Una memoria histórica que cava trincheras

miembros de la Comisión de Memoria Histórica puesta en marcha por Manuela Carmena en Madrid; en el centro, la presidenta, Paca Sauquillo; a la derecha, el sacerdote Santos Urías

Ganemos Madrid, socios en el Ayuntamiento, descalifica la Comisión impulsada por Manuela Carmena por incluir a un sacerdote

miembros de la Comisión de Memoria Histórica puesta en marcha por Manuela Carmena en Madrid; en el centro, la presidenta, Paca Sauquillo; a la derecha, el sacerdote Santos Urías

Miembros de la Comisión de Memoria Histórica puesta en marcha por Carmena, presidida por Paca Saunquillo (centro); a la derecha, el sacerdote Santos Urías

JOSÉ LORENZO | Un mes ha durado la calma en el Ayuntamiento de Madrid a propósito de la Comisión de la Memoria Histórica. Ese ha sido el tiempo que ha mediado desde que el pleno del consistorio que preside Manuela Carmena aprobase el 27 de abril su creación hasta la carga de profundidad que uno de los socios de gobierno con Podemos, Ganemos Madrid, lanzó en forma de comunicado el 26 de mayo, y donde esta plataforma muestra su “desacuerdo” ante la decisión de la alcaldesa. Una de las razones determinantes por la que Ganemos Madrid arremete contra esta comisión es porque, entre sus miembros, hay un sacerdote, Santos Urías, a propuesta del Arzobispado de Madrid.

Tampoco es casual el hecho de que una de las cabezas visibles de Ganemos Madrid sea Celia Mayer, hasta el pasado mes de marzo responsable de la aplicación del plan de memoria histórica del consistorio, cuando Carmena le retiró esas competencias tras una serie de errores al aplicar sus disposiciones. Uno de ellos, el pasado enero, fue la retirada por “vestigio franquista” del cementerio de Carabanchel Bajo de una placa en recuerdo de ocho religiosos carmelitas allí fusilados por el bando republicano el 18 de agosto de 1936. Días después, el Ayuntamiento pidió disculpas y recolocó la placa.

El comunicado de Ganemos Madrid en contra de “semejante Comisión” comienza tildando de “decepcionante” el hecho de que entre los ocho integrantes no haya ningún miembro de los colectivos por la memoria histórica. Por el contrario, el texto estima “asombroso que sí lo esté, más aún, sobre representada (sic), la Iglesia católica, dado que es público y notorio su explícito alineamiento con el franquismo”.

Acto seguido, la nota apostilla el perfil de algunos de los miembros de la comisión, comenzando por el representante de la Iglesia: “¿Cómo entender la incorporación del sacerdote Santos Urías, sugerido por el arzobispo de Madrid? No se trata, precisamente, de una figura que represente a sectores del clero represaliados por el régimen franquista”. (…)

Sarpullidos y trincheras vs. sensatez y escuchar a todos

“Fue el Ayuntamiento quien ofreció al Arzobispado de Madrid la posibilidad de que hubiese una persona en nombre de la Iglesia en la Comisión del Memoria Histórica. Como siempre, a alguien le ha dado un sarpullido cuando ha visto que había un sacerdote en ella. Hemos vuelto a levantar tantos fantasmas y a reabrir tantas heridas que estos fuegos, que son muy fáciles de encender, resultan luego muy difíciles de apagar. Hemos vuelto a las trincheras y hay personas que quieren vivir permanentemente en ellas”.

Es el diagnóstico de un eclesiástico madrileño tras el contundente comunicado, que se ampara en el anonimato, pues hay mucha cautela en un asunto que no se quiere que descarrile.

El ofrecimiento del Ayuntamiento “demuestra cierta sensatez, en un intento por escuchar a todo el mundo”, señala la citada fuente, que subraya que el Arzobispado “aceptó la invitación como una oportunidad para ayudar a construir, y en un tema que sigue levantando tantas ampollas”. Y destaca igualmente el esfuerzo del arzobispo Carlos Osoro para entenderse con el equipo que dirige Carmena.

Hablan los historiadores: “Es esencial que esté la Iglesia”

Vida Nueva ha consultado a varios especialistas y todos coinciden en que la Iglesia fue y debe seguir siendo protagonista en un análisis constructivo.

El historiador Juan Pablo Fusi se felicita por que la comisión sea “equilibrada” e incluya a personas con “puntos de vista distintos”. De ahí que se muestre esperanzado en que pueda ser sanadora.

El sacerdote e historiador Juan María Laboa comparte esta visión, aunque se muestra escéptico en cuanto a la “autoridad real” que la comisión pueda tener, al constatar que el Gobierno madrileño consulta otras opiniones sobre la materia. “Hay que huir de la tentación revanchist de querer ganar hoy la guerra por parte de quienes en su día la perdieron”.

Más crítico con el fondo de la cuestión se muestra el jesuita e historiador Fernando García de Cortázar: “Estamos perdiendo demasiado tiempo, energía y dinero en tratar de ajustarnos a una llamada Ley de Memoria Histórica que nació con un grave pecado de origen, el de mantener un peligroso guerracivilismo administrado desde la izquierda para dividir y señalar quiénes son demócratas y quiénes no”.

 

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