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‘Trento. ¿Qué pasó en el concilio?’


Un libro de John W. O’Malley, SJ (Sal Terrae) La recensión es de María Jesús Fernández Cordero

Trento. ¿Qué pasó en el concilio?, John W. O’Malley, SJ (Sal Terrae)

Título: Trento. ¿Qué pasó en el concilio?

Autor: John W. O’Malley, SJ

Editorial: Sal Terrae

Ciudad: Santander, 2015

Páginas: 336

MARÍA JESÚS FERNÁNDEZ CORDERO | El Concilio de Trento fue un acontecimiento extraordinariamente complejo, cuyo desarrollo se prolongó por espacio de dieciocho años (1545-1563), en tres etapas diferentes, con suspensiones intermedias que no garantizaban su continuidad y en difíciles circunstancias históricas. Su imagen ha quedado perfilada más por una serie de mitos asociados que por un conocimiento profundo y sereno de aquella cita eclesial.

La intención del autor, el jesuita estadounidense John W. O’Malley, profesor de la Universidad de Georgetown, es acercarnos a este conocimiento en una obra asequible, a la vez al alcance de todos los públicos y de utilidad para historiadores y teólogos, con la cual espera “desactivar algunos de los muchos mitos y malentendidos que existen acerca del Concilio de Trento”. Hay que decir que logra esta finalidad. Estamos ante un trabajo bien documentado en las fuentes y que incorpora los avances de la investigación más reciente. Con un estilo literario austero y ágil, de fácil lectura, desarrolla a lo largo de seis capítulos (precedidos de una Introducción y seguidos de un Epílogo, ambos imprescindibles) exactamente la pregunta planteada en el subtítulo: ¿Qué pasó en el concilio?

El lector se encontrará ante una historia nada triunfalista; por el contrario, se adentrará en unos acontecimientos marcados por la contingencia, la debilidad, la incertidumbre ante los retos históricos planteados a la Iglesia. Gracias a un primer capítulo que sitúa el preludio del siglo XV, podrá entender el retraso en la convocatoria del Concilio, los temores de los papas y las demandas de reforma. A lo largo de todo el desarrollo, desde la lucha por la convocatoria hasta la conclusión del Concilio, podrá situarlo en el panorama político y religioso del tiempo, comprender las intervenciones e intereses de los monarcas europeos y las directrices de los pontífices, y entender por qué fue imposible restaurar la unidad de la Iglesia.

Las tensiones a las que se vio sometida la asamblea fueron enormes, tanto a causa de las presiones externas como por la configuración interna de la misma y los distintos grados de compromiso con la reforma de la Iglesia. Los legados pontificios fueron el paradigma de tales tensiones: su papel mediador fue esencial; sometidos a un estricto control de Roma y con capacidad exclusiva para determinar los temas a tratar, se encontraron con una asamblea que tenía conciencia de sí misma y que no se iba a limitar a asentir pasivamente.

Este aspecto de las tensiones, los conflictos y las crisis, es uno de los más interesantes y mejor tratados por el veterano historiador, y nos permite percibir los riesgos de ruptura, el valor de la diplomacia, el sentido de las decisiones y los esfuerzos por sacar adelante el Concilio de Trento. Igualmente, el papel de los teólogos y de los canonistas, el método de trabajo, o la importancia de determinadas reuniones (como las que llevó adelante el cardenal Morone en la última fase del Concilio), nos dan idea de las dinámicas cotidianas y de las posturas esenciales ante los diversos temas tratados en el aula conciliar.

Pastoral y doctrinal

“Contrariamente a la imagen que se ha popularizado de él, Trento fue un concilio que tuvo en cuenta tanto la dimensión pastoral como la dimensión doctrinal de la Iglesia”. Ambos aspectos, abordados por el Concilio en paralelo, son tratados de modo equilibrado en el presente libro: sin ser una obra de teología, el lector podrá comprender los elementos doctrinales que estaban en juego; al mismo tiempo, las cuestiones “de reforma” tenían indudable trascendencia pastoral e implicaciones financieras muy concretas.

El hecho de que el ministerio episcopal fuese el objetivo prioritario de la reforma (con la dura crisis en torno al deber de residencia de los obispos en las diócesis) fue expresión de la búsqueda de una renovación pastoral profunda. No obstante, finalmente, esta sería fruto más de la asimilación verdadera de un ideal evangélico por parte de prelados responsables, que dieron ejemplo de ser obispos reformados, que de la imposición de una legislación que encontró también sus resistencias.

En la línea de desactivar mitos y prejuicios, otra aportación destacada de estas páginas consiste en distinguir y precisar todo lo ocurrido y lo decidido en el marco del Concilio de los elementos (líneas de actuación y decisiones) posteriores: no todo lo tridentino procede del Concilio mismo de Trento, pero sí ha contribuido a la construcción de ciertos mitos de larga duración. Esta obra nos revela la complejidad de la historia.

En el nº 2.979 de Vida Nueva

Actualizado
04/03/2016 | 00:40
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