Valencia rescata las orientaciones electorales

Acto de desagravio Valencia

Mientras la CEE decide no emitir notas ante el 26-J, los obispos levantinos subrayan: “No podemos votar a cualquiera”

Cardenal Antonio Cañizares

El cardenal Cañizares, acompañado por varios obispos en el acto de desagravio

Valencia rescata las orientaciones electorales [extracto]

JOSÉ RAMÓN NAVARRO / R. CRUZ | El mismo día en que la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) iniciaba en Madrid su reunión de junio –el día 21–, los obispos de la provincia eclesiástica levantina, encabezada por el cardenal Antonio Cañizares, hacían pública una nota en la que recogían sus orientaciones a los católicos ante las próximas elecciones generales. Una nota que causaba una cierta sorpresa, no tanto por su contenido, sino por el propio hecho de su publicación, ya que la CEE había decidido en los últimos llamamientos electorales no publicar este tipo de documentos. Un perfil bajo, el del Episcopado, que ya se evidenció en las elecciones generales del pasado 20 de diciembre. Una línea que el cardenal arzobispo de Valladolid y presidente de los obispos, Ricardo Blázquez, ha querido trazar desde el inicio de su presidencia, con una clara orientación hacia la colegialidad. Sin embargo, Cañizares se desmarca…

Los obispos del Levante –Jesús Murgui, obispo de Orihuela-Alicante; Javier Salinas, obispo de Mallorca; Casimiro López, obispo de Segorbe Castellón; Vicente Juan Segura, obispo de Ibiza; Esteban Escudero, auxiliar de Valencia; y Gerard Villalonga, administrador diocesano de Menorca– destacan en su nota que, ante la situación “complicada y nada fácil” tras las “fallidas” elecciones de diciembre, “son muchos los cristianos que nos han pedido a los obispos que, como pastores, les ofrezcamos alguna orientación ante la excepcional importancia del momento que vivimos”. “Y así lo hacemos –continúan– en virtud de nuestra responsabilidad”, aunque “nunca para orientarles sobre a qué grupo político concreto deben votar, puesto que la fe cristiana no es una ideología política ni puede ser identificada con ninguna de ellas”.

En ese sentido, la nota recomienda a los fieles que voten el próximo domingo a “las fuerzas políticas que sean más favorables para la vida moral y justa” de la sociedad española y no a quienes defienden “el totalitarismo, el pensamiento único o el laicismo excluyente”. La nota también condena un voto orientado por el mal menor al afirmar que “no podemos elegir a cualquiera; no da lo mismo uno que otro. No nos podemos contentar con el mal menor, sino que habrá que intentar conseguir el bien posible”.

Aunque reiteran que la Iglesia “nunca determinará quiénes deben gobernarnos”, los obispos sí que asientan unos principios básicos como el respeto a la Constitución, al “derecho a la vida desde su concepción hasta su muerte natural”, así como “el derecho a la libertad religiosa personal y comunitaria y a la objeción de conciencia”. Además, defienden “el derecho a la educación y el derecho prioritario de los padres a educar a sus hijos y de hacerlo conforme a sus convicciones religiosas y morales, la libertad de enseñanza y el derecho de los padres a elegir el centro que deseen para sus hijos”, una cuestión de especial relevancia en la Comunidad Valenciana, tras los últimos recortes de unidades concertadas por parte de la Generalitat.

Hacia el bien posible

De esta forma, los obispos recuerdan a los católicos que no pueden “colaborar con quienes empleen la violencia, el odio, la mentira, la manipulación o la corrupción para conseguir sus fines: en los proyectos políticos y sociales se ha de buscar siempre favorecer la convivencia y la solidaridad, el diálogo y la cooperación, la unidad y la concordia entre todos los españoles, sin exclusiones”. “Habrá que elegir a las fuerzas políticas que sean más favorables para la vida moral y justa de nuestra sociedad al servicio siempre del bien común de todos: personas, grupos y familias”, concluye.

Ni rastro en toda la carta de Iglesia, servidora de los pobres, documento al que remite siempre la Ejecutiva de la CEE al ser preguntada por las elecciones. Cañizares y el resto de obispos valencianos atienden más a la férrea defensa de la libertad religiosa frente al anticlericalismo. Un hecho que, como puso de manifiesto la encuesta El votante católico ante el 26-J, de NC Report para Vida Nueva, solo preocupa a uno de cada tres católicos en nuestro país.

“Esperanza tenemos; confiar, confiamos. España se merece un Gobierno y no una situación constante de transitoriedad. Se merece el mejor Gobierno. ¿Los valores? Los que diga el pueblo, porque las elecciones son para eso, para que el pueblo hable”. Y no, estas palabras no están extraídas de la carta, llevan el sello de Ginés García Beltrán, obispo de Guadix. En línea con el propio Blázquez, que, como expresó en Vida Nueva el día de la resaca electoral del 20-D, aunque el papel de la Iglesia es “hacernos eco de los que sufren”, sí es cierto que se mojó en pro de la estabilidad: “Si buscamos el consenso, podremos salir”. También a la entrada de Añastro para la reunión de la Permanente, el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, manifestó a EP su deseo de que este domingo se forme un “buen Gobierno”, que, para el prelado, sería el que defienda “la vida y la dignidad” de todos.

“¿Cómo voy a callar? Aunque me crucifiquen”

Acto de desagravio Valencia

La valenciana Plaza de la Virgen de los Desamparados, donde se celebró el acto de desagravio

La nota de los obispos llega en unos momentos en que la Iglesia de Valencia no ha dejado de ser protagonista tanto por algunas palabras del cardenal, el enfrentamiento con la Generalitat por su ataque a la escuela concertada o el polémico cartel que presentaba a la Virgen de los Desamparados dando un beso en la boca a la de Montserrat. Precisamente, la semana pasada se cerraba este último episodio con un acto de desagravio que convocó el pasado 16 de junio a miles de fieles en la plaza de la Virgen para el rezo del rosario. Una celebración en la que el cardenal Cañizares quiso dejar claro que “no venimos a ningún acto político, ni a ninguna protesta. No venimos con ninguna bandera, ni representando a ninguna sigla. Se confunden y desfiguran por tanto los que vengan en otro sentido, venimos manteniendo sencillamente el sentido religioso que convoca este acto”.

Aun así, el arzobispo de Valencia, que contaba con el respaldo de la secretaría general de la Conferencia Episcopal y estuvo acompañado por ocho obispos y casi un centenar de sacerdotes, reivindicó su derecho a participar en la vida pública: “No me callarán. No soy enemigo de nadie. ¿Cómo voy a callar? Aunque me crucifiquen”. Una idea sobre la que incidió también en la misa que se celebró en la catedral con el mismo motivo al destacar que “de mí no esperéis otra cosa que no sea que os enseñe la verdad, aunque algunos no la toleren, pero yo debo hacerlo porque Dios quiere que lleguéis al conocimiento de la verdad, aunque me crucifiquen”.

En el nº 2.994 de Vida Nueva


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