sin verdad solo queda el poder: la verdad es el amparo de los humildes, el único refugio frente al poder violento.

Olegario González de Cardedal no ahorra, cuando es necesario, las críticas a los partidos políticos. Ni tampoco a la Iglesia, afectada por la corrupción y la decadencia. El autor lamenta que en España se haya dado una ausencia de la Iglesia en la vida pública y una parálisis de los católicos en política. Otra buena observación: la Iglesia en España necesita más lectura y más cultura.

La segunda parte del libro se titula ‘Situaciones y exigencias de la cristianía’. También en esta parte encontramos cuestiones de actualidad: relación entre cristianismo e islam, fundamentalismo, tensión entre unidad y pluralidad como garantía de catolicidad, mutua implicación entre Evangelio y teología. Resultan interesantes las páginas dedicadas al paso que se ha dado en la Iglesia desde Joseph Ratzinger a Jorge Bergoglio, de Benedicto XVI a Francisco: una misma misión para dos personas y dos destinos. Una misma fe con acentuaciones distintas. Una misma Iglesia en la que la preocupación doctrinal, el pensar y creer la verdad, es tan importante como la preocupación social, la alegría del Evangelio o la misericordia para con los de dentro y los de fuera. Ambos papas analizan dimensiones constituyentes del Nuevo Testamento.

Es sugerente la sutil y elegante observación crítica que nuestro reputado teólogo hace al papa Francisco, cuando distingue las respuestas ocasionales y personales de las respuestas objetivas y universales. Y aprovecha para notar que no hay Evangelio sin glosa (en contra de lo que diría san Francisco), o que la historia es acrecentamiento de verdad y no siempre corrupción del origen. Y, sobre todo, que el evangelismo termina necesitando de la teología. Dicho de forma gráfica: junto a Francisco de Asís hay que situar a san Buenaventura, y junto a Domingo de Guzmán, a santo Tomás de Aquino, que “pensaron, profundizaron y discernieron, concretaron y corrigieron”. Santidad del corazón y santidad de la inteligencia, ambas conforman al ser humano, imagen de Dios.

En el nº 2.995 de Vida Nueva

Actualizado
01/07/2016 | 00:27
Compartir