Si yo fuera joven…

FERNANDO SEBASFernando Sebastián, cardenal arzobispo eméritoTIÁN | Cardenal arzobispo emérito

Evangelizar no es solo anunciar el evangelio de Jesús. Es ayudar a creer y a crecer en la fe. Y para crecer en la fe, hace falta un ámbito de fe; vivir es convivir; y por eso, vivir cristianamente requiere un ambiente en donde se pueda convivir cristianamente con normalidad. Convivir cristianamente en la familia, en el trabajo y en el ocio. Hace falta convivir en un grupo cristiano.

Si yo fuera joven buscaría la colaboración de un banquero, un constructor y un arquitecto, y promovería una urbanización, un barrio, un pueblo nuevo o renovado. Con su templo, su escuela (que fuera a la vez un centro cultural) y varios centros de trabajo. De tipo urbano o rural. Como fuera posible.

Sería una promoción en la que el primer rendimiento no fuera económico, sino humanista, hacer que el dinero se rentabilice en humanidad. Con casas a la medida de familias cristianas, con hijos y con abuelos. A precios razonables, con facilidades de pago. Y las ofrecería a familias que quisieran vivir cristianamente, con criterios cristianos, enteramente humanos, sin presiones laborales ni económicas ni políticas, sin ambiciones ni derroches, en sobriedad y fraternidad. Y la llamaría Villa Alegría.

Algo parecido hicieron los monjes en el primer medioevo. Así nació Europa. Y así tiene que renacer la Iglesia y la cultura cristiana del siglo XXII, en España y en Europa. Ahora lo tienen que hacer grupos de familias cristianas, pero cristianas de verdad, en todo el conjunto de la vida.

Me dirán que esto es un sueño. No lo creo. Habría que estudiar cómo superar las dificultades legales y prácticas. La primera, la codicia que pervierte costumbres y ordenamientos. La avaricia, que es una idolatría, dice Pablo. Y la idolatría se vence con la fuerza y la luz de una fe cristiana, sincera y efectiva. Una fe que actúa por el amor.

En el nº 2.979 de Vida Nueva

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