María Luisa de Prusia: “Intento devolver lo que Dios me ha dado”

Entrevista con la única princesa de Prusia que ha abrazado el catolicismo

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ÁNGELES LÓPEZ | Bella, elegante, aristocrática, bisnieta del último emperador de Alemania, prima de la reina emérita, Doña Sofía, y mujer del conde Rudi, la princesa María Luisa de Prusia lleva más de cuarenta años siendo un referente solidario en la sociedad marbellí. Su vida es ilustre y prosaica a partes iguales. La mujer que aterrizó en Marbella por amor hace cuatro décadas, divide los días entre su familia y la solidaridad; entre los jardines del Marbella Club –pulmón hotelero de la Milla de Oro al que su marido está vinculado– y la presidencia de la Asociación Concordia Antisida.

PREGUNTA.- ¿La solidaridad requiere mucho afán?

RESPUESTA.- ¡Es un no parar!, pero es mi vida. Yo no podría vivir aquí jugando al golf, de cóctel en cóctel. Mi vida es ayudar. Fui enfermera de niños, trabajé en Somalia, estuve 20 años en UNICEF y ahora hago todo lo que sé y puedo en la Asociación Concordia. Una tía mía me leyó la mano cuando era adolescente y me dijo que tendría una existencia llena de suerte y felicidad… Así ha sido. Lo menos que puedo hacer es devolver un poco de lo mucho que Dios me ha dado.

P.- De entre todas la acciones solidarias por las que se podía decantar, ¿por qué el Sida?

R.- Porque he visto que nadie se atrevía a hacerlo. Había rechazo hacia los afectados por esta enfermedad. Una sanitaria me pidió ayuda y creí que era mi obligación abrir los ojos de los demás hacia este gran problema e intentar cambiar la mirada y la mente de aquellos que no la padecen. Estando en la asociación, puedo saber cómo está cada uno de ellos, dónde va destinado cada euro…

P.- Es prima de Doña Sofía, y siempre se han llevado muy bien. Ahora que es soberana emérita, ¿tienen más tiempo para verse?

R.- Hace unos meses nos visitó en Concordia, en nuestro pequeño centro en San Pedro y fue una gran alegría. Lo hizo de forma privada y disfrutamos con el encuentro. Ahora que se ha descargado su agenda, confiamos en poder vernos más. Lo esperamos las dos. Pero es difícil, porque, cuando ella se desplaza, tiene que llevar mucha seguridad, y no quiere ser gravosa para las arcas del Estado. Es una reina muy austera. Seré yo la que intente ir a Madrid, sin que se entere nadie.

P.- ¿Qué tal la vio?

R.- Muy bien. El rato que tuvimos de almuerzo, en casa, fue muy familiar y muy bonito. Pero no nos dio tiempo a hablar de todo lo que hubiéramos querido… Nos tenemos mucho cariño.

P.- ¿Cree que Don Felipe y Doña Letizia están cumpliendo con sus deberes de monarcas?

R.- Lo están haciendo fenomenal. Tenemos un joven rey, preparado, inteligente y, para colmo, ¡guapo! Además ha tenido un ejemplo fantástico en sus padres. Cuenta con el apoyo de Doña Letizia que es una mujer muy formada. Y ¡qué educadas tienen a sus niñas!

P.- ¿Es usted creyente?

R.- Soy católica, aunque por educación debería ser protestante. Pero mi madre, la condesa Hoyos, era española y católica y así me inculcó esos valores y esa fe. De hecho, soy la única princesa de Prusia que ha abrazado el catolicismo, el resto son protestantes.

P.- Y como princesa católica, ¿ha tenido la oportunidad de conocer al Papa?

R.- Conocimos a Benedicto XVI en una audiencia familiar, pero al papa Francisco no le conozco. Ojalá pueda verle pronto. Tengo muchas ganas. Me parece un pontífice fenomenal. Una gran cabeza que intenta mejorar todo lo que hacía falta en el seno de la Iglesia. Ojalá no le pase nada y pueda seguir adelante con la tarea que se ha marcado.

Dicto sentencia

  • “Hubo una época en la que criticaban nuestras galas. Pero olvidan que quienes vienen con sus joyas y sus trajes de firma, también pagan 300 euros por un cubierto, dinero que va directamente a nuestro trabajo para atender a 145 enfermos de Sida y a sus familias o a campañas de prevención”.
  • “Me apasiona la jardinería y leer. Ahora estoy devorando las memorias de una princesa de Baviera que van desde su juventud hasta su ingreso en el campo de concentración de Buchenwald”.

En el nº 2.979 de Vida Nueva

 

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