Ricardo Blázquez: “Estamos en una encrucijada”

Ricardo Blázquez en La Razón

Ante la incertidumbre política en España, el cardenal apela a la “responsabilidad” frente a la “ruptura” y la “exclusión”

Ricardo Blázquez en La Razón

Blázquez, en el encuentro de La Razón

JOSÉ BELTRÁN | Sin circunloquios. Tras un “buenas tardes a todos”, expuso de forma directa el panorama al que se enfrenta España: “Estamos en una encrucijada”. “Hace ya más de tres meses de la convocatoria a las urnas y los ciudadanos estamos sumidos en la incertidumbre. Nos preocupa no solo el tiempo transcurrido, sino también las exclusiones en la comunicación”. Así se manifestó sobre el escenario político el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez, en los encuentros La Razón de… que organiza el diario madrileño. “Hay propuestas que a uno le dejan bastante inquietud. Lo que pido es responsabilidad. Es terrible la exclusión. No se puede excluir a la mitad de la ciudadanía”, añadiría después.

Pero, ¿cómo acabar con este bloqueo? Blázquez reiteró la tesis ya planteada en el primer análisis postelectoral del 20-D a Vida Nueva: “Una de las formas para constituir un gobierno es que en un momento un partido diga: ‘No puedo afirmar esto, pero no quiero que la gobernación de mi país se vaya al traste. Entonces, me puedo abstener’. Eso es una forma también de colaboración y generosidad”.

Este panorama le llevó a defender la Constitución como “marco fundamental de nuestra convivencia”. “No es razonable ni legítimo poner en cuestión las líneas fundamentales. Sin esta casa común quedaríamos a la intemperie”, apuntó, recordando que “si estos cimientos se movieran, nuestra convivencia se volvería insegura”. Esto no quiere decir para Blázquez, que la Carta Magna sea intocable: “Ruptura es distinto a actualización, que en algunos aspectos pudiera ser oportuno”.

Libertad religiosa

Desde ahí, el arzobispo de Valladolid abordó el derecho a la libertad religiosa como “inherente a la persona que lo tiene por sí misma y no porque se le otorgue”. Defendió la aconfesionalidad del Estado, que “significa que no profesa ninguna confesión para que todos se puedan sentir igualmente libres y respetados, garantizando una sociedad plural”. Esta perspectiva le permitió defender la presencia de la religión en las aulas: “Es un derecho que asiste a los padres para elegirla para sus hijos. Este derecho es un servicio a los alumnos, a las familias y a la misma sociedad”.

También se puso sobre la mesa la obsesión partidista de revisar los acuerdos Iglesia-Estado como arma electoral. Tomando como partida que el interlocutor con el Gobierno no es la CEE sino la Santa Sede, subrayó que los obispos no tienen problema alguno en que se revise algún punto e insistió en que la Iglesia “no aspira a ser privilegiada ni pretende ser preterida”.

Su análisis de la actualidad le llevó a condenar todo extremismo religioso y salió en defensa de los refugiados: “Cerrar nuestras fronteras para defender nuestro nivel económico es signo de miedo y de debilidad vital”.

El estilo Francisco, la impronta de Blázquez

“Estamos llamados a formar las conciencias, pero no a pretender sustituirlas”. Palabras de Francisco en la nueva exhortación. Blázquez las aplicó horas antes de que se conocieran. Se acabaron los documentos de la CEE que “orientaban” el voto ciudadano ante las citas electorales. No por imposición unipersonal, sino como resultado del debate colegial. “En la última Permanente fue un tema que nos ocupó mucho tiempo. Hay algunos que están de acuerdo con esta no intervención, lo cual no quiere decir desinterés”. Desde ahí adelantó que por mayoría han decidido mantenerse en esta línea de acompañar a la ciudadanía, desde el recordatorio y la defensa de los valores del Evangelio. Sin primar unos sobre otros. Sin condicionar. Sin apuntar. “La Iglesia busca el mayor bien para la sociedad. Nosotros no tenemos una misión política”, explicó.

En el nº 2.984 de Vida Nueva

 

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