Varias capillas cierran al culto después de ataques vandálicos

capilla de Placente (La Coruña)

La de la Universidad Autónoma de Madrid no abrirá hasta septiembre; arreglar dos en La Coruña costará 7.000 euros

Capilla de la Universidad Autónoma de Madrid

Capilla de la Universidad Autónoma de Madrid tras los actos vandálicos

RUBÉN CRUZ | Ni en la capilla de la Universidad Autónoma de Madrid ni en las parroquias de Santo Estevo y San Vicente de Placente, en Narón (La Coruña), se ha colgado el cartel de cerrado. Sin embargo, en ese estado se encuentran: cerradas al culto por ataques vandálicos. Los últimos días han sido de mucho trabajo y sufrimiento para los párrocos de estas sedes…

El pasado 15 de junio, entre las 03:00 y las 04:00 horas, un grupo de personas forzó la cerradura de la capilla de la Universidad Autónoma de Madrid y llenaron las paredes del interior y del exterior con pintadas en las que podía leerse: “Educación laica” y “Aborto libre”. La policía no ha conseguido dar aun con los culpables, aunque las pesquisas apuntan principalmente a un grupo feminista. Además de los grafitis, los asaltantes mancharon con pintura roja los bancos, el suelo, el confesionario, el sagrario y las imágenes.

Parroquia de Santo Estevo (La Coruña)

Fachada de la Parroquia de Santo Estevo (La Coruña)

Los asaltantes justificaban así su fechoría: “Esta acción pretende despertar ese espíritu crítico que no quieren que tengamos y reclamar esa universidad libre que todos buscamos… No queremos una universidad que responda a los poderes económicos ni a los eclesiásticos… Por todo esto decimos que fuera las iglesias de la universidad. La lucha es el único camino”.

A primera hora de la misma mañana del asalto, dos operarios limpiaron las pintadas de la fachada. Sin embargo, no se prevé volver a abrir la capilla al culto hasta septiembre, pese a que, como pudo comprobar Vida Nueva, el interior está reparado, a falta de las imágenes, cuyo proceso de restauración es más lento y, sobre todo, más costoso. Hasta el momento, tampoco se conocen las cifras exactas de las reparaciones.

Estos días se registra poca actividad en el campus, puesto que ya han finalizado los exámenes de junio. No obstante, esta misma semana debería haber tenido lugar un retiro, que no ha podido realizarse por el trabajo extra que ha generado este ataque al capellán Miguel Fernando García. Él acude puntual cada mañana a las 08:00 horas. Aunque a las 08:30 ya no volverá a haber misa hasta septiembre. La capilla permanece ahora vallada. Sin embargo, algunos alumnos siguen asistiendo para hablar con el padre Miguel. Él no quiere pronunciarse sobre el asalto, aunque sí muestra su dolor por lo sucedido y espera que “no se vuelva a repetir, ni aquí ni en ningún sitio”.

capilla de Placente (La Coruña)

Bomberos tratan de apagar el fuego de la capilla de Placente (La Coruña)

Una cara “gamberrada”

En La Coruña, los vándalos también aprovecharon la noche para destrozar las iglesias. Aunque Luis Ledo, párroco de ambas sedes, indica a esta revista que “no estamos alarmados porque estos actos se puedan repetir, porque creo que le podía haber tocado a cualquiera”. No obstante, esta “gamberrada”, que tuvo lugar el pasado 11 de junio, supone un gasto de, al menos, 7.000 euros, según ha calculado el propio Ledo.

La reparación de la puerta de la iglesia de Santo Estevo se cifra en unos 2.500 euros, más 3.000 de limpieza de la fachada. Por otro lado, la puerta de la capilla de Placente costará 1.200 euros, más lo que se tenga que emplear para pagar a la empresa de la limpieza. No obstante, hay que dar las gracias de que no fuera a más, porque “la intención era quemar las dos iglesias”, dice Ledo, que encontró bolas de hierba y charcos de aceite en las dos parroquias.

El nuevo obispo de Mondoñedo-Ferrol, Luis Ángel de las Heras, acudió el día 15 a oficiar una misa a Narón. Su mensaje fue que había que devolver con el bien a quienes hacen el mal. “Vengo a traer la solidaridad de la Iglesia diocesana, porque esto es una ofensa a toda la Iglesia de la que soy pastor”, apuntó en su homilía.

En el nº 2.994 de Vida Nueva


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