Análisis sobre la visita de Barack Obama a Cuba
DAGOBERTO VALDÉS, director de la revista cubana ‘Convivencia’ | La visita de Barack Obama a Cuba (21 y 22 de marzo), primera de un presidente estadounidense en 88 años, abre una nueva etapa para ambos países. Aunque la prensa oficial sigue con la misma sospecha, descalificación y lenguaje de tiempos pasados, para el pueblo ha sido algo positivo, respetuoso, cercano y alentador. Una dicotomía preocupante y anacrónica.
Un primer balance sugiere que:
- 1. La visita es una señal inequívoca del cambio de política de Estados Unidos hacia Cuba y un esfuerzo significativo para hacer de esa política una cuestión de Estado.
- 2. Este cambio ha descolocado a ciertos sectores oficiales y ha derrumbado el obsoleto pretexto del “enemigo externo” y del “país sitiado” que ha intentado justificar, durante más de medio siglo, la penalización de la discrepancia, la falta de libertades y la violación de los derechos humanos.
- 3. Ha quedado muy claro que Estados Unidos no va a invadir Cuba, ni a interferir, diseñar ni, mucho menos, protagonizar su futuro, ni disminuir la soberanía de los cubanos.
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