Pablo Panadero: “Queremos formar a los militares en la defensa de la naturaleza”

Pablo Panadero, vicario general del Arzobispado Castrense de España

Vicario general del Arzobispado Castrense

Pablo Panadero, vicario general del Arzobispado Castrense de España

JOSÉ LORENZO | Un total de 24 capellanes de 14 países se reunieron del 13 al 17 de junio en Málaga, dentro de los encuentros anuales del Comité Consultivo de la OTAN, para reflexionar sobre Ecología y Fuerzas Armadas, un tema propuesto por España concediendo con el primer aniversario de la publicación de la encíclica Laudato si’ del papa Francisco. Se trata de la segunda ocasión en que nuestro país acogía un encuentro de este organismo, creado en 1952 y al que España se adhirió tras el ingreso en la Alianza Atlántica, en 1982. Para Pablo Panadero, vicario general del Arzobispado Castrense, “en nuestras Fuerzas Armadas hay una conciencia cada vez más exigente en el cuidado del medio ambiente”.

PREGUNTA.- ¿Desde cuándo se celebra este Comité Consultivo de Capellanes de la OTAN y desde cuándo participa España en ellos?

RESPUESTA.- El Comité Consultivo de Capellanes de las Fuerzas Aéreas de la OTAN se creó el año 1952. Eran los años posteriores a la II Guerra mundial y se trataba de encontrar foros de diálogo que ayudaran a restañar heridas y a abrir nuevos caminos de colaboración y de paz. España se incorporó el mismo año en que nuestro país ingresó en la Alianza Atlántica y desde entonces hemos asistido a todos los encuentros. Estos se realizan en un clima de amistad, compañerismo y sentido religioso, independientemente de nuestra religión o confesión. Al Comité pertenecen capellanes católicos, protestantes, ortodoxos, anglicanos, judíos… y puedo asegurar que el clima de entendimiento y diálogo ya sea a nivel interreligioso o ecuménico es admirable.

P.- ¿Cada cuánto tiempo se celebra? ¿Es la primera vez que se desarrolla en España? ¿Cuántos capellanes han participado?

R.- El encuentro se realiza anualmente en el país cuya Fuerza Aérea ofrece su infraestructura para el evento. España acogió el Encuentro en 1995 en Madrid, donde se trató el tema del Ecumenismo. Este año hemos sido de nuevo anfitriones eligiendo Málaga como sede. Han estado presentes veinticuatro capellanes de 14 países (EE.UU., Canadá, Reino Unido, Francia, Bélgica, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Croacia, Alemania, Holanda, Dinamarca y España) teniendo como observador a la Santa Sede, representado por el Padre Giulio Cherchietti, responsable de la Pastoral Castrense en la Congregación para los Obispos. Hemos querido enmarcarlo en los actos programados con motivo del 25º aniversario de la creación del Servicio Religioso de las Fuerzas Armadas, siendo entonces arzobispo castrense el cardenal José Manuel Estepa.

La defensa de la casa común como expresión de nuestra fe

P.- El tema de análisis era ‘Ecología y Fuerzas Armadas’. ¿A qué conclusiones han llegado?

R.- Tras la publicación de la encíclica del papa Francisco Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común, nos pareció oportuno plantear este tema para las jornadas de trabajo. Contábamos no solo con la encíclica del Papa, sino también con las reflexiones previas de los crsos de formación de los capellanes españoles que anualmente celebramos y que habían girado en torno a este tema. Por otro lado, nuestro arzobispo, monseñor Juan del Río, ha publicado una hermosa pastoral en la que trata directamente sobre la relación entre las Fuerzas Armadas y la ecología: La creación ‘casa común’ para la paz. Con estos preámbulos propusimos al secretario general del Comité y buen amigo, el rabino de la Fuerza Aérea holandesa, Menachem Sebbag, quien aceptó sin dudarlo.

Hemos contado con la presencia de conferenciantes que han iluminado los debates y hemos llegado a conclusiones que podríamos resumir brevemente. En primer lugar, la propia toma de conciencia por parte de los capellanes de la importancia de la defensa de la tierra, la naturaleza. Ser conscientes del problema para poder concienciar a los demás. Segundo, aprovechar todos los medios a nuestro alcance para formar a los militares en los valores de la vida y la defensa de la naturaleza, dando una respuesta ética a los retos que las Fuerzas Armadas encuentran a la hora de usar la fuerza. La defensa de la casa común como expresión de nuestra fe. Y tercero, ayudar a poner de relieve y a acrecentar, aquellas acciones que ya se vienen realizando en los ejércitos y que son muy importantes. En este sentido quiero recordar entre otras, las expediciones de la Armada Española a las bases que tenemos en la Antártida para el estudio del medio y su defensa o poner de relieve aquellos terrenos dedicados al adiestramiento de nuestras tropas que son auténticos parajes protegidos como es el caso de Bardenas Reales, con una fauna y una flora a salvo de cualquier agresión. Sin olvidar la implicación de nuestros militares en la Unidad Militar de Emergencia, o los aviones apagafuegos en la extinción de los incendios que asolan nuestros montes u otras catástrofes.

PREGUNTA.- ¿Es necesaria una mayor concienciación sobre el cuidado del medio ambiente también entre las Fuerzas Armadas? En principio, puede dar la impresión de que ambos términos no siempre pueden ser compatibles…

R.- Es necesaria una mayor concienciación sobre el cuidado en el medio ambiente, no solo en la Fuerzas Armadas, sino en todos nosotros. Como dice el Papa, no se trata de una moda, sino de un imperativo moral. Esto va más allá de nuestra profesión o lugar de trabajo. Necesitamos una conversión que llegue incluso a nuestro día a día, a nuestro estilo de vida y al uso que hacemos de lo que la naturaleza nos ofrece. En este sentido, quiero señalar cómo en nuestras Fuerzas Armadas hay una conciencia cada vez más exigente en el cuidado del medio ambiente. Se anima a un uso razonable del agua, la luz, el papel… Hay puntos de reciclaje de todo tipo de material. Se controlan de manera exhaustiva los vertidos y cualquier otro agente contaminante. Se aprovechan al máximo las nuevas tecnologías para el ahorro energético… La calefacción en invierno o el aire acondicionado en verano se usa de manera racional y en tiempo limitado, etc. No obstante, esto tiene que calar de tal manera en nosotros que hagamos de nuestros gestos diarios una contribución a la defensa de esta casa común que es la tierra.

Pero volviendo a la pregunta, ciertamente la guerra es un mal terrible que lleva consigo la destrucción, no solo de vidas humanas, sino también del patrimonio cultural e histórico y del ecosistema. El militar es consciente de ello, desde su vocación de entrega es consciente de que el uso de la fuerza tiene unas consecuencias terribles; por ello son los primeros en defender la paz, la convivencia y el diálogo previo que evite el enfrentamiento violento. Y es ahí precisamente donde los capellanes podemos jugar un papel fundamental desde nuestro servicio al Evangelio, hacer de nuestro militares, hombre y mujeres con corazón convertido hacia el amor y la misericordia, hacia la defensa de los más débiles y marginados, hacia la auténtica libertad de todos los pueblos. Luego, si hay que hacer uso de la fuerza, si es que llega, se hará con un sentido totalmente distinto al que pueda tener un corazón vacío, indiferente, cerrado a la misericordia, lleno de odio y egoísmo. Por tanto, no hay contradicción entre ecología y Fuerzas Armadas porque no hay contradicción entre militar y corazón convertido.

La creación, morada de paz

P.- ¿Detectan un espíritu ecológico también entre los soldados o es necesario fomentarlo más?

R.- Como he dicho antes, en el caso de España, desde el Ministerio de Defensa se dictan normas que llevan a tener una conciencia de protección del medio ambiente. En la actualidad, todas nuestras unidades cuentan con una sección dedicada a este punto. Cada vez que se planifica una acción o misión existe un estudio sobre la repercusión en el ecosistema. No obstante, todos tenemos que seguir avanzando ya que, como dice monseñor del Río en su carta pastoral, la causa de la paz y la causa ecológica están íntimamente unidas, y no solo porque las guerras hayan sido causa de daños medioambientales, sino porque la creación es morada de paz, lugar de encuentro entre Dios y el hombre. Para alabar y bendecir al Señor por la naturaleza, hay que salir de uno mismo, tener como horizonte el servicio a los demás, y no podemos olvidar que nuestros militares, su razón de ser, viven para los demás y mueren por los demás, lo dice el Evangelio, no hay amor más grande que el dar la vida por el hermano.

P.- Por último, ¿cómo es la situación actual de la asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas en España?

R.- La asistencia religiosa de la Fuerzas Armadas en nuestro país viene de tiempo inmemorial. Los capellanes se han vinculado de maneras diversas a los ejércitos. Hoy día, este servicio se presta en función de los Acuerdos Iglesia-Estado, a través del SARFAS, que, como antes he indicado, celebramos el 25º aniversario de su creación. Por otro lado, la Iglesia constituye ese servicio como un ordinariato personal, una diócesis personal, con la estructura propia de una diócesis. Actualmente, unos 120 capellanes vienen desempeñando su labor tanto en territorio nacional con en las misiones o navegaciones exteriores. Contamos con un seminario donde se preparan aquellos jóvenes que se siente atraídos por esta pastoral tan específica que tiene mucho de itinerante, periférica y misionera. Esta presencia, como hemos dicho en muchas ocasiones, ni es un privilegio de la Iglesia Católica ni algo exclusivo de España, sino que se da en todos los países democráticos de nuestro entorno, como ha quedado de manifiesto en este encuentro celebrado en Málaga. Puede seguirse nuestra actividad pastoral y conocer nuestras realidad a través de nuestra página web: www.arzobispadocastrense.com

En el nº 2.994 de Vida Nueva

 

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