El Episcopado francés escucha a las víctimas de abusos

Abusos sexuales por parte del clero en Francia

Tras su última Asamblea Plenaria, abrirá en todas las diócesis oficinas de atención para luchar contra la pederastia

Abusos sexuales por parte del clero en Francia

MARIE BALZAC (PARÍS) | Reconstruir la confianza. Este es el objetivo de los obispos franceses, que acaban de hacer públicas una serie de medidas para demostrar su firme compromiso contra los abusos sexuales cometidos por miembros del clero. Tras semanas de escándalo por un caso de pederastia en la Archidiócesis de Lyon, la Conferencia Episcopal Francesa (CEF) quiere mejorar su acogida a las víctimas publicando un texto complementario al documento aprobado en el año 2000 sobre el mismo tema.

Desde el pasado febrero, Lyon vive una tormenta mediática tras la demanda presentada contra su arzobispo, el cardenal Philippe Barbarin, por las víctimas de un sacerdote acusado de haber abusado sexualmente de más de 60 niños cuando se ocupaba de un grupo de scouts a finales de los 80 [leer artículo]. Reunidos en la asociación La palabra liberada, los afectados sostienen que, cuando el cardenal llegó años después a la sede, tras conocer los hechos, tendría que haber suspendido al sacerdote e informar a la justicia.

Desde entonces, la prensa ha desvelado varios casos de abusos sexuales vinculados a la diócesis, obligando a la CEF a dar pasos para mejorar su forma de tratar este problema y transmitir a la sociedad que quiere responder a sus preguntas al respecto.

Para satisfacer esta prioridad de la escucha, todas las diócesis pondrán en marcha oficinas de acogida de las víctimas, coordinadas por un organismo permanente de lucha contra la pederastia a nivel nacional. Está prevista la apertura de una web dedicada a este tema, aunque de momento no se conoce la fecha, y una dirección de correo electrónico para recibir los testimonios de víctimas, además de una página que tendrá como objetivo la prevención. Estas y otras medidas son reflejo de la nueva actitud ante casos de pederastia, pues los hechos más recientes han demostrado lo delicada que resulta la gestión de historias antiguas, del tal modo que las pautas concretas establecidas ayuden a tomar las decisiones adecuadas.

Así, los obispos también se han comprometido a investigar todos los casos, “incluso los más antiguos”. Y, si se enteran de hechos precisos, “deberán tomar las medidas de prevención necesarias hasta que decida la justicia”, para que los niños estén protegidos. También se pide que los sacerdotes que hayan cometido abusos se autodenuncien ante un tribunal.

Como última medida a adoptar, se contempla la creación de una comisión nacional independiente, compuesta por expertos (antiguos magistrados, médicos, psicólogos, padres…) y presidida por un laico, con la misión de “aconsejar a los obispos en la evaluación” de ciertas situaciones.

De momento, el ambiente parece más calmado. “Lo que han decidido los obispos era indispensable para volver a tener credibilidad”, consideran los observadores. Sin embargo, queda por ver si “estas medidas serán suficientes para resolver una cuestión –advierte el sacerdote y sociólogo Nicolas Brémond d’Ars al periódico católico La Croix– que tiene que ver con la sociedad entera, y no solo con la Iglesia”.

Más que buenas intenciones

“Nos alegramos de la toma de conciencia que ha suscitado nuestra acción”, confiesa a Vida Nueva Alexandre D., miembro de la asociación de víctimas La palabra liberada. Sin embargo, “muchas de las propuestas de los obispos tendrían que existir desde hace ya tiempo”, lamenta, al tiempo que advierte sobre “el problema más importante” ahora: “Estas células dependerán completamente de la diócesis”, por lo que “haría falta una reflexión sobre su independencia”. Sea como fuere, “con las medidas anunciadas, los obispos demuestran que están actuando, pero esperemos que esto no se quede solo en una declaración de buenas intenciones”, concluye.

En el nº 2.985 de Vida Nueva

 

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