“La Guerra Civil fue una barbarie, se mire desde uno u otro lado”

Sagrario Garrido Perea, sobrina del sacerdote Felipe Perea, asesinado por los republicanos durante la Guerra Civil

Familiares de mártires asesinados por ambos bandos narran su testimonio en VN

Sagrario Garrido Perea, sobrina del sacerdote Felipe Perea, asesinado por los republicanos durante la Guerra Civil

Sagrario, con un retrato de su tío Felipe, franciscanos, asesinado en 1936

RUBÉN CRUZ | A Felipe Perea (1908-1936) simplemente le tocó. “Nunca tuvo ninguna actitud política, por eso nunca nos preguntamos quién lo mató ni por qué, porque la Guerra Civil fue una barbarie se mire desde uno u otro lado”, explica a Vida Nueva Sagrario Garrido Perea, sobrina del mártir. Ella no tuvo la oportunidad de conocer a su tío, porque el 30 de julio de 1936, el bando republicano le robó la vida al joven franciscano de 28 años y a tres dominicos en la estación de Miguelturra (Ciudad Real).

(…)

El 18 de julio lo sacaron del convento y lo reunieron junto a unos dominicos de la zona. “El jefe de la Casa del Pueblo les dio un salvoconducto para volver a casa”, dice Sagrario. Pero en Miguelturra les esperaba un piquete de milicianos. La gente que estaba en la estación empezó a gritar: “¡Bajen a los frailes! ¡Bajen a los frailes!”. Y en medio del andén les dispararon por la espalda.

La familia no se enteró de su muerte hasta 1939. Y de casualidad. “Una encajera de bolillos de Almagro vino al pueblo a vender sus trabajos. Dios quiso que entrara en casa de mi abuela y preguntara si conocían a un fraile de Villanueva de Alcardete que había estado en Almagro. Mi abuela dijo: ‘Si se llama Felipe, sí, es mi hijo’. Y la mujer contestó: ‘Supongo que sabrán que hace tres años lo asesinaron’”, recuerda emocionada Sagrario.

“No guardo rencor a los franquistas que mataron a mi tío”

Jon Onaindia, sacerdote, sobrino de Celestino Onaindia, sacerdote asesinado por los franquistas durante la Guerra Civil

En la vocación sacerdotal de Jon Onaindia influyó el ejemplo de su tío mártir

Al sacerdote mártir Celestino Onaindia (1897-1936) lo fusilaron cerca del cementerio de Hernani el 28 de octubre de 1936, tras una semana detenido en Ondarrieta (Guipúzcoa. ¿La razón? Según los informes franquistas, Celestino “estaba conceptuado como extremadamente separatista, hablando públicamente en contra de la Causa Nacional”. Un argumento con el que el régimen de Franco no quería poner en peligro el reconocimiento del Vaticano.

Un vecino lo denunció ante el bando nacional. No obstante, “nunca hemos guardado rencor a los franquistas que mataron a nuestro tío”, reconoce Jon Onaindia, sacerdote y sobrino del mártir.

Los Onaindia son naturales de Marquina (Vizcaya). De los siete hermanos del mártir, cuatro se hicieron sacerdotes y una monja. Cuando Jon apenas tenía cinco años tuvieron que huir a Francia, donde se refugiaron durante los años más duros de la Guerra Civil. Al exilio fue toda la familia menos Celestino, quien ya había sido asesinado por los sublevados. Pero la familia nunca lo olvidó: “Siempre hemos hablado sobre él, pero nunca desde el rencor por lo que le hicieron”, indica Jon a Vida Nueva. (…)

 

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