Pascua de sangre en Lahore

Atentado islamista en Lahore

Un atentado islamista contra los cristianos de Pakistán causa 72 muertos y 359 heridos

Atentado islamista en Lahore (Pakistán)

Familiares de las víctimas se lamentan desconsolados en sus respectivos entierros

ETHEL BONET (BEIRUT) | Como en cualquier otra parte del mundo, los cristianos de Pakistán celebran el Domingo de Resurrección en familia. Amaneció un día soleado y muchas familias de Lahore, donde viven 30.000 cristianos, salieron de picnic al parque Gulshan Iqbal, el mayor de la ciudad, para disfrutar del buen tiempo. Pero, una vez más, el delirio de los extremistas islamistas convirtió la Pascua en un baño de sangre. Hasta 72 personas (la mayoría, mujeres y niños) fueron asesinadas después de que un terrorista suicida hiciera estallar el cinturón de explosivos que llevaba adosado al cuerpo en la entrada del parque público. Una facción del Movimiento Talibán de Pakistán (TTP), Jamaat ul Ahrar, se atribuyó la autoría del ataque suicida y dijo que estaba dirigido contra la comunidad cristiana de Lahore.

Según el informe de la policía, el suicida portaba una bomba de 20 kilos, que detonó en uno de los aparcamientos del parque, frente a un área recreativa infantil. Entre los muertos habría diez cristianos, mientras que la cifra de heridos asciende a 359, de los que 49 también son cristianos. Pese a dirigirse el ataque contra la minoría cristiana, a esa hora el parque era transitado por todo tipo de personas, en su mayoría musulmanas.

Los heridos fueron transportados a los hospitales en taxis y en los típicos motocarros rickshaws, debido a “la escasez de ambulancias”, indica un periodista local a Vida Nueva, remarcando que la situación era caótica: “Había decenas de cuerpos apilados en las salas del hospital debido a que la morgue estaba abarrotada de cadáveres”.

“La explosión fue tan fuerte que se escuchó en todo el distrito”, explica a esta revista Rifat Alam, un vecino de Allama Iqbal Town (el barrio de Lahore donde ocurrió la explosión). “Gracias a Dios estamos todos bien”, nos dice este musulmán converso al cristianismo. “El Instituto de San Antonio [donde estudian sus dos hijas] ha cerrado por tres días de luto”, señala, antes de denunciar que “fue un ataque deliberado contra los cristianos”, que representan el 2% entre una población de 180 millones de musulmanes.

“Cuerpos volando”

“Cuando ocurrió la explosión, las llamas eran tan altas que llegaron por encima de los árboles y vi cuerpos volando por el aire”, relató al Express Tribune Hasan Imran, un vecino que vive a 30 metros del parque. Entre el dolor y la frustración, los familiares y allegados despidieron este lunes a las víctimas de la masacre. Junaid Maish, de 16 años, uno de los diez cristianos fallecidos, fue enterrado en el barrio de Youhanabad, rodeado por su familia, con la que el domingo pasaba la tarde en el parque de Gulshan Iqbal.

Este es el atentado más mortífero desde 2014, cuando otro suicida se inmoló en un colegio militar de Peshawar, matando a 125 alumnos. Es un aviso a la minoría cristiana perseguida de que su credo religioso no es bienvenido en Pakistán. Jamaat ul Ahrar, la milicia que ha reconocido el atentado, se fundó hace dos años, después de un desacuerdo con el movimiento talibán. De hecho, se erigen como los auténticos talibanes, ya que se oponen a cualquier negociación con el Gobierno de Pakistán y entre sus objetivos está atacar a las minorías religiosas.

Atentado islamista en LahoreLos fanáticos se han esforzado por encontrar una justificación teológica para el alto número de víctimas civiles que causan en los ataques suicidas. Aunque sus argumentos fundamentalistas son rechazados por las principales autoridades religiosas del país, sus teorías radicales siguen siendo predicadas en las mezquitas más extremistas y en la mayoría de escuelas coránicas (madrazas) del país.

Pakistán se ha convertido en el semillero del radicalismo islámico. En el país musulmán hay alrededor de 28.000 madrazas. La proliferación de las escuelas córanicas comenzó en los años 80, bajo el régimen golpista del general Muhamed Zia Ul Haq. El dictador inició el giro hacia el islamismo, apoyando a los grupos que lucharon contra el ejército soviético en Afganistán. Además, fortaleció a los partidos islámicos y contribuyó a la financiación de las escuelas coránicas en Pakistán.

Significativamente, las primeras madrazas se establecieron en los campos de refugiados afganos, de donde salieron los estudiantes (tradución de talibanes) para luchar contra las fuerzas soviéticas en Afganistán. Sin el apoyo incondicional de los servicios secretos paquistaníes (ISI) y del propio ejército a los mulás (clérigos islámicos), el movimiento talibán no habría vencido en Afganistán.

La sucesión de gobiernos corruptos y golpes militares, así como la financiación saudita de las madrazas deobandis (una escuela de pensamiento suní radical muy extendida en el sur de Asia), contribuyó a la islamización de Pakistán. La doctrina deobandi apoya abiertamente la yihad.

Sin escuela pública

A todo ello, hay que añadir la mala gestión del sistema educativo estatal, cuyo vacío lo han llenado las escuelas coránicas. Pakistán apenas dedica un 3% de su presupuesto a la educación, por lo que la mayoría de los niños que provienen de familias con pocos recursos tienen que ir a los seminarios religiosos porque “no tienen ningún otro lugar donde educarse”, se queja a Vida Nueva Wakil Khan, ex secretario de Asuntos Religiosos en Islamabad. Las madrazas ofrecen educación gratuita, una pequeña ayuda económica para los alumnos, comida y un lugar donde dormir. Por ese motivo, “los ciudadanos más pobres mandan a sus hijos a los seminarios religiosos, porque el Estado no les da apoyo en materia de educación”, lamenta el ex secretario de Asuntos Religiosos.

El problema es que la mayoría de las madrazas contribuyen de forma indirecta al extremismo y al terrorismo, al crear “un estado de ánimo entre sus estudiantes muy cerrado y que los deja vulnerables a los extremistas islámicos”, denuncia Wakil. “La cuestión del terrorismo no tiene que ver con las madrazas en sí mismas, sino con la ideología que enseña el sector más radical del islam”, puntualiza.

Wakil reconoce que las operaciones militares del ejército paquistaní contra los feudos talibanes en la frontera con Afganistán “no ayudan a combatir el terrorismo islamista. Únicamente una educación basada en la tolerancia religiosa podrá impedir las masacres contra inocentes”.

Otro golpe en Irak

Desgraciadamente, los atentados en Bruselas y Lahore no han sido los únicos que se han producido estos días. Especialmente impactante ha sido el que ha tenido lugar en Alejandría (Irak), el pasado día 26, cuando un kamikaze del autodenominado Estado Islámico puso el trágico final a la ceremonia de entrega de trofeos tras un partido de fútbol. Tras hacer explotar una bomba que llevaba adosada a su cuerpo, 30 personas perdieron la vida y otras 95 resultaron heridas. Entre los fallecidos está el propio alcalde de la ciudad, Ahmed Chaker.

En el nº 2.982 de Vida Nueva

 

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